¿Ha avanzado la participación femenina en el mercado laboral peruano? Aunque es difícil encontrar estadísticas anteriores a 1990, sí están disponibles series para Lima Metropolitana. Así, encontramos que la participación femenina en el empleo total en 1979 fue de 35,6%, mientras que en el 2018 llegó a 46%.
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Lo llamativo de este dato es que el salto entre 1979 y 1998 (8,9 puntos, llevando la participación a 44,5%) fue seis veces el ocurrido entre 1998 y el 2018 (1,5 puntos). De hecho, para el 2008, había retrocedido a 43,6%. De este modo, el avance de la participación femenina en los últimos 20 años fue mucho más lento que en los casi 20 años previos; sin embargo como a fines de los 70 la base era muy baja, se facilitó la expansión.
Pero, aunque la fuerza laboral femenina ocupa casi 1 de cada 2 puestos de trabajo, ello no ocurre en los niveles de mayor responsabilidad. En particular, según PwC, Centrum PUCP y Women CEO Perú, solo cuatro de cada 10 compañías líderes de la bolsa limeña cuentan con al menos una mujer en su directorio, mientras que Aequales y la Cámara Española encuentran que alrededor del 20% de los puestos directivos está ocupado por mujeres (18,1% si únicamente se considera a las empresas con más de 1.000 trabajadores).
Esto se observa incluso en instituciones que son modelo en otros aspectos, como el BCR. Consideremos la composición de su directorio desde 1993, tras la promulgación de su actual Ley Orgánica, la que ha permitido el buen funcionamiento que hoy demuestra y es reconocido internacionalmente.
Desde entonces, únicamente tres mujeres ocuparon una posición en el directorio. Y solo entre el 2007 y el 2010, hubo dos directoras al mismo tiempo. La primera mujer en el directorio del BCR fue Teresa Pareja Liñán -entre 1975 y 1977- cuya firma aparece en los billetes guindas de 1.000 soles de oro con las figuras de Grau y Bolognesi emitidos en 1975. Signo de esos tiempos, en ellos figura como director, no como directora.
Así, considerar que la participación de mujeres en los directorios debe incrementarse ya, es como pretender que las pensiones sean buenas cuando las remuneraciones no lo han sido: nos fijamos únicamente en la punta del iceberg. Consideremos que en el 2018, solo 14 de 249 empresas cotizando en la BVL contaban con una CEO. Dado que las empresas con mujeres en los principales puestos de gestión son aún escasas, es difícil que accedan a puestos superiores. Como sugiere la generación de nuevos empleos femeninos en Lima, el ritmo de avance es más lento que lo deseable.