La guerra comercial que enfrenta a las empresas de generación eléctrica ha trascendido las fronteras de lo privado para convertirse en un problema de interés nacional.
De público interés, por ejemplo, es su impacto en las tarifas eléctricas, un debate que ha capturado la atención de especialistas en energía, economistas, industriales, periodistas, abogados y hasta de los pensionistas del Fonavi. Pocos han puesto atención, sin embargo, a sus repercusiones en el mercado de gas natural.
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Nos referimos, específicamente, al impacto de las nuevas normas propuestas por el sector Energía y Minas para lidiar con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que le ordena volver a regular los costos del gas natural.
De acuerdo a expertos en energía y gas natural, estos cambios en las reglas de juego impactarán las tarifas y los proyectos de masificación del gas natural, incluyendo iniciativas emblemáticas como el SIT Gas (gasoducto al sur).
“El Perú no se está dando cuenta de la implicancia que esto tiene para los consumidores de gas. Se ha hecho una pelota de nieve enorme con repercusiones nacionales, que afectarán hasta a las amas de casa”, alerta Amadeo Arrarte, socio de Calden Consultoría y exdirector de regulación de Cálidda.
¿De qué se trata esta amenaza que nadie está viendo?
DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA
El gas natural y la electricidad están íntimamente enlazados. Ocurre así desde el 2004, cuando el gas de Camisea arribó a Lima y encendió la central térmica de Ventanilla (Enel), ancla del ducto de Camisea.
El objetivo fue beneficiar a industrias y hogares con tarifas eléctricas baratas a través del uso intensivo del gas natural en generación térmica (sustituyendo al diésel y el carbón, más caros y contaminantes).
Una meta que se cumplió con creces. Según un reciente informe de Macroconsult, entre 2004 y 2019 Camisea generó ahorros por más de US$100,600 millones para todos los sectores económicos y, especialmente, para el eléctrico.
Al día de hoy, las termoeléctricas a gas natural producen la mitad de la energía eléctrica del Perú y consumen el 70% del gas natural distribuido en Lima, generando con este gran flujo, que el precio de este energético sea bajo y competitivo.
Para llegar a este punto, sin embargo, el gobierno debió armar una compleja estructura, que incluía la obligación de suscribir contratos en firme con los proveedores y transportadores de gas natural bajo la modalidad take or pay (compra o deja) y ship or pay (transporta o paga).
Por esta razón, debería resultar evidente que un cambio en esta mecánica tendría que impactar en el mercado de gas natural.
De acuerdo a Arrarte, eso es precisamente lo que ocurrirá si se aprueba la nueva propuesta regulatoria para los costos del gas natural, diseñada por Osinergmin y el COES, que modifica los contratos take or pay y ship or pay ,
TARIFAS DE GAS MÁS ALTAS
“La modificación de esta metodología originará que los generadores térmicos que tienen contratos en firme busquen cambiarlos de inmediato porque van a variar las reglas de juego con las que contrataron”, explica Arrarte.
A su entender, esto producirá un “forado enorme” en los distribuidores de gas natural, porque se quedarían sin sus principales demandantes.
La desaparición de esa demanda, advierte Arrarte, ocasionará que las tarifas de gas natural suban considerablemente.
“La tarifa media de gas natural, de donde salen las demás categorías tarifarias, pasará de US$26,4 a US$33 cada mil metros cúbicos, un incremento [de cerca de 30%] nunca antes visto”, precisa el especialista.
Esto significa una subida en toda la línea de las tarifas industriales, residenciales, comerciales y de gas natural vehicular (GNV).
Pero no solo eso. Arrarte advierte que esta situación desincentivará los planes de inversión en nuevas redes de ductos urbanas.
“Cálidda, Contugas y Quavii deben estar pensando en este momento cómo van a clarificar su panorama para saber cuánto van a invertir y qué certeza tienen para comprometerse con nuevos consumos [de gas]”, explica el especialista.
La lección es clara para él: “No se pueden hacer cambios en el sector eléctrico sin pensar también el sector de gas natural porque ambos están amarrados”, anota.
Así lo sostiene también Anthony Laub, socio de Laub & Quijandría, quien ha llegado a la misma conclusión desde el lado opuesto del ring eléctrico.
FRENO A LOS GASODUCTOS
Para Laub está claro que lo costos fijos de las centrales térmicas deben variabilizarse, en cumplimiento de la sentencia de la Corte Suprema que ordena volver a regular los costos del gas natural.
Sin embargo, ve un grave problema en la manera en que el Minem está maniobrando para manejar esta situación.
Evidencia de esto es la reciente publicación del DS 003-2021-EM, con el que el viceministerio de electricidad busca remendar el sector eléctrico, parchando el sector hidrocarburos.
¿Qué dice esta norma? En corto, este decreto busca fortalecer el mercado secundario del gas natural – hoy inexistente – con la finalidad de atenuar el impacto de la variabilización de los costos fijos del gas natural en el precio spot.
“Lo que el Minem intenta con esta norma es evitar que el precio spot suba mucho, pero lo único que está logrando es tapar un hueco en el sector eléctrico, metiendo un huecazo en el sector de hidrocarburos”, anota Laub
A su entender, esta ‘fórmula esotérica’ que ha encontrado el Minem para evitar la subida del precio spot será nefasta para todos los nuevos gasoductos y ampliaciones de gasoductos que se quieran desarrollar en el futuro, porque elimina la estabilidad jurídica en la contratación al imponer nuevas condiciones contractuales basadas en el mercado secundario y contratos interrumpibles.
El resultado, señala, será cero inversión en nueva infraestructura de transporte.
“¿Cómo se puede pretender masificar el gas natural si los gasoductos, que son la columna vertebral del sistema, están siendo perforados en su core, que son los contratos BOOT (Build, Own, Operate and Transfer), los cuales van a desaparecer para armar un sistema secundario de gas, que no existe?”, advierte.
Los damnificados serán el SIT Gas (gasoducto surperuano), que “no será repagado nunca”, el proyecto Siete Regiones y la concesión de gas natural de Petro-Perú, que “va a hacer agua”, señala Laub.
En su opinión, el Minem debería estar pensando en promover y expandir los sistemas de gas natural, en vez de idear novedades para apagar los incendios que ha ocasionado en el sector eléctrico.
“Por arreglar un muerto en el sector electricidad, el Minem está malogrando el sector de gas natural”, exclama.
Una razón más para reflexionar en la idoneidad de volver a reunir los viceministerios de hidrocarburos y de electricidad, que hoy parecen funcionar como compartimientos estancos.
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