Los indicadores de fragmentación y confianza del actual Congreso de la República alcanzan cifras históricas en cuanto a la división y la baja aceptación de este poder del Estado. Al inicio de su tercer año de gestión, el Parlamento ya cuenta con 12 bancadas, el número más alto en comparación con la cantidad de grupos reportados en el mismo lapso durante los cinco períodos parlamentarios anteriores.
Perú Libre reportó la mayor pérdida porcentual de miembros respecto a otras agrupaciones oficialistas de las últimas dos décadas. Desde julio del 2021 hasta la fecha, el 67,5% de sus legisladores formaron otras bancadas o figuran como no agrupados. El partido que empezó como primera minoría perdió 25 miembros (de 37 a 12 representantes), cifra mayor que la registrada en los primeros dos años de Peruanos por el Kambio (perdió 4), Gana Perú (perdió 4) o Perú Posible (perdió 6).
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La elevada división también impactó en la elección de los presidentes del Congreso. A diferencia de otros períodos, ningún titular de la actual gestión ha pertenecido a la bancada más votada o al oficialismo. En julio del 2021, Perú Libre y Fuerza Popular (las agrupaciones más numerosas) representaban el 47% de los congresistas, ahora solo suman el 26% del total.
A la crisis de institucionalidad se añade la de aceptación. Según la última encuesta nacional urbana hecha por Ipsos Perú, solo el 10% de la población aprueba la gestión del Congreso, la segunda cifra más baja desde el inicio de su mandato. La aceptación es menor al interior del país (8%) y en la zona sur (solo el 1% lo aprueba).
Causas y recomendaciones
Para Alejandro Rospigliosi, abogado constitucionalista y exjefe de estudios constitucionales del Congreso, la actual fragmentación del Legislativo se debe a la falta de modificaciones en su reglamento que prevengan o sancionen el transfuguismo, así como al poco esfuerzo de los partidos por conocer el perfil de los candidatos.
“El Congreso anterior [2016-2019] había dado una modificación muy dura contra el transfuguismo, pero el Tribunal Constitucional pasado la dejó sin efecto y hoy vemos las consecuencias: una diáspora de subbancadas. Los escaños se deben primero a los partidos que pasan la valla electoral. Si el partido deviene en ‘corrupto’, renuncio al partido y soy ‘no agrupado’ hasta culminar el período”, opina.
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El especialista recuerda que los partidos con presencia en el Congreso tienen S/78 millones de fondos públicos para su fortalecimiento, que pueden usarlos en el proceso de selección de sus cuadros. “Deberían contratar un software de minería de datos para reducir la asimetría de información entre los candidatos y el partido, en vez de pagarles sueldos a sus líderes”, remarca.
Para Martín Cabrera, abogado especialista en asuntos parlamentarios, el Legislativo debería buscar espacios de consenso y aplicar reformas al actual sistema político. “No es posible que con las mismas reglas se quiera llegar a resultados distintos. Hay reformas en tres niveles, las más ‘duras’ son las constitucionales (reelección, renovación por tercios), pero hay otras que tienen que ver con las leyes que regulan el sistema de partidos o el reglamento del Congreso. No es muy complicado aprobarlas, el asunto es si los congresistas están dispuestos”, dice.