Luego de un año que fue como una montaña rusa, como lo califica Mirko Astudillo, gerente general de PepsiCo Alimentos en el Perú, el ejecutivo analiza los cambios que se dieron en el mercado a nivel de consumo, los retos que ha implicado la volatilidad del tipo de cambio y las dificultades que avizora para esta segunda parte del año. Además, la compañía, dueña de Lay’s, Cheetos y Quaker, destaca también la importancia de la producción local de papa y otros cultivos en su estrategia.
—A más de un año desde que se inició la pandemia, ¿cuál es el balance de la compañía?, ¿qué cambios han afrontado?
Sin duda, el año pasado fue una montaña rusa. Empezamos muy bien enero, febrero y luego apareció la pandemia, una situación para la que nadie estaba preparado. Esto causó cambios en el consumo, por ejemplo, antes los empaques de mayor tamaño eran para compartir en fiestas o reuniones, ahora este consumo se da en el hogar. Pudimos adaptarnos ágilmente gracias a una transformación cultural que iniciamos antes de la pandemia, lo que permitió que en una situación tan compleja tomemos decisiones rápidas para capturar oportunidades. Es así que, por ejemplo, desarrollamos el punto de precio que se llama ‘Bolsaza’ para todas nuestras marcas, que está funcionando muy bien para consumo en casa y ha duplicado su venta frente al año pasado.
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—¿El viraje hacia una mayor demanda de productos de formato grande exigió cambios a nivel de la producción?, ¿hubo que priorizar algunas categorías sobre otras?
Sí, en el momento más drástico tuvimos que concentrarnos en los productos principales de la compañía, con un portafolio prioritario. La situación ahora es distinta, hemos aprendido mucho. A nivel de nuestras líneas, el ajuste de nuestro mix ha ido hacia formatos más grandes y a nivel operativo quizá el mayor reto lo tuvimos en la categoría de avenas, sobre todo a mitad de año cuando creció a doble dígito. Para atender esta demanda, adecuamos la línea de palomitas de maíz para envasar más cantidad de avena.
—¿A qué se debió el alto consumo de avena?, ¿es una tendencia que se mantiene este año?
Ahora el consumidor pasa más tiempo en casa, desayuna por más tiempo y busca productos de mayor contenido nutricional, con precio accesible. Los picos de venta que vimos el año pasado ya no se ven este año, pero sí vemos una categoría de mayor tamaño, lo que muestra que hay más hogares consumiéndola con frecuencia. Creemos que esto se va a mantener en adelante, por lo que vamos a expandir la categoría en los próximos días.
—Dentro del portafolio de PepsiCo hay una presencia fuerte de snacks, ¿también expandirán el portafolio o habrá mayor cautela?
Sí, siempre apuntamos a darle valor al consumidor, con la cantidad y precios correctos. ‘Bolsaza’ fue una forma de hacerlo, también Flamin’ Hot (portafolio de productos picantes). El consumidor está abierto a probar cosas nuevas y usar nuestros productos como ingredientes de cocina. Tenemos un ‘pipeline’ que lanzaremos en los siguientes meses.
—La compañía trabaja con agricultores peruanos, ¿hubo modificaciones en la cadena productiva como efectos de la pandemia?
Tenemos una conexión directa y relevante con el agro. Es más, somos PepsiCo, llevamos el nombre de nuestra marca insignia Pepsi, pero somos bastante más que bebidas, somos sobre todo una compañía agroindustrial, que es líder en alimentos y bebidas. Hoy el 55% de nuestras ventas a nivel global son por alimentos y somos el principal comprador local de papa peruana a nuestros más de 400 socios agricultores en Lima, Arequipa, Huánuco y Huancayo. Apuntamos a que el 100% de nuestros ingredientes claves sean sostenibles.
“En el centro de investigación [en el Perú] de PepsiCo se están desarrollando variantes de semillas de papa que usaremos en otros mercados de PepsiCo en el mundo”.
—¿Cuáles son esos ingrediente claves?
Papas, camotes y plátanos. En el caso de la papa ya lo es, en los otros cultivos está en proceso.
—¿Qué cantidad de papa necesitan para la demanda local?
Compramos más de 22 mil toneladas.
—¿Desde hace cuánto tiempo la papa con la que elaboran sus productos es peruana? ¿Ha sido progresivo?
Estos cultivos desde hace mucho tiempo son 100% peruanos, al igual que el camote, lo que ha cambiado en el último año, pese a la pandemia, es que hemos incluido a estos socios agricultores a un programa de agricultura sostenible de la compañía, a fin de que podamos tener acceso a ese cultivo a futuro y generar valor en los agricultores. Hoy la totalidad de la papa que compramos está certificada como sostenible.
—¿Cuál es la importancia del Perú en la cadena productiva de la empresa?
El Perú es muy importante para las metas de nuestro programa de Agricultura Positiva (que al 2030 apunta a que todos los cultivos sean sostenibles en el mundo). Primero, porque somos una empresa agroindustrial y trabajamos de manera directa con agricultores peruanos. La segunda es porque [en Pachacámac] tenemos uno de los dos centros mundiales de investigación de semillas de papas en el mundo. Y el tercer punto es que buscamos soportar un crecimiento mucho más sostenible en el campo. Por ejemplo, invertimos US$3 millones para brindar mayor tecnificación, soporte técnico y nutricional a las mujeres en el agro de Lima, Ica y Piura. En una situación compleja como la que vivimos en el Perú a nivel social, los resultados económicos sin ayudar a cerrar brechas no conducen a nada.
—¿Van a captar a más agricultores o llegar a otras zonas geográficas para desarrollar más cultivos?
Sin duda, este es un proceso evolutivo. Depende de la demanda y temas de clima. Hay zonas donde se podrán obtener mejores cultivos que en otras, por eso buscamos agricultores en distintos pisos climatológicos. Mientras que en el centro de investigación también se están desarrollando variantes de semillas de papa que después usaremos en otros mercados de PepsiCo.
—¿El desarrollo de estas variedades de semillas de papa se da para la creación de nuevos productos en el mundo?
Así es, son proyectos que tienen un tiempo de maduración bastante largo. La naturaleza va a su ritmo, de la mano de un equipo de profesionales que vienen trabajando años en diversos tipos de semillas que nos permitan afrontar los efectos climáticos que hay en el Perú y variantes de clima que puedan tener otras operaciones de PepsiCo en el mundo.
—De otro lado, hubo cambios a nivel de los canales de venta, ¿se ha transformado la estrategia de canales para PepsiCo?
El canal tradicional fue duramente afectado por la pandemia el primer semestre del 2020. A partir de la segunda vimos una recuperación del canal y, por nuestra parte, hemos desplegado varias iniciativas con los bodegueros para ayudarlos a reactivarse. Las bodegas siguen siendo nuestro canal principal: aunque puede variar por zonas, representan más del 70% de nuestras ventas.
—¿Ya se ha empezado a recuperar el consumo y la frecuencia de compra en estos meses o todavía?
Recuperación se ve, obviamente todavía ese consumo por impulso, del snack de tamaño pequeño que te comías en un break o saliendo de la oficina, está golpeado e impacta en la frecuencia de compra. La dinámica del mercado ahora es de una menor frecuencia pero con un desembolso mayor por ocasión por la migración a los tamaños más grandes. No obstante, aunque el consumo ‘on the go’ muestra cierta recuperación, hay varios sectores que eran importantes para este consumo que todavía están apagados como colegios, universidades o centros comerciales. Al igual que las fiestas o reuniones.
“Tenemos un robusto proceso de compras que permiten mitigar el alza de commodities, [...] pero no protege por siempre”.
—¿El canal e-commerce ha sido relevante para estos productos de impulso?
Este canal ha desarrollado mucho, aunque aún es pequeño, ha crecido entre cuatro y cinco veces su tamaño en un año. Vemos al consumidor muy abierto a utilizar ‘apps’, WhatsApp o plataformas online de los supermercados para estos productos.
—¿Cómo cerró el 2020 para la compañía?
Ligeramente por debajo del 2019. Tuvimos un segundo semestre con una recuperación importante, pero el primero fue durísimo.
—¿Cuál es la proyección para este año? Si bien se ve cierta recuperación como comenta, hay crisis económica en el país y una coyuntura electoral bastante incierta.
Es difícil hacer una proyección, pero mi experiencia me ha mostrado que la planificación debe abordar distintos escenarios. En el escenario positivo la vacunación estaría avanzada en julio, lo que abriría oportunidades de consumo, ese escenario claramente ha cambiado; ahora se espera que eso suceda hacia fin de año. Ahora, viendo las variables políticas, económicas y el incremento de los commodities, vamos a enfocarnos en trabajar un día a la vez, pero revisando con frecuencia nuestro marco conceptual de escenarios. Este año arrancamos fuerte, pero vemos una segunda parte del año bastante más compleja de lo estimado por las demoras en la vacunación, los altos contagios, más los impactos sociales y económicos que cualquiera de los candidatos enfrentará.
—¿Cuánto ha impactado el alza de los commodities y la volatilidad del tipo de cambio en la producción de PepsiCo?
Tenemos un robusto proceso de compras [de materias primas] que permiten mitigar, pero cuando tienes una tendencia tan pronunciada hacia al alza por tanto tiempo, ese mecanismo no protege por siempre. En tanto, el alza del tipo de cambio impacta a todos porque muchos de los componentes que se usan para producir en el Perú son importados (vienen el dólares). Ante ello, estamos implementando programas de productividad para ajustar costos- hacer las cosas de manera distinta con menores costos- y revisamos los escenarios para ver si debemos profundizar estas medidas de productividad o hacer algún ajuste en nuestra estrategia de precios. Felizmente, hasta ahora, no lo avizoramos.
—¿En qué consisten los programas de productividad?
Se trata de procesos que se pueden hacer mejor como la transformación digital que brinda mayor productividad, hacer más cosas en menos tiempo y a hacer más con menos. Un cambio cultural importantísimo, que iniciamos antes de la crisis, pero que la pandemia empujó con muchos cambios; desde cómo armar los horarios de producción hasta a nivel de portafolio, los que ahora nos permiten operar con mejores niveles de eficiencia. Ese es nuestro principal escudo frente al alza de los commodities en este momento.
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