La emergencia sanitaria ha afectado la recomendación de los clientes respecto al servicio brindado por los bancos y ha generado una mayor sensibilidad del público hacia las tasas de interés. Sin embargo, las estadísticas y los estudios muestran que en la decisión de tomar un crédito o no prima más el acceso al producto que el valor de la tasa de interés.
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De acuerdo con un sondeo de Arellano Consultoría para Crecer elaborado para Día1, de los clientes que piensan solicitar un crédito de consumo después de la cuarentena, siete de cada diez afirma que de aumentar las tasas de interés se cambiarían a otra entidad financiera más barata.
Más aún, dos de cada diez responde que de subir las tasas de interés se abstendría de tomar el préstamo y uno de cada diez menciona que se cambiaría a otra entidad financiera con tasas similares.
Apenas una proporción poco significativa (3%) argumenta que sería fiel a su banco.
“Vemos en la banca que el público está más dispuesto a cambiar de entidad. Todo dependerá de cuál sea la magnitud de [un eventual] cambio que pueda haber en las tasas de interés en todos los bancos”, comenta Hugo Ante, gerente de consultoría de Arellano.
A decir del especialista, la intención del público de quedarse con el banco que le ofrezca un mejor precio es el atributo más valorado.
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS DE INTERÉS
Sin embargo, las cifras muestran que las colocaciones de créditos de consumo han crecido a un ritmo promedio anual del 10%, en el último quinquenio, a pesar de que las tasas de interés de este endeudamiento en la mayoría de entidades han subido.
Por ejemplo, entre diciembre de 2015 y diciembre del 2019, las tasas de interés promedio de los créditos bajaron en 3,4 puntos porcentuales al pasar de 44,3% a 40,9%. Al mismo tiempo, las colocaciones de préstamos de consumo aumentaron en 43%.
Se observa que la banca aumentó su crédito promedio (34%) otorgándoles más dinero a los mismos usuarios a menores precios.
En el caso de las cajas municipales la historia ha sido distinta. Entre el 2015 y el 2019, la tasa de interés promedio de los productos de consumo se incrementó en 1,8 puntos porcentuales, de un 29,2% a 31% y esto no provocó una desaceleración de estos préstamos, por el contrario aumentaron en 86%.
De similar forma pasó en las financieras. La tasa de interés promedio de los créditos de consumo se ha mantenido en 61,8%, pese a ello los créditos de consumo han crecido en 86%.
A decir de Enrique Castellanos, profesor de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, si bien es normal que el cliente opte por la institución financiera que le brinde un menor precio, no a todos “les llueve” las ofertas de tarjetas de créditos o préstamos personales, por lo que la decisión final se inclina más por la entidad financiera que esté dispuesta a prestarle.
“La entidad que les dio la primera entrada al sistema financiero, que por lo general es alguna microfinanciera, es con la que los clientes toman el crédito y aceptan las tasas que les impongan”, comentó Castellanos.
“Estos clientes ni siquiera ven la tasa de interés, sino cuánto es lo que tienen que pagar a fin de mes”, resaltó.
MEDIDA DE SENSIBILIDAD
Un estudio del economista Nikita Céspedes del Banco Central de Reserva (BCR) estima la magnitud en la que podría caer la demanda de créditos de consumo ante un aumento en las tasas de interés.
De acuerdo al especialista, si el precio de los préstamos personales subiera en 10%, las colocaciones caerían solo en 4%, con lo que el mercado del financiamiento de consumo en el Perú sería poco sensible a las tasas de interés (inelástico).
Céspedes argumenta que esto se debería al alto crecimiento de los créditos en los hogares de los últimos 20 años, consistente con la mayor inclusión financiera que la economía experimentó en este lapso.
Dicha inclusión aumentó la participación de personas con perfiles crediticios de alto riesgo, que están dispuestas a aceptar las altas tasas de interés que les cobran las entidades financieras.
“Los bancos tienen pocos incentivos en bajar las altas tasas de interés de sus productos, pues estos no incrementarían sustancialmente la demanda de créditos al ser pequeña la elasticidad respectiva”, indicó el economista en el documento.
Para Janina León, profesora principal del Departamento de Economía de la PUCP, existen otros factores más importantes que las tasas de interés a la hora que una persona toma un crédito, como por ejemplo, el destino del financiamiento, la cercanía con la institución financiera y la oportunidad para endeudarse. De ahí que se explica la poca sensibilidad que existe entre la demanda de créditos y las tasas de interés.
León estima que pasada la cuarentena las personas demandarán menos créditos independientemente a la tasa de interés, debido a que van a demandar menos bienes duraderos y no van a calificar a un crédito por la pérdida de empleos.
“Una recomposición de los canales de consumo, un cambio en la capacidad de pago de los clientes y la pérdida del empleo formal afectará el crédito de consumo”, concluye.
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