El consumo privado cerró el 2022 con un crecimiento de 4,4%, una evolución positiva respecto al 2021, sustentada en la recuperación gradual del empleo, el acceso a fuentes de ingresos extraordinarios, el incremento del crédito de consumo y en el avance en el proceso de vacunación que permitió el retorno a la presencialidad de todas las actividades económicas, beneficiando en particular a los sectores comercio y servicio, sostuvo Pablo Nano, subgerente de Estudios Económicos de Scotiabank.
Sin embargo, explicó que, desde el segundo semestre de ese año, se observó una desaceleración en el consumo, producto del incremento sostenido de las tasas de interés del Banco Central de Reserva (BCR) para combatir la inflación, así como por la intensificación del ruido político que afectó la confianza del consumidor. Además, se asume que el acceso a ingresos extraordinarios sería menor que en años anteriores.
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“Considerando estos factores, proyectamos que el consumo privado se desacelerará y crecerá solo 2,6% en términos reales en el 2023″, señaló.
En esto coincide Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research, quien agregó que en el 2023 se verá una moderación en el gasto de consumo privado. Este alcanzaría el 2,4% este año.
“Detrás hay varios factores como la precariedad en el mercado laboral que no permite la recuperación de los ingresos o que va a afectar el nivel de ingresos; la inflación que todavía será alta por unos meses más y que ha erosionado el poder de compra en las familias y que, este año, ya no se contarán con los retiros extraordinarios de AFP ni CTS”, anotó.
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Asimismo consideró que este año será complicado por factores externos ya que el entorno global se va a desacelerar. “No debemos agregar a eso una mayor conflictividad porque genera incertidumbre y más cautela del gasto”, acotó.
Sobre ello, el presidente de la Asociación de Centros Comerciales, Carlos Neuhaus, afirmó que ya no se podrá seguir dependiendo de los ahorros en las cuentas de AFP y CTS y, aun cuando se sigan asignando bonos a personas de menos recursos, no será suficiente para revitalizar el consumo privado.
En esa línea, consideró que lo que urge es inversión para ayudar al crecimiento y a la generación de puestos de trabajo, dinamizando así la economía y el consumo. “Hay que apuntar tanto a la inversión pública como privada”, dijo.
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Ralentización
Pablo Nano explicó que la inversión privada suele estancarse en los meses previos a las elecciones, un punto importante pues el sector privado es un generador permanente de puestos de trabajo de calidad.
“Si bien el cambio de gobierno abre las esperanzas de un mejor manejo del Estado y que se promueva la inversión privada, el contexto electoral limitaría su crecimiento y, por ende, la generación de empleo que, a su vez, impulsa el consumo”, dijo.
Asimismo, anotó que la inflación todavía será un tema importante este año ya que, según las proyecciones de Scotiabank, esta seguirá por encima del 3%. “La persistencia de la alta inflación afectará el poder adquisitivo de los consumidores y tendrá un impacto negativo sobre el consumo”, agregó.
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El entorno de incertidumbre vinculado a la percepción de las familias acerca de su situación a futuro, el alza de precios y la dificultad para conseguir empleo han afectado la confianza del consumidor, señaló Perea, lo que hace que sea más pesimista y cauteloso para gastar.
“Estos son los principales elementos detrás de esta desaceleración del gasto privado. Dentro de ese entorno, algunas cosas podrían dar espacio a mejora, pero muy acotado”, dijo.
Para revertir el ambiente pesimista, Perea explicó que se necesita generar un entorno de mayor estabilidad política y social, así como mayor claridad en las políticas públicas que permitan reactivar la inversión, la generación de empleo y dinamizar la economía en general.
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Sectores clave
Con una mirada sobre los sectores que aún siguen rezagados en términos de recuperación prepandemia, Perea señaló entre los que tienen más espacio de recuperación al sector turismo que no se ha recuperado completamente y dependerá de la situación de estabilidad política y social en el país.
Otro rubro que rebotó fuerte y ya ha superado alrededor del 10% los niveles del 2019, dijo Perea, es el de entretenimiento, que aún tiene más espacio para crecer.
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Por otro lado, Nano consideró que los consumidores seguirán privilegiando el gasto en la canasta básica debido al crecimiento acotado de los ingresos y al alza en el precio de los alimentos; en ese sentido, señaló que las ventas de consumo masivo en canales tradicionales y supermercados crecerían por un efecto precio (que será alto) más que por volumen.
Además, la inversión en gastos de ampliación y remodelación del hogar durante la pandemia, así como la desaceleración de las ventas de viviendas nuevas como consecuencia del alza de las tasas hipotecarias, limitarían el crecimiento del sector de ferreterías y tiendas de mejoramiento del hogar.
“El retorno a la presencialidad en la mayoría de las actividades económicas y la realización del mundial de fútbol impulsaron las ventas de prendas de vestir y televisores, lo que pone una alta base de comparación para las ventas de tiendas por departamento durante el 2023″, agregó Nano.
Perú tendrá el cuarto mayor consumo privado de la región el 2022, con el avance de 4.2 %, después de los consumos privados de Colombia (8.0 %), Argentina (5.4 %) y Uruguay (5.0 %), estimaron los panelistas del Focus Economics Consensus Forecast Latin Focus en su último reporte de setiembre 2022. Le seguirán los consumos privados de Bolivia (3.9 %), Ecuador (3.2 %), México (2.9 %), Paraguay (2.6 %), Chile (2.5 %) y Brasil (2.4 %).