Tiempos de VHS parecen los que discutíamos sobre qué sería de la selección el día en que ya no esté Paolo. No alcanzaban las cervezas ni los megas. Lejos de Perú por una lesión, cerca a partir de las declaraciones del técnico Juan Reynoso, la crisis sin Guerrero ha sido una oportunidad. Apareció Gianluca Lapadula, que se compró a todos desde el día en que cantó a Sinatra a capella y el Contigo Perú con su mamá, y, sobre todo, tras gritar los goles que Guerrero se había llevado para siempre. Anoche hizo 2 -si le contamos el autogol-, generó un penal, y dejó la sensación de que es tan titular como Cuevita, Tapia o Gallese. Que hay un problema menos por resolver en este reinicio de selección. Y que los tres que vienen -Valer, Ruidíaz, Ormeño- tiene un espejo grande en el cual mirarse.