Para muchos sectores, el 2020 será un año de decrecimiento. No es el caso de quienes ofrecen servicios básicos de telecomunicaciones en el ámbito corporativo y para los proveedores de tecnología. En esta entrevista Eduardo Zagazeta, gerente general de GTD Perú, nos cuenta qué retos han enfrentado en estos días y cuáles son sus planes a futuro. Refuerza, además, su interés por comprar la Red Dorsal para brindar Internet de alta velocidad.
MIRA: Huawei: ¿Cómo fue que pudo sobrevivir sin ser el novio oficial de Google?
-¿Cómo han sido los primeros días de pandemia para ustedes? ¿Qué dificultades encontraron?
Había que seguir operando, pero el problema era que teníamos muchos clientes afectados. Se ha tenido que trabajar caso por caso. No hemos apreciado un rompimiento de la cadena de pagos, pero sí complicaciones para mantener los servicios en determinadas zonas o sectores.
-¿En qué casos?
Clientes ligados al sector turístico. Los hoteles y restaurantes están pasando por una situación muy complicada. A ellos se les ha reducido prestaciones, porque siguen operando en lo básico, pero necesitan mantenerse comunicados y reducir el exceso de contratación. Nos hemos ido adecuando a la realidad de cada cliente. En los sectores industriales, en cambio, todos los requerimientos tienen que ver con la cadena productiva. Están trabajando a full, al 100% y demandan ampliaciones, más y nuevos servicios para adecuarse a los desafíos.
Además está todo el despliegue del teletrabajo.
Sí, nos toca ser facilitadores para adecuarlos al teletrabajo, que ha llegado para quedarse. Los estamos acompañando en ese proceso acelerado de transformación digital. La primera semana hemos estado muy cercanos a los clientes para ayudarlos a esta adecuación y a lograr la continuidad de las operaciones.
-¿Cómo ha sido en el caso de las mineras?
Tenemos algunos clientes mineros que han ido operando más o menos dependiendo de los protocolos de sus regiones. Venimos implementando la red de fibra óptica para Quellaveco, por ejemplo, quienes estuvieron paralizados por la coyuntura, pero ya se ha reactivado en mayo y les estamos llevando fibra. Este mes se han empezado a dinamizar más proyectos.
-¿Y toda esta situación ha afectado sus metas o perspectivas que tenían para el negocio antes del COVID-19?
Hemos detectado un cambio en la composición de los ingresos. Hay servicios y segmentos afectados que tendrán menos ingresos pero hay otros clientes que están compensando la caída. El balance final se proyecta bien. Cerramos el 2019 con 19,5% de crecimiento. Este año vemos que vamos a crecer lo esperado, un 21%.
-¿Y se mantendrá el ritmo de inversiones?
Los planes se mantienen, están inalterados. Felizmente hemos tenido inversiones importantes en años anteriores que permitieron poder atender la demanda. Montamos el centro de datos de alta disponibilidad el año pasado, el cual garantiza la continuidad operacional. Ahora, en esta emergencia, tuvimos la infraestructura lista para dar un soporte ‘cloud'.
-Entonces, ¿siguen en pie todos los proyectos?
Sí. El grupo es muy sólido. En todos los países – Perú, Chile, Colombia – todos los proyectos están inalterados. En todos los sectores. Eso sí, los análisis financieros son más estrictos y críticos. En Perú este año vamos a ampliar la cobertura de red en diferentes provincias en donde ya operamos. En enero-febrero nos adjudicamos el proceso de conexiones para llegar a donde está la ONPE, con fibra óptica. Además, vamos a construir otro centro de datos en el mediano plazo, ya estamos evaluando el lugar. Y tenemos el proyecto de fibra en Iquitos, que está en etapa de diseño. Y en cinco años construiremos el cableado submarino en costa peruana. Ese es el más emblemático y estimamos implicará unos US$120 millones.
-¿Y la Red Dorsal? Ya han mencionado antes su interés en comprar dicha red, ¿o lo han descartado?
No está descartado. La queremos, pero el Estado debe evaluar qué va a hacer.
-Azteca ya dijo que se va y el MTC está evaluando cómo será el cierre del contrato. Se buscará un interventor y tendrá una nueva licitación con un nuevo modelo.
El problema viene de mucho tiempo atrás. Nuestra recomendación es la misma de hace tres años: sabíamos que esto no iba para más. Azteca no quería seguir con el proyecto. Y nosotros desde ese momento nos declaramos con interés de comprar la red. Es un activo que nos interesa. Lo seguimos de cerca, pero consideramos que no debe estar en manos del Estado sino vendido a un privado. Esa es nuestra posición.
-¿Considera que se están tomando las decisiones apropiadas? ¿Se postularían para ser ese interventor o administrador temporal hasta que salga la licitación?
Es difícil que seamos un administrador de recursos. El valor está en el activo. Y se ha depreciado. La pérdida es incalculable. Cada año vale menos. No solo es el cable de fibra, son los equipos que iluminan. La vida útil de ellos es de cinco años y el 2021 cumplirá cinco años, nos interesa la venta. El Estado llegó a una conclusión: no Azteca, pero no hay nada nuevo, sigue en lo mismo (concesiones). Un interventor solo genera mayor costo para este desenlace. Lo mejor sería acelerar los procesos de cancelación [del contrato con Azteca] y, en paralelo, armar la nueva figura para esa red. Si quiere otro concesionario o dar diferente reglas, pero el Estado sigue involucrado, estamos en un cambio de figura con el mismo problema de fondo. Lo mejor es la venta total.
-Si lo comparamos con una carretera, en donde se paga un peaje, ¿cuál es la diferencia en el gasto de mantenimiento de una red de fibra?
Son negocios con distintas dinámicas. Es más caro construir la carretera, pero mantenerla es más barato que una red de fibra óptica. El negocio de una carretera es de un plazo más largo que el de la fibra óptica. La operación y la gestión de red de fibra es compleja. De manera permanente y dinámica se van modificando servicios. La infraestructura operacional para poderla mantener operativa es de mayor complejidad que una carretera. No es comparable. Un intermediario dilata y eso genera más costos y mayores riesgos, así que seguiremos en más de lo mismo. Es contraproducente. Si el Estado vende ya no tiene que que asumir la depreciación y el mantenimiento. Esa red cuesta mantenerla.
-Hoy el Estado gasta decenas de millones en ese mantenimiento.
[El Estado] Es quien más está perdiendo. Todo el tiempo que demora para encontrar una salida le cuesta al Estado peruano. El valor de red es para 20 años y ya pasaron 4 años. Eso ya no se podrá recuperar, la compra será sobre el valor de 15 años. Luego habrá que reinvertir. El mantenimiento de la red es oneroso y es el costo más alto después de la construcción. No conviene que lo tenga el Estado.
EL DATO
- La Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO) es un proyecto que implica el tendido de 13,500 kilómetros de fibra óptica en todo el país ( que conectará Lima con 22 capitales de región y 180 capitales de provincias) para brindar Internet de alta velocidad.