Jorge Paredes LaosJorge Falen

La mañana del 9 de diciembre de 1824, dos ejércitos extenuados se miraban las caras en la pampa de Ayacucho y el cerro Condorcunca. Después de más de cuatro años de proclamas, escaramuzas, emboscadas, enfrentamientos, muerte y dolor, el largo camino de la libertad parecía llegar a su fin. Esos últimos meses habían sido intensos no solo por las agotadoras caminatas por quebradas y helados pasos cordilleranos que afectaban a las tropas de ambas escuadras, sino también porque las provisiones se iban acabando.