En su partido de despedida previo al viaje a Estados Unidos, la selección peruana igualó sin goles ante Paraguay en un partido bastante chato respecto a la expectativa previa que se había formado sobre su desempeño. Con dos tiempos friccionados e incómodos, la ‘bicolor’ no tuvo un solo disparo al arco y la euforia ‘blanquirroja’ colectiva tan abrumadora en la previa, terminó diluyéndose hacia el final del encuentro. Por su parte, la hinchada, el Monumental como nueva casa de la selección y el mismo Jorge Fossati a ras de campo, dejaron postales de un 0-0 que sabe a poco a días del arranque de la Copa América.
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Como se recuerda, tras su paso por Universitario de Deportes, una de las características que más de recuerdan de Jorge Fossati es su creencia ferviente en Dios y sus celebraciones de gol señalando al cielo. Esta vez, tras el arribo del bus de la ‘bicolor’ al Monumental, lo primero que hizo el estratega uruguayo al poner un pie en el recinto deportivo fue hacerse la señal de la cruz y, después de unos minutos, saludar a un viejo trabajador del estadio que tan bien conoce y ya es su casa.
Luego, los jugadores fueron pasando uno por uno rumbo a los vestuarios y se ratificó que Wilder Cartagena ha heredado oficialmente la labor de musicalizador que cumplían Christian Ramos y Luis Advíncula en el plantel. Esta vez, el volante que partió de titular, fue el encargado de llevar el parlante rumbo al camerino y, según lo visto en los últimos días de entrenamiento, ya es una tarea que se le ha delegado.
A medida que avanzaban los minutos, el Monumental iba luciendo cada vez más ‘blanquirrojo’ y el aforo del 90% de entradas vendidas iba haciéndose notar. Como ya es sabido, la FPF mira con buenos ojos que la casa de Universitario de Deportes sirva de sede para la selección y, de hecho, el mismo Jorge Fossati se ha referido al tema en más de una oportunidad. Ya sea por temas de recaudación o de estado del campo, es bastante probable que vayamos acostumbrándonos a ver a la ‘bicolor’ en Ate y, para ir haciéndose más familiar, la conocida espiral que se ubica en el ingreso a la tribuna de occidente, ya lucía de ese color.
El recibimiento a la selección fue a lo grande. Con las cuatro tribunas casi abarrotadas, se volvió a sentir el calor de la hinchada nacional como hace varios partidos no pasaba. Entre fuegos artificiales, globos y cánticos al equipo, la fiesta ya se venía armando en las tribunas; sin embargo, con el correr de los minutos, el partido en sí mismo no la acompañó.
Jorge apasionado
Ya una vez iniciado el partido, se pudo notar a un Jorge Fossati bastante impaciente a la hora de dirigir, sobre todo cuando iba notando que las ideas de elaboración no parecían caer en campo peruano. Ya sea caminando de un lado a otro, reclamando airadamente con los brazos extendidos hacia los lados o llamando a algún jugador para darle indicaciones constantemente, Fossati demostraba su necesidad por ver un mejor funcionamiento. Por su parte, los futbolistas que aguardaban en la banca de suplentes vivían el partido tal cual como un hincha más. Luis Advíncula y Paolo Guerrero, sobre todo, se llevaban las manos a la cabeza en cada disparo impreciso peruano o cada aproximación peligrosa del rival.
Con el 0-0 como resultado inminente y a falta de cinco o seis minutos para el final del encuentro, muchos hinchas empezaron a abandonar las tribunas con un gesto de desazón y disconformidad con el trámite partido, más allá de que el marcador haya quedado en blanco. Finalmente, tras el pitazo final, Fossati, cabizbajo y pensativo, esta vez no se despidió de la hinchada en la tribuna, sino que caminó reflexivo rumbo a los vestuarios.
“Creo que tuvimos un partido muy sólido de principio a fin, erramos los caminos por momentos en el primer tiempo. Tuvimos un juego muy vertical, ansiosos, apurados por llegar al área rival. Generamos 4 o 5 contragolpes en ese lapso, hacia Lapadula y Rivera con pelotas largas que eran peligrosas, pero no estuvimos finas en la terminación de la jugada”, dijo Fossati en conferencia de prensa. El semblante adusto, pero tranquilo del técnico reflejó su experiencia en estas batallas. Esto es el principio, se entendió entre líneas.
“Lo que corregimos en el intervalo es que no alternábamos, que solo buscamos esa pelota vertical. Eso debe ser un arma, pero no la única. Corregimos y yo vi después un equipo diferente, con los mismo once, y en los primeros minutos del segundo tiempo tuvimos ese juego que nos faltó al inicio. También es real que rematamos poco. Llegamos por afuera, pero no fueron bien terminadas. Tuvimos poco y ellos también, jugamos ante un rival muy fuerte. Este Paraguay tiene jugadores con mucha capacidad en todas las líneas y creo que para nosotros fue un paso importante. Me deja debiendo que no logramos la profundidad como equipo que necesitamos”, puntualizó el entrenador uruguayo.
En adelante, queda una última prueba ante El Salvador (viernes 14) antes del debut contra Chile en la Copa América. Ahí si se exigirán mejores resultados.