Con la propagación del COVID-19 a nivel mundial, los hábitos y el comportamiento de las empresas y sus colaboradores, así como los de sus clientes, han variado significativamente, reflejando la preocupación por el estado financiero de la compañía, la incertidumbre sobre el escenario laboral, y los cambios en las formas de consumir de los usuarios.
LEA TAMBIÉN:
* Avanza propuesta para suspender pago de créditos, pero con modificaciones
* BCR : congelamiento de deudas “arrancaría una dinámica propia de una depresión económica”
* “Si Latam y Avianca se acogen a Ley de Quiebras, imagina nuestro caso”
Lo que hay que considerar es que no todas las organizaciones han sido golpeadas de la misma manera. ¿Por qué? Por lo general, las empresas que han sido menos impactadas cuentan con personas capacitadas y roles estrictamente establecidos, tanto directivos como personal de apoyo, para enfrentar cualquier crisis que genere cambios organizacionales y que pudiese traer consecuencias negativas para el negocio.
Estas responsabilidades son señaladas en las células de manejo de crisis, compuestas principalmente por los roles de gestión de la comunicación, logística, finanzas, oficiales de enlace y expertos técnicos. Frente al COVID-19, estos grupos actuaron rápido: con seguimiento a la situación a nivel global, informando y previendo el trabajo remoto como la posibilidad de mantener el negocio y salvaguardar a las personas.
Las células no solo revisan la situación local, sino que permiten que los representantes tomen decisiones corporativas sobre sus filiales y se despliegan a todos los países donde tienen operación, respetando los lineamientos y reglamentos locales.
LA RUTA PARA EL SEGUNDO SEMESTRE
Creo que se debe mantener esta práctica para cualquier contingencia que se presente en relación a la pandemia durante el segundo semestre o hasta que se encuentre la vacuna. Y, en general, continuar trabajando en este mismo camino para cualquier eventualidad que surja en el mundo y afecte en menor o igual grado.
En los siguientes meses, las empresas deben promover planes de reactivación de manera segura, flexible y controlada, teniendo en cuenta el control que se viene realizando ante la propagación del virus y respetando la legislación que se decrete a nivel de salubridad, con la finalidad de contribuir a la economía.
Es recomendable también mantener una comunicación regular y que fluya la información entre los colaboradores. Así es más fácil actuar si se se presentan situaciones que requieran apoyo o guía. Esto es muy valioso para las firmas locales y para las trasnacionales.
(*) Arnulfo López-Quezada es gerente general de Total Perú.
TE PUEDE INTERESAR:
* Futuro pospandemia: ¿se nos viene una crisis después de otra?
* Ventas online de los centros comerciales se cuadruplicaron durante cuarentena
* Luz del Sur: ¿Cómo solicitar la devolución de mi dinero por facturación errónea durante pandemia?
* Reconstrucción con Cambios: Convenio con el Reino Unido reactivará 30.000 puestos de trabajo
* Confiep: hemos pedido la activación de todos los sectores y que la población se cuide a sí misma