Aunque el sector agro observa con buenos ojos el desempeño de su actividad para este 2021, las preocupaciones sobre los efectos de la renovada Ley Agraria –publicada hace aproximadamente seis meses– van asomándose conforme el panorama local se va ajustando a las nuevas reglas de juego.
Volviendo algunos meses atrás, la norma aprobada en diciembre pasado buscaba atender las demandas de los agricultores y trabajadores agrarios que protestaron en aras de alcanzar mejoras en sus condiciones laborales y jornales por parte de las empresas. Y aunque el Ejecutivo finalmente dio luz verde a la nueva ley, no dejó de reconocer que era “imperfecta” porque no satisfizo a todos lo actores involucrados.
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A esta situación de disconformidad, se ha sumado ahora la incertidumbre electoral y el deterioro de las expectativas en cuanto a la puesta en marcha de nuevos proyectos de inversión en un sector que, aún en el pico más alto de la pandemia, continuó cosechando buenos resultados –creció 3,1% en el 2020, impulsado fuertemente por la producción de arándanos, mangos, paltas y uvas–.
“El impacto mayor [se produce] en el nivel de inversiones, que se han paralizado y están buscando nuevas zonas para poder desarrollarse. Esto [provoca] que no se crezca al mismo ritmo que queremos”, explica a Día1 Gabriel Amaro, director ejecutivo de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (Agap).
“El Estado Peruano ha dado una demostración al mundo de que no hay seguridad jurídica”, remarca el ejecutivo.
Aunque Amaro observa que otros efectos no resultan cuantificables en este intervalo de seis meses, la percepción del mercado con respecto a la puesta en marcha de las inversiones va posicionándose como un termómetro, dado que se trata de decisiones con impacto en el largo plazo.
Precisamente, se trata de proyectos relacionados a toda la cadena de producción del agro. Por ejemplo, nuevas inversiones en el packing agroindustrial.
“Al haber menos proyectos y menos reinversiones en el sector, se va a generar menos empleo”, anota Amaro.
En línea con ello, añade que otro de los efectos de la ley es que existen procesos en la actividad agrícola que ya se vienen automatizando debido al encarecimiento que se ha registrado en la mano de obra.
“Por ejemplo, en el caso del arándano, donde la poda se hacía a mano, ahora se están implementando mecanismos de corte automático y ya no necesitas tanta mano de obra”, ilustra.
Desde los campos de producción, los involucrados suman otras observaciones. Nuestro suplemento se comunicó con una trabajadora agraria, quien manifiesta que su situación ha registrado algunas variaciones. “Antes que se dé el paro agrario, el pago [por semana] era de S/240, pero ahora con los bonos y asignación familiar, está en un aproximado de S/310”, precisa.
Como se recordará, la nueva ley establece una Bonificación Especial por Trabajo Agrario (Beta) de 30% de la Remuneración Mínima Vital (RMV).
Pese a ello, la trabajadora considera que la situación en otro ámbito no ha variado considerablemente, debido a que existen empresas que aún no ofrecen condiciones adecuadas para que los trabajadores puedan desempeñarse eficientemente.
“Los caporales siguen con la misma situación: te tratan mal y te minimizan”, cuenta. “Estamos en amarre de uvas. El jornal es 160 plantas, pero algunos hacemos 80 y se gana por destajo 0,40 céntimos la planta”, agrega.
El destajo, vale aclarar, es un modo de contratación en donde se remunera por el trabajo realizado, mas no por el tiempo que se ha empleado para el mismo.
A su juicio, un punto por fortalecer sería la capacidad de supervisión de la Sunafil para asegurar que todas las empresas del sector brinden condiciones sanitarias adecuadas para sus trabajadores.
Pese a este panorama, las agroexportaciones siguen sumando puntos para la economía peruana. De enero a abril de este año registraron un crecimiento de 19% en comparación a similar período del 2020, precisa Rafael Zacnich, gerente de Estudios Económicos de ComexPerú.
“Destacan los envíos de uvas –que crecieron 28%–, paltas –que crecieron casi 70%–, mangos –8,5%– y arándanos –53%–”, refiere. Así también, otro de los productos que se subió al podio fue el jengibre, cuyos envíos desde Junín impulsaron el crecimiento de sus exportaciones.
Tras recordar que el Perú cuenta con órdenes de compra ya comprometidas en lo que resta de este 2021, Zacnich enfatiza que un punto a aprovechar y monitorear es la estacionalidad de los productos incluidos en la canasta de exportación, además del avance de la recuperación económica de los destinos de nuestros envíos –como Estados Unidos y la Unión Europea–.
“Los dinamismos [de estas economías] están asegurados para este año y el próximo en materia de consumo. Existe un proceso bastante exitoso de vacunación que ha alentado a la gente a consumir más; está recuperándose el empleo”, afirma.
También agrega que ese dinamismo “va a jalar el crecimiento del comercio exterior de los principales abastecedores”. En el caso de alimentos, resalta la posición de la industria agroexportadora peruana.
Alfredo Lira, gerente general de Agrícola Cerro Prieto, expresa que, aunque se ha registrado un déficit de contenedores debido al retraso experimentado desde China, los precios de los productos son buenos y existe una buena demanda a nivel internacional por las paltas y los espárragos.
“El tipo de cambio es importante porque, en principio, favorece a las exportaciones ya que se reciben más soles por los dólares. No es lo que se desearía a largo plazo, ya que es una señal de desconfianza”, indica.
En este panorama, y a poco tiempo de que ingrese una nueva administración a Palacio de Gobierno, Clímaco Cárdenas, presidente de Conveagro, sostuvo una reunión hace poco con Pedro Castillo de Perú Libre.
En su agenda, y de cara a los siguientes meses, abordaron la posibilidad de instalar un gabinete de desarrollo agrario y conversaron sobre la propuesta de reforma agraria planteada por el candidato en su plan de gobierno.
“Acciones importantes como la planificación, desarrollo de mercados, valor agregado y financiamiento son los temas que hay que discutir allí. Hemos compartido la necesidad de recuperar a un Estado promotor”, manifiesta Cárdenas.
Pese a que aún se requiere monitorear distintos factores para disipar la incertidumbre, el sector prevé sumar más productos a su cartera de exportación, así como inaugurar nuevos mercados a nivel internacional. Para ello, no solo dependerán del factor demanda, sino también de políticas que impulsen su competitividad.
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