China volvió a sorprender al mundo cuando construyó en un tiempo récord de trece días (febrero del 2020) dos hospitales debidamente equipados para atender a 2.500 pacientes de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, epicentro de la pandemia.
Las imágenes de su construcción dieron la vuelta al globo como un ejemplo del poderío y compromiso del gobierno chino para contener el virus. Un ejemplo que, créanlo o no, podría replicarse también en el Perú.
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Así lo considera Carlos Herrera Descalzi, decano del Colegio de Ingenieros del Perú y miembro del grupo interdisciplinario de médicos e ingenieros que busca repetir esta experiencia en nuestro país con ayuda del gobierno chino.
“El hospital que visualizamos sería igual al de Wuhan, con la diferencia de que, en lugar de ir de la fábrica a Wuhan, iría de la fábrica al Perú”, explica Herrera.
HOSPITAL DESMONTABLE
El gobierno chino instaló el hospital Houshenshan (dios del fuego), el más publicitado de los dos implementados en Wuhan, en un plazo de diez días.
Para el caso del Perú, el gobierno chino estima que se necesitarían entre 85 y 90 días, incluyendo su diseño, fabricación, transporte desde China y montaje en el Perú.
Y es que China no construirá el hospital en nuestro país, sino que lo fabricará en suelo asiático en “forma de un juego de mecano o lego”, es decir, en partes y piezas que se enviarían por barco y se ensamblarán en Perú.
Ramón Araujo, director del máster de construcción y tecnología de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), explica de la siguiente manera la técnica de construcción en un artículo de El País de España:
“Son estructuras metálicas prefabricadas que se unen con tornillos. Es posible levantar un piso cada día. Solo hay que colocar los módulos (fachadas y bloques) que vienen completamente montados, con sus ventanas y sus instalaciones. No van ladrillo a ladrillo. Es lo más parecido a montar un vagón de tren”, explica.
Herrera apunta que una edificación prefabricada agiliza de forma dramática los tiempos de construcción, en comparación a una obra civil, que tomaría no menos de dos años en ser ejecutada en el Perú, si hay suerte.
De allí la importancia de añadir oferta hospitalaria a través de construcciones prefabricadas, como lo demuestra la experiencia china.
OXÍGENO PARA MIL CAMAS
A ese fin, el grupo de trabajo integrado por Herrera inició conversaciones con una empresa de infraestructura china para definir las condiciones en que un proyecto de esta naturaleza se podría implementar en el Perú.
De acuerdo al decano, se pensó inicialmente en adquirir uno de los dos hospitales chinos prefabricados para Wuhan, pero se cambió ese esquema por la fabricación de uno nuevo, más acorde con la realidad y las especificaciones peruanas.
“El riesgo era que podíamos hallarnos con sorpresas, como que tenemos el oxígeno y la cama, pero no cómo hacer llegar el oxígeno a la cama, o que el sistema no tenga el suficiente respaldo, como paso en Talara (donde hubo 15 muertos) porque las maquinas fallan o necesitan mantenimiento”, explica Herrera.
Tomando nota de esto, la estatal china aseguró, en una reunión sostenida el 30 de abril, que sí está en capacidad de fabricar un hospital adaptado a los requerimientos nacionales.
Esto es, una infraestructura para mil pacientes con sistemas para aire comprimido medicinal, red de vacío y, lo mas importante, oxígeno de alto flujo de 60 litros por minuto.
“Lo que más necesitan los hospitales en el Perú son equipos de alto flujo para atender a los pacientes que acuden con una saturación de oxígeno menor a 90% y evitar que vayan a UCI”, apunta Armando Rodríguez, representante del Colegio Médico del Perú.
En opinión de los expertos peruanos y chinos, un hospital de esta naturaleza requerirá una inversión de US$50 millones, excluyendo el suministro de oxígeno, que tendría que ser generado por una planta criogénica externa.
Hererra calcula que la ejecución a de este proyecto demandaría 150 días en total, incluyendo ulteriores conversaciones y la tramitación de permisos.
“Por lo pronto, es importante que la opinión pública conozca este tipo de esfuerzos para que el gobierno peruano lo considera seriamente y de un primer paso”, señala.
El desafío que se levanta para el Perú ahora es que India también podría necesitar este tipo de instalaciones, debido al desastre sanitario que viene experimentando por causa del COVID-19, y que está causando 360 mil contagios y casi 4 mil muertos diarios.
EL FACTOR INDIA
Esta semana, el gobierno indio dio a conocer que ha ordenado la habilitación y compra de 551 plantas de oxígeno para atender las necesidades de este medicamento en la población.
De acuerdo a Itay Ingber, gerente de operaciones de la firma israelí Macro Urbe Salud, esta demanda ocasionará que toda la producción mundial de plantas de oxígenos “vaya para la India”.
“Las necesidades de oxígeno en la India han llegado a la astronómica cifra de 13 millones de metros cúbicos diarios. Tratar de aplacar esta crisis significará compras masivas de equipo para este país, generando una reducción de su disponibilidad en el mundo”, advierte Víctor Zamora, es ministro de Salud, en un tweet.
Y eso significa malas noticias para el Perú.
“India tiene 1.200 millones de habitantes contra 30 millones en el Perú. Creo que algo podemos conseguir, pero debemos apurarnos con el oxígeno y los hospitales (prefabricados)”, anota Herrera.
PROPUESTA INICIAL
La propuesta de comprar un hospital prefabricado en China no es nueva. Fue realizada por vez primera en marzo del 2020 durante el gobierno de Martín Vizcarra.
Elizabeth Hinostroza, ministra de salud en ese entonces, dijo a este diario que estaba en permanente contacto con China para ver la posibilidad de adquirir uno de los dos hospitales de Wuhan, aprovechando que “se trata de un hospital que se puede trasladar por ser desmontable”.
Los emplazamientos evaluados en ese entonces eran Cusco o Iquitos.
Armando Rodríguez sugiere la implementación de hospitales prefabricados en Piura, Callao y Arequipa, donde serán muy necesarios de cara a la tercera ola de COVID-19, que podría ser más contagiosa y mortal que la segunda.
“Para este caso se requerirían sólo 300 o 500 camas, debido a la ausencia de personal para manejar los equipos de oxigenoterapia”, señala.
Los hospitales Huoshenshan y Lioshenshan (dios del trueno) fueron puestos en stand by en abril de 2020, luego que dieron de alta a sus últimos pacientes y que el gobierno chino erradicara la pandemia de COVID-19 en Wuhan.
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