Los resultados de los últimos cuatro procesos electorales en el Perú muestran que las regiones del sur votaron en primera y segunda vuelta casi siempre por candidatos que proponían un cambio del modelo vigente: Ollanta Humala en el 2006 y el 2011, y Pedro Castillo en el 2021.
Los comicios del 2016 fueron un caso especial. En el balotaje se enfrentaron Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y Keiko Fujimori, dos figuras asociadas al sistema. Pero en el sur la ventaja del economista fue muy amplia: 20,87 puntos porcentuales sobre la lideresa de Fuerza Popular [ver fórmula en el gráfico adjunto].
En la primera vuelta de ese año, el sur respaldó a Verónika Mendoza, quien ganó en cinco de las siete regiones.
LEE TAMBIÉN: Salud en el sur: Apenas el 2,5% de establecimientos está en buenas condiciones
“El voto en el sur es antifujimorista, no solo por Keiko Fujimori, sino por el modelo político y económico al que representa. También es un voto orientado a la reivindicación frente al modelo y al centralismo”, explica Paulo Vilca, director del observatorio regional de 50+1.
En los últimos 15 años, en los tres comicios en los que compitió, Fujimori solo ganó una vez en una región del sur: Madre de Dios en la primera y segunda vuelta del 2011.
"El voto en el sur es antifujimorista, no solo por Keiko Fujimori, sino por el modelo político y económico al que representa"
El experto en comunicación política Rober Villalva enfatiza que en el sur existe “un resentimiento político, económico y social porque la economía de mercado no ha alcanzado el mismo desarrollo que en otras regiones”. Esos sentimientos –agrega– se ven reflejados en los votos.
Promedio de votos en la segunda vuelta electoral, por macrorregión (2006-2021)
Por otro lado, las preferencias electorales en el sur casi siempre fueron opuestas a las de Lima y el Callao: Humala en el 2006 y el 2011, y Castillo en el 2021 –victoriosos en aquella macrorregión– perdieron en la capital y en la provincia constitucional. En el 2016, la diferencia entre PPK y Fujimori fue mínima.
La orientación electoral del centro del país es parecida a la del sur, pero es menos sólida: en las elecciones mencionadas, el candidato ganador fue el mismo, aunque en la zona central la diferencia con su contendor fue mucho menor. “Hay características comunes, pero la migración y otros procesos han permitido que en el centro se perciban las bondades de un modelo que al sur no llegó”, afirma Villalva.
Dinámica propia
El sur es también la macrorregión en la que el apoyo a un candidato tuvo mayor solidez. En ninguna otra zona del país la ventaja de un postulante a la presidencia sobre su contendor fue tan amplia.
“Las regiones del sur tienen una dinámica social, política y económica muy grande y sólida, más que en otras regiones. También existe una visión muy marcada de comunidad”, comenta Vilca.
Para Richard Tapia, director del Instituto Peruano de Comunicación Política, en el sur hay un factor común: la postergación frente al progreso y al avance de otras regiones. “Su voto está en gran parte orientado a rebelarse contra una realidad de desventaja en la que se encuentran desde hace mucho”, expresa.
Expectativas
Los estudios de Ipsos Perú revelan que, en los últimos cuatro procesos, el sur fue la macrorregión del país en la que más rápido disminuyó la aprobación presidencial en el primer año de mandato.
“El llamado ‘romance electoral’ en el sur dura muy poco, mucho menos que en otras regiones. Eso se debe, en gran parte, a que en cada elección las expectativas de cambio en el sur son muy grandes, pero siempre quedan postergadas”, asevera Villalva.
Para Vilca, las preferencias electorales no solo están guiadas por un afán de reivindicación y reclamo, sino que también “es un voto de esperanza y de ilusión”. Por esa misma razón, el espacio para la decepción es mucho mayor.