¿Cómo es posible que en un año en el que queremos reactivar el turismo surjan tantos impasses? Parece un chiste mal contado que se viene tratando de empujar desde que terminó la pandemia a este sector, y aún no logramos cerrar la brecha de los turistas extranjeros que, por varios motivos, incluyendo las protestas al inicio del 2023, han desestimado al Perú como destino. Más de una vez en las páginas El Comercio se ha escrito sobre nuestra lenta recuperación turística, cuando vecinos como Colombia o Chile hace bastante tiempo ya que superaron este obstáculo.
Sorprende, además, que en medio de las discusiones sobre cómo la IA nos cambiará la vida, seamos como país incapaz de vender por Internet de manera ordenada y eficiente entradas para que turistas puedan visitar nuestra Maravilla del Mundo. Hoy aún muchas entradas se venden in situ, pero el momento de la transición tecnológica llegará inevitablemente, y si se quiere dar la batalla para acelerar este proceso, tiene que hacerse teniendo en cuenta a todos los involucrados y sobre todo, a sus intereses.
La digitalización de servicios para la ciudadanía nos beneficia a todos, incluyendo al turista.
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Hay varias aristas que resaltar respecto a la problemática cusqueña desarrollada en los últimos días. En primer lugar, está la manera en la que el Ministerio de Cultura llevó adelante la licitación. Esta entidad y todas las demás del Estado realizan continuamente este tipo de procesos en los tres niveles de gobierno. Pese a ello, se le reclama al ministerio la decisión de solo considerar a algunas empresas en la licitación y no haber realizado, más bien, una licitación abierta. ¿Hizo el ministerio algo ilegal? ¿Pudo hacerlo de otra forma? Y en todo caso, ¿por qué no lo hizo?
Otra arista a resaltar es que, a pesar de las idas y venidas, hay consenso en que la venta por Internet es dar un paso adelante...o al menos es lo que los involucrados dicen. Sin embargo, en la práctica, ‘decir’ es más fácil que ‘hacer’.
Conocido es que la venta de entradas por Internet ‘mata’ al negocio turístico in situ tanto en la ciudad del Cusco como en Aguas Calientes. Si esto era conocido, ¿por qué no se incorporó en un plan de contingencias?
El ministerio, con su aparato operativo y técnico digital, tiene como deber convencer mediante la educación sobre los beneficios de tener a Machu Picchu en un ‘click’.
Por el momento se sabe que el Ministerio de Cultura ha tomado en cuenta la solicitud de Joinnus de adelantar la fecha del vencimiento del contrato (agosto) y realizar un nuevo proceso de selección. Con esta experiencia, haría bien el ministerio en no repetir la bochornosa situación, e impulsar la compra por Internet de las entradas para Machu Picchu sin ser objeto de críticas. El turismo lo necesita.