Tras un 2021 marcado por la pandemia y un 2022 en el que predominó la conflictividad política, las expectativas de los empresarios en el Perú mejoran este 2023. Un optimismo que, sin lugar a dudas, aún es cauteloso. Así lo demuestra el sondeo elaborado por la consultora Global Research Marketing (GRM) en alianza con BNI Perú a un total de 280 ejecutivos de empresas de todo rubro y tamaño.
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Al cierre del 2021, los ejecutivos que esperaban un “año peor” eran 28%, y 4% los que esperaban “un año mucho peor”; sumando ambos un 32%. Para el 2023, dicho total se ha reducido. “Para este año, ambas categorías concentran un 27%. La lectura que tenemos de estos resultados es que se espera que la situación cambie y que el Perú vuelva a tener los indicadores económicos de antes”, señala Giuliana Reyna, gerente general de GRM.
En la misma línea, aquellos que esperan un año igual que el anterior sube a un 55% desde un 50%, y los que esperan un año mejor pasan de 16% en 2021 a 17% en el 2023.
Para Francisco Pujol, director nacional de BNI Perú, las cifras revelan que los ejecutivos y empresarios peruanos están viendo la luz al final del túnel. “Pese a que la parte política ha afectado, ya están viendo que se abren oportunidades y mercados. El país tiene que seguir caminando”, comenta.
Prueba de ello es que el 33% de los ejecutivos encuestados –a enero del 2023- considera que la reactivación económica tomará un año, cifra que mejora frente el 2021 (31%). El segundo mayor grupo –un 29%– espera que tome al menos dos años.
La reversión en el ánimo empresarial radica principalmente en que indicadores sobre la actividad económica que venían en picada han comenzado a estabilizarse. Así lo comenta Gonzalo Galdos, presidente de IPAE - Acción Empresarial. “El inicio de año fue muy duro porque los efectos de la convulsión social generaron probablemente uno de los momentos más difíciles de la economía nacional. Sin embargo, creemos que esto irá mejorando a lo largo del año. Lenta y progresivamente”, explica.
Por ejemplo, el sector turismo –uno de los más afectados– ha encontrado un nuevo impulso para su esperada recuperación. Juan Stoessel, CEO de Casa Andina, asevera que Semana Senta fue ese punto de inflexión. “Esperamos que el segundo trimestre sea bueno y que para el segundo semestre del 2023, crezca el turismo interno, receptivo y corporativo. Sin duda, siempre existen riesgos. El climático, por ejemplo”, comenta.
Ponderando los riesgos
“Tenemos una fragilidad política y una débil capacidad de gestión en el sector público”, comenta Gonzalo Echeandia, director independiente. Son estos dos factores los que configuran riesgos y dificultan la implementación de políticas públicas de largo plazo. “Eso también se traduce en una menor confianza que genera una caída de la inversión privada y del empleo”, agrega.
Precisamente, el sondeo revela que la crisis y la coyuntura política predominan como el principal riesgo para las empresas peruanas. Una cifra que crece considerablemente frente a los años anteriores [Ver infografía].
Por el contrario, riesgos asociados al desempeño de la economía han retrocedido. La percepción de riesgo frente a una recesión del mercado cae desde 41% en 2021a 33% en el 2022. Hoy se suma a este listado el riesgo de fenómenos climatológicos. No obstante, de cara a la percepción, Reyna considera que este afecta de forma diferenciada. “Hay actividades que este año tendrán un buen desempeño y otras que se recuperarán progresivamente”, cuenta.
El sondeo de GRM y BNI Perú revela que, en opinión de los empresarios, combatir la corrupción (72%de los encuestados) y brindar mayor apoyo a las pymes y emprendedores (62%) permitirá garantizar la recuperación económica.
El empresariado también identifica como prioritarias una serie de reformas en sectores e instituciones clave: Educación (33%), Sunat (21%), Poder Judicial (20%), Ministerio de Trabajo (19%), Salud (13%), entre otros.
Inversión cautelosa
Bruno Ghio, presidente de CFA Society Perú considera que la inversión este año estará asociada al movimiento que se vea en la demanda. “Las inversiones más estructurales como la ampliación de plantas todavía son muy puntuales. Pero la asociada a la dinámica comercial sí ha logrado destrabarse. A medida que empieza a verse mayor dinamismo, normalmente se invierte en mayor capital de trabajo. Esa inversión es la que predominará”, agrega.
A decir de Wilber Dongo, gerente central de negocios de Caja Arequipa, a diferencia de la gran empresa, el sector Mype sí está dinámico y las colocaciones así lo demuestran. “Con el microcrédito en marzo nos hemos consolidado con S/800 millones en colocaciones. Hasta el 27 de abril, ya hemos colocado S/700 millones”, advierte.
Si bien reconoce que estos indicadores también responden a una estrategia comercial propia del negocio, Dongo asegura que es el consumo interno de la población el que motiva la toma de crédito por parte de la mype. “El 80% de los créditos son capital de trabajo. Hablamos de un sector que siempre busca salir adelante porque detrás de cada microempresa hay una familia que quiere progresar. Tiene que vender. A ello, agrégale que la mayoría del sector informal le compra a la mype. Así se cierra el círculo económico”, explica.
Finalmente, en un contexto desafiante y competitivo, las inversiones para ganar eficiencia tampoco se descuidan. Es ahí donde predomina la transformación digital, asevera Sangram Sahoo, CEO de Tata Consultancy Services Perú. “Hay una tendencia entre grandes y medianas empresas a cambiar hacia eficiencia incluso un poco más que a experiencia de cliente. En ambos casos, el gasto tecnológico sigue con el mismo nivel de crecimiento”, agrega.