Turismo en las playas del norte: empresarios comienzan a quebrar por caída de ocupación de hoteles

Hoy la emergencia sanitaria resulta nefasta para este sector. Sin camas UCI disponibles en ninguna de estas cuatro regiones, según la Defensoría del Pueblo, la prohibición del acceso a sus playas –dictada desde el 22 de diciembre– tiene mucho sentido. No importa qué tan icónicas sean, como es el caso de Huanchaco (La Libertad), Pimentel (Lambayeque), Cabo Blanco, Colán, Vichayito, Órganos, Máncora (Piura) o Zorritos y Punta Sal (Tumbes).

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Peor aún si, desde esta semana, La Libertad y Tumbes son consideradas por el Ejecutivo regiones de alto riesgo, mientras que Lambayeque y Piura llevan la calificación de muy alto riesgo. “El resultado es terrible para nosotros”, comenta a El Comercio José Miguel Alzamora, director regional de Turismo de Piura.

El funcionario señala que, desde que se prohibió el acceso a las playas piuranas, los hoteles de su litoral han sufrido un gran número de cancelaciones de reservas. Ya no suspensiones, como ocurría en meses anteriores, sino pedidos de cancelación y devolución del pago. “Así las cosas, los hoteles de destinos como Máncora están operando entre el 10% y el 50% de su capacidad, cuando en noviembre o diciembre habían alcanzado el 70% y hasta el 100%”, anota.

Alzamora indica que, habida cuenta de que muchos de estos negocios son pequeñas y medianas empresas que están quebrando, les vendría bien que el Gobierno reevalúe la prohibición del acceso a sus playas. Al menos desde el 31 de enero, cuando la actual medida pierda su vigencia. “Nosotros hemos calculado el aforo que cumple con los protocolos sanitarios y recomendaciones, que promedia en los 2.000 veraneantes por playa, un número que se debería tomar en cuenta”, destaca.

Una situación similar se vive en los balnearios de La Libertad y Tumbes, apunta Fredy Gamarra, gerente general de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Afines del Perú (Ahora).

OLA DE CALOR

En cuanto a Lambayeque, las restricciones de movilidad que se cumplirán allá desde este 15 de enero le han dado el tiro de gracia a sus hoteles, restaurantes, agencias de viajes, transportistas y guías turísticos, precisa a este Diario Julio César Fernández, gerente regional de Turismo de esta localidad.

“Aquí ya esta industria había perdido S/200 millones por las disposiciones del año pasado [que nos afectaron de marzo a octubre]. Ahora estas pérdidas se incrementarán en otros S/50 millones, por lo menos, debido a la prohibición del acceso a nuestras playas, y al toque de queda de 7 p.m. a 4 a.m., además de la disposición de inamovilidad los domingos”, refiere el experto.

Fernández comenta que, con tales restricciones, es poco lo que pueden ayudar al sector otros atractivos de Lambayeque, como el Museo de las Tumbas Reales de Sipán, Túcume, Pómac, Chaparrí o Zaña.

Además, el funcionario hace notar que medidas tan radicales pueden incentivar la informalidad en esta industria, que ya en tiempos prepandemia era alta. Sirve recordar aquí que, según la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), en el Perú al menos el 70% de las empresas del sector operaba en la informalidad en el 2020.

Todo esto en un contexto en el que, al menos durante los meses de verano, la temperatura se eleva fuertemente en el norte. En Lambayeque ya alcanza los 29 °C, y eso que recién es quincena de enero, indica Fernández.

BONUS TRACK: IMPACTO EN LOS VUELOS

El transporte aéreo no es ajeno al impacto negativo sobre el turismo en las playas del norte, comenta a El Comercio Evans Avendaño, gerente general de Aeropuertos del Perú (AdP), empresa que opera los terminales de Trujillo, Chiclayo, Talara, Piura y Tumbes, entre otros. “Estos destinos impulsaron los viajes el año pasado”, precisa. Ahora la situación es muy distinta.

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