Tras la declaratoria del estado de emergencia, las clases en las universidades tuvieron que ser realizadas de manera virtual en su totalidad. Algunas de estas instituciones habían realizado ciertos esfuerzos en esa línea, pero no estaban preparadas para un cambio tan drástico.
Para la Universidad de Lima, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y la Universidad de Piura (UDEP), la pandemia ha permitido acelerar los procesos que tenían previsto ejecutar en los próximos años.
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Milagros Morgan, vicerrectora académica de la UPC, y Nadia Rodríguez, directora de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Lima, señalan que sus instituciones trabajan desde hace algunos años con la plataforma Blackboard, la cual les facilitó el tránsito de la educación presencial a la virtual.
Esta plataforma tiene una herramienta llamada Blackboard Collaborate, que permite a los profesores dictar clases en tiempo real, así como a los alumnos presentar exposiciones, compartir archivos y presentaciones.
En el 2019, la Universidad de Lima realizó pruebas con algunas de sus facultades, que consistían en que algunos días las clases se realicen de manera virtual y otras, presencial. Para esta iniciativa, se preparó a un grupo de profesores en el uso de las herramientas digitales, quienes han sido los responsables de capacitar durante la pandemia al resto de sus colegas.
“El piloto que hicimos el año pasado fue con cursos de los último ciclos, ya que sabíamos que muchos alumnos estaban haciendo sus prácticas pre profesionales y les venía muy bien no tener que estar físicamente en el campus. Ellos seguían haciendo sus clases desde sus casas o desde la oficina y estaban felices”, explica Rodríguez.
Asimismo, Rodríguez indica que el proyecto denominado “Enseñanza Innovadora entre Continentes”, que inició el año pasado y que es cofinanciado por la Unión Europea, permitió a la universidad afrontar de mejor manera las clases virtuales.
Por su parte, Morgan detalla que desde hace algunos años la UPC ha ido capacitando a sus docentes en el manejo del Blackboard. Además, esta universidad daba la posibilidad a sus alumnos de estudiar algunos semestres de manera remota, con la finalidad de que puedan llevar cursos de universidades del extranjero y a la par, otros de la UPC. Esto, según Morgan, les dio una mejor capacidad de respuesta para afrontar esta nueva etapa.
A su turno, Antonio Abruña, rector de la UDEP, indicó que el estado de emergencia exigió a la universidad adelantar algunos proyectos que tenían previsto ejecutar en los próximos años. En ese sentido, el rector menciona que para brindar una educación virtual de calidad han tenido que enfrentar algunos retos, a nivel tecnológico como metodológico.
“En ambos (tecnológico y metodológico), hemos venido trabajando desde hace más de dos años, con proyectos internacionales que involucran a varias universidades de América y Europa, pero nuestro horizonte preveía tener todo listo para dentro de dos o tres años. Las circunstancias nos han obligado a hacer una inversión importante en ambas líneas: por un lado, en sistemas de comunicación, aula virtual, software antiplagio y en una estructura tecnológica robusta; y, por otro, en capacitación a los docentes, brindada por expertos nacionales e internacionales”, detalló Abruña.
CICLO 2020-2
Para el semestre 2020-2, las tres universidades tienen previsto continuar con las clases virtuales, salvo que el Gobierno flexibilice las medidas. De ser ese el caso, se evaluaría que los alumnos solo vayan a los campus para talleres o casos prácticos.
Morgan, de la UPC, indica que para el próximo ciclo continuarán dictando las clases de manera virtual. “Si el gobierno nos autoriza a que dictemos las partes prácticas de algunos cursos en laboratorios, cumpliendo con los protocolos de salud que correspondan, los alumnos podrían venir para los componentes prácticos”, precisa.
En esa línea, Abruña detalla que la UDEP anunció a sus alumnos que el próximo semestre las clases serán virtuales. No obstante, en el caso de programas que requieran de prácticas en laboratorios, se evaluará la posibilidad de recibir a los estudiantes en pequeños números cuando las autoridades lo consideren oportuno y la universidad considere que no haya riesgo.
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EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN
Con miras al 2021, los representantes de la universidades mencionadas opinan que no se debería regresar completamente al formato previo al de la pandemia. Para ellos, lo ideal sería mantener los aspectos que han funcionado bien y mejorar los que no.
En ese sentido, indican que alternar las clases virtuales con las presenciales podrían ser una alternativa. Para dicho fin, Morgan menciona que se debe evaluar los lineamientos que pueda dictar la Sunedu.
En la Universidad de Lima aún no se define cómo va a ser el formato cuando la crisis acabe. “En mi opinión, no sería bueno regresar a lo anterior. Yo creo que nos estamos dando cuenta que este formato funciona en algunos casos y eso se debería mantener y mejorar”, señala Rodríguez.
Abruña, de la UDEP, estima que en los próximos años, “la educación virtual estará, de alguna forma, también en los planes de formación de la universidad, complementando nuestro trabajo presencial”.
Al respecto, la directora de innovación educativa y digital del Tecnológico de Monterrey (México), Beatriz Palacios, señala que urge dar prioridad a los modelos de educación a distancia. Esto a partir de que en el mundo actual los alumnos suelen viajar más por diversas razones.
Palacios afirma que las clases presenciales no desaparecerán porque la sociabilización es un aspecto importante en las relaciones profesionales. Para la especialista, las clases a distancia servirán como complemento de la educación tradicional.
“Yo creo que la educación a distancia va a ser un complemento fundamental de la educación tradicional. Que valioso sería que las universidades tuviéramos la estrategia de combinar la parte a distancia con la presencial, de acuerdo a las necesidades de nuestros alumnos”, señala Palacios.
Sujey Rodríguez, business development manager para ThePowerMBA Latinoamérica, considera que las clases virtuales podrían jugar un rol importante en el sector educación, ya que permitiría a los estudiantes aprovechar mejor sus tiempos. Esto a partir de que en ciudades como Lima las personas suelen pasar mucho tiempo en el tráfico y de que las personas suelen viajar de manera frecuente.
RETOS
Para Palacios, del Tecnológico de Monterrey, el principal reto en esta pandemia para las instituciones educativas de los países de América Latina ha sido pasar de los modelos tradicionales de enseñanza a encontrar un modelo que pueda asegurar la continuidad académica frente a la contingencia.
“Lo más negativo es que no estábamos preparadas todas las instituciones con lo necesario, es decir, con modelos de enseñanza muy flexibles y con la capacitación en uso de tecnología, para poder saltar rápidamente a la solución frente a la contingencia. Lo más trágico es que hemos valorado más el tener el modelo a distancia no para nuestro día a día, sino solo para cuando hay contingencias”, menciona Palacios.
En ese sentido, la especialista considera que el modelo de educación a distancia no debe pensarse ajeno a la vida de las universidades. Por el contrario, debe ser parte de la estrategia, lo que implica capacitar a los docentes y utilizar siempre las herramientas tecnológicas.
En la Universidad de Lima, el reto más importante durante el estado de emergencia ha sido capacitar a los docentes y a los alumnos en el uso de las herramientas tecnológicas. “Como toda institución, teníamos docentes que estaban más o menos familiarizados con el manejo de las herramientas digitales. Rápidamente pudimos capacitar a todos al 100%”, señala Rodríguez.
“La educación virtual no solamente es el manejo de las herramientas. Es un formato distinto que necesita de unas pautas metodológicas diferentes también. Estamos yendo a ese paso más avanzado, con una batería de capacitaciones que corren en paralelo”, puntualiza la directora de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Lima.
A su turno, Morgan, de la UPC, señala que el reto más importante ha sido que los profesores se acostumbren a un ritmo de dictado de clases en línea, en el que se tiene que usar algunas herramientas tecnológicas y en el que no basta con que el docente esté frente a la cámara hablando durante toda la clase.
“La enseñanza moderna, y que está acorde con nuestro modelo educativo, te habla de una clase donde el profesor es más un facilitador del aprendizaje. Si bien hay una parte en la que el docente expone, hay otras en las que los alumnos deben participar. Para ello, es importante que los alumnos lean, investiguen y hagan ejercicios antes de entrar a la clase. El momento presencial es un momento de creación, de conversación y de exploración”, precisa Morgan.
Otro reto, menciona Morgan, es la conectividad, ya que hay profesores y alumnos que están en zonas alejadas con poca señal de Internet.
La disponibilidad de computadoras o recursos tecnológicos en los hogares es otra dificultad, ya que los integrantes de una familia estudian o trabajan y si no tienen una computadora para cada uno, entonces tienen que compartir los recursos para que todos puedan cumplir con sus obligaciones.
“Todo esas dificultades y retos hemos tenido que incorporar en nuestras estrategias de enseñanza para que los alumnos tengan éxito y aprendan, que es lo más importante”, precisa Morgan.
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