Las empresas eléctricas observan con aprehensión el ingreso potencial de capitales chinos a ámbitos estratégicos del sector energía, como la distribución eléctrica en Lima (adquisición de Luz del Sur y Enel) y la generación termoeléctrica en Chilca (posible compra de Kallpa).
En este escenario, causó extrañeza, más que alarma, la irrupción en el gran damero de la energía de un jugador local ajeno al negocio eléctrico.
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Nos referimos al Grupo Romero, conglomerado nacional que anunció el pasado 29 de mayo la compra de Samay (Mollendo), una de las dos centrales que conforman el nodo energético del sur, tras una negociación de siete meses con Inkia Energy.
Se trata, según explicó la firma peruana, de un negocio pensado para fortalecer sus inversiones en infraestructura, las mismas que se cobijan bajo el paraguas de una nueva plataforma denominada InfraCorp, cuyo objetivo es “buscar y evaluar oportunidades en puertos, energía, transporte, infraestructura social e infraestructura digital”.
¿Cómo encaja Samay en este esquema? Louis Chartier, CEO Infracorp, explica el por qué en exclusiva para Día1.
ENERGÍA PARA EMERGENCIAS
“Esta adquisición nos permitirá ingresar a un nuevo sector en el que podremos brindar seguridad energética al país, asegurando el suministro de este recurso con una planta capaz de cubrir de manera inmediata las intermitencias del sistema energético peruano”, comenta Chartier.
Samay funciona, en efecto, como una reserva fría (a diésel) que proporciona energía al sistema eléctrico en casos de emergencia.
De hecho, tanto Samay como Ilo (la otra central del nodo, operada por Engie) han ‘salvado’ al sistema eléctrico, en meses y días recientes, de posibles cortes de energía ocasionados por el estrés hídrico y la indisposición momentánea de una o más centrales térmicas.
Se trata, apunta César Butrón, presidente del Coes, de una situación que podría repetirse con más frecuencia en años subsiguientes debido a la recurrencia de sequias, combinada con la escasez de nuevos proyectos de generación eléctrica.
“Esto significa que cada vez que haya una contingencia en el sistema eléctrico, sea por falta de agua o de un ciclo combinado grande, vamos a ir al diésel”, explica Butrón.
Eduardo Ramos, experto en energía y socio de MOAR, precisa que por brindar este servicio tanto Samay (742 MW) como Ilo (500 MW) reciben una doble remuneración.
Una que cubre sus costos fijos por el sólo hecho de estar “allí parqueadas” y listas para operar. Y otra que se activa cuando producen energía.
“En ese caso, el sistema les paga los costos variables, los cuales son más elevados por cuanto definen el costo marginal del sistema”, precisa Ramos.
Por esta razón, Chartier precisa que InfraCorp se enfocará en asegurar que Samay se “mantenga en óptimo estado” para activarse de manera inmediata cuando se le necesite.
Esto, a fin de garantizar un suministro de energía robusto y estable que pueda “evitar la falta de energía en los hogares peruanos en casos de emergencia”.
Todo esto no hace olvidas, sin embargo, el propósito primigenio de Samay, que es servir de catalizador para la masificación del gas natural en el sur del país. ¿InfraCorp formará parte de este esfuerzo?
GAS NATURAL PARA EL SUR
El principal objetivo del nodo energético del sur, en la concepción de Proinversión, fue el de servir de ancla (o inicio) al gasoducto surperuano.
En efecto, Samay e Ilo fueron diseñadas para operar de forma dual, es decir, con diésel en una primera etapa, y con gas natural en una segunda, a la espera del desarrollo del gasoducto.
Al respecto, Chartier comenta que Samay podrá conectarse a esta obra de infraestructura y convertirse en una planta dual cuando “sea solicitada a despachar bajo orden del Coes”.
“El contrato, de acceso público, señala que será el Ministerio de Energía y Minas la institución que determinará que la central podrá conectarse a la red de gas que llegue al sur del país”, indica el ejecutivo.
Lamentablemente para el país, la construcción del gasoducto o SitGas se encuentra paralizada y sin visos de ver la luz del día en esta década. Por tal razón la esperanza de que el gas llegue de manera expedita al nodo energético del sur descansa en otras alternativas.
Una es el empleo de un barco de regasificación, proyecto que podría utilizar el puerto de Matarani (operado por Romero) para abastecer de gas natural a la planta de Samay (Mollendo).
Y otro es el desarrollo de un gasoducto costero entre Marcona y el nodo del sur, propuesta que Contugas defiende con ahínco y que podría implementarse en un plazo no muy largo, refiere Arturo Vásquez, investigado de Gerens.
“Samay e Ilo son la solución a los problemas que tenemos en el sector eléctrico, porque, si se lleva gas natural allí, se acabarán todos los problemas de confiabilidad del sector por diez años y el sur tendría generación eficiente garantizada”, indica el especialista.