Harold Mayne-Nicholls ha sido pieza clave en la historia del fútbol chileno en el siglo XXI. Es, sin duda, uno de los dirigentes más reconocidos y mediáticos del deporte sudamericano, recordado principalmente por ser el gestor de lo que hasta el 2007 se pensaba imposible: la llegada de Marcelo Bielsa a la dirección técnica de Chile y con ello, una revolución deportiva y mental que alcanzó su apogeo con la clasificación de su selección al Mundial de Sudáfrica 2010. Con basta experiencia como dirigente de fútbol y asesor en la FIFA, en el 2023 ha liderado con éxito la organización de los Juegos Panamericanos disputados en Santiago.
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El también periodista, docente y escritor, conversó con Deporte Total sobre la importancia de que países como Perú y Chile asuman la titánica labor de organizar megaeventos deportivos como los Panamericanos y reflexionó frente a los desafíos de la gestión deportiva. Además, habló de su admiración por jugadores como Teófilo Cubillas, Paolo Guerrero y Waldir Sáenz. Repasó llegada fallida a Sporting Cristal (2014) a la Videna en tiempos de Edwin Oviedo (rumbo a Rusia 2018), y confesó su gran cercanía con Alianza Lima. Finalmente, se refirió a su relación con el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Agustín Lozano, y respondió ante la posibilidad actual de llegar a trabajar en el fútbol peruano. ¿Ha tenido contacto con él?
Bielsa, Gareca y el fútbol
¿Cuál es su lectura, tantos años después, de lo que significó la llegada de Marcelo Bielsa al fútbol chileno?
Bueno, la mayor lectura es que aquí la gente tiende a creer que esto sirvió única y exclusivamente para un tema futbolístico y yo siempre he insistido en que esto fue también un tema de cómo se le demostró al país, a través del fútbol, que las cosas haciéndolas bien, de buena manera, teniendo un propósito claro, construyéndolo en base a valores y principios de vida, podían traernos recompensas inesperadas, no solo en lo deportivo, no solo en el triunfo del día domingo, sino que también en la concepción de país que tenemos, como comunidad para seguir creciendo, yo creo que eso fue de lejos la mayor enseñanza que nos dejó Marcelo.
¿Usted actualmente sigue ligado al fútbol?
Sí, yo administro un club, que es el Club Trasandino, que juega en la tercera división en Chile, y asesoro a Colo Colo en la construcción, diseño y toda la etapa para la renovación y remodelación del estadio Monumental.
¿Qué le ha parecido la llegada de Gareca a Chile?
Yo, insisto, estoy totalmente alejado de todo lo que es la dirigencia del fútbol, así que voy a dar una opinión nada más como que hincha, como chileno, yo creo que la llegada de Gareca, no tengo el gusto de conocerlo, pero lo entrevisté, imagínese, luego del famoso partido de Argentina-Perú en 1985, cuando en el último minuto Argentina logra clasificar directo al Mundial con gol de Gareca tras pase de Pasarella, yo trabajaba en el periodismo en ese tiempo, en el diario La Nación, fui enviado a ese partido porque acuérdese, el que perdía jugaba con Chile en el repechaje, fui enviado y lo entrevisté en el vestuario, es la única vez que estuvo con él, hace casi 40 años, pero lo escucho y lo veo en sus actitudes y sus acciones, y me parece que es un tipo muy centrado, muy dedicado a lo que quiere, muy profesional y quizá lo que más me llama la atención es que lo hace de una manera muy apasionada, pero sin ese histrionismo que tienen otros, no necesita demostrar a través de gritos, manifestaciones, reclamos, etcétera, que está realmente involucrado y apasionado con el tema, siempre sus mensajes son positivos, cautelosos, mirando el horizonte, pensando en el largo plazo y no en lo que pasó en los noventa minutos.
¿Empezó el recambio generacional en Chile?
Sí, pero ya eso es parte de lo que se ve involucrado, cuando él evalúa qué jugador ya no está, pues tiene que traer a otro, eso es parte del trabajo, sino hubiese sido Gareca, cualquier otro habría necesariamente tenido que introducirse en eso porque es un tema natural y por la edad, que es cualquier competencia porque la juventud también espera su espacio.
Oviedo, Cristal y King Kong
Lo digo porque al hincha le cuesta dejar ir a los ídolos, nos pasa aquí con Paolo Guerrero, nos pasó con Jefferson Farfán...
Es así, es parte de nuestra cultura, en Latinoamérica en general, generamos nuestros grandes ídolos y cuando ya no están al mismo nivel, no rinden igual, el hincha sigue pensando en aquél que le llenó la vista y el corazón años atrás, no se lo saca de la mente, y eso, de alguna manera, le devolvemos más al jugador de lo que hacen en otros lugares como Europa, por ejemplo. Nos cuesta mucho en general dejarlos ir.
¿Alguna vez fue invitado a trabajar en el fútbol peruano?
Sí, me invitaron dos veces que me acuerde. Primero, tengo un gran amigo en el fútbol peruano, un gran amigo de la vida que es Carlos Franco, que era dirigente en Alianza Lima, seguimos siendo amigos y siempre tiene a Alianza ahí, cuando está él siempre existe esa posibilidad, sin que nunca me lo haya dicho, pero me lo transmite. Y una vez me invitaron a trabajar en un cargo así como de gerente general o secretario general en la Federación Peruana de Fútbol, fue previo al Mundial de Rusia 2018, ya estaba Juan Carlos Oblitas como director deportivo, estaba Edwin Oviedo, me invitó y no nos pusimos de acuerdo. Y después me invitaron en otro proyecto que era muy interesante, muy desafiante, iba a ejercer un cargo muy similar en Sporting Cristal, estuve en Lima, vi un partido de Cristal en el estadio, un día domingo al mediodía, ganó Sporting, no recuerdo a quién, hace seis o siete años quizá [fue en 2014], el presidente era un alto ejecutivo de la cervecera [Felipe Cantuarias], muy buena gente, me pareció un proyecto muy interesante, me gustó mucho la posibilidad, pero hubo cambio de presidente y la cosa no fructífero. Y la otra que me acuerdo, me invitaron, pero a través de Panam Sports, no de Perú, cuando los Juegos [Panamericanos] de Lima estaban en una etapa compleja, que la Villa no se sabía si iba a estar, el 2017, quizá el 2016, no recuerdo, fui a Lima, estuve tres días, en enero, a hacer varias visitas y ver si me interesaba, recuerdo haber ido a conocer las instalaciones de la Villa, pero finalmente tampoco se materializó. Lo que sí muchas veces dentro de mi trabajo con FIFA, estuve muy involucrado en la organización del Mundial Sub 17 en el 2005, que ganó México, me tocó recorrer mucho Perú, un país que siempre me ha gustado mucho.
¿Estaría abierto a una nueva posibilidad de trabajar en Perú?
Siempre todo es posible, ahora entre comillas más fácil y más difícil, más fácil porque ahora mis hijos ya no están en el colegio, están en tercero o más de la universidad; pero ahora están los nietos y eso lo pone más difícil [risas]. Pero siempre se puede analizar cualquier ir a Perú, mi bisabuela nació en Iquique cuando Iquique era peruano, así que imagínese, algo tengo de allá, de Perú.
Lozano, el cebiche y su Sublime
¿Conoce a Agustín Lozano?
Sí, Agustín es de Chiclayo si no me equivoco, estuve en Chiclayo con él varias veces, hicimos un proyecto FIFA GOL ahí y él era el presidente de la Departamental, me tocó compartir con él.
¿Alguna vez le ha sugerido traerlo a Perú últimamente?
No, con Agustín he tenido contacto muy rápido, cuando Perú clasificó al Mundial de Rusia, fui a Lima, me parecía que era un evento histórico del fútbol peruano y Latinoamericano, así que fui a ver el partido, compartí dos minutos con él, obviamente previo al partido el nerviosismo y todo, nunca surgió nada, pero sí nos conocemos, me llevó a una cancha que estaba cerca a una fábrica de dulces, la cancha estaba muy bien ubicada, muy bonita, después me llevaron a comprar unos dulces típicos de Chiclayo, el King Kong; también soy un fanático de los chocolates Sublime, mi esposa que es tenista, cada vez que va a jugar a Lima por un torneo me trae altas provisiones. El King Kong era extraordinario.
La tentadora gastronomía peruana...
Sí, cuanta comida extraordinaria, eso ya está a otro nivel, cebiche sí, mi amigo Carlos Franco me enseñó hasta hacerlo, así que ocasionalmente lo hago.
¿Le pasó por la cabeza que el directivo peruano en el fútbol no es bien visto?
No, no es que no sea bien visto, digámoslo de otra manera, hay gente que no entiende por qué uno está involucrado en el mundo del fútbol o en el mundo del deporte, hay muchos que son grandes personajes y que los vean en el fútbol o en el deporte, llama mucho la atención.
Alianza Lima y Cubillas
¿Cómo lidiar con los malos directivos?
No tengo la fórmula, pero si hay que lidiar con algo, es que los dirigentes debemos tener como primera prioridad el deporte, para a través del deporte en el que estemos involucrados, podamos entregarle a los atletas, todas las herramientas para que ellos puedan cumplir al máximo. Cuando eso se da, es muy difícil que alguien te critique, cuando se da lo contrario, evidentemente se genera un ruido innecesario.
¿De entre todas las opciones, la de Alianza Lima sería la más latente?
Y no sé si Carlos aún está en la dirección o algo con Alianza, yo le mandó WhatsApp y mensaje como él me manda a mí, pero no sé si él está realmente tan involucrado ahora como estuvo años atrás, Alianza Lima es un club con la raíz del pueblo y un club que siempre ha entregado jugadores extraordinarios, entonces esos desafíos siempre son motivadores.
¿Recuerda un jugador?
Teófilo Cubillas. De la actualidad Advíncula me gusta mucho, no sé de qué club se formó, me parece que de Sporting Cristal, me gusta muchísimo. Y Paolo Guerrero, ni hablar, un goleador de raza, La Foquita Farfán, ese sí que es de Alianza si no me equivoco, porque Paolo se fue antes de debutar al Bayern Múnich, la Foquita sí debutó en Alianza. Waldir es también un gran jugador de Alianza, así me acuerdo de muchos. Hay una cosa que, no recuerdo el nombre del dirigente que lo mantiene, que juegan una vez a la semana exjugadores con dirigentes, una mezcla, cuando yo iba en forma más asidua, debo haber jugado tres o cuatro veces ese partido y era un espectáculo ver a los jugadores peruanos, la pelota pasaba cerca mío nomás, porque te dejaban la pelota chiquita y era una fiesta, era ir a divertirse, realmente era un placer jugar esos partidos.
Fossati y su último libro
¿Usted además es docente y hace poco publicó su primera novela policial?
Sí, soy docente, ahora estoy en la Universidad de Concepción, también en ingeniería, he escrito varios libros, el último es una novela que se llama La daga de la muerte, un crimen que pasó en Chile en 1916, yo quería escribir en el 2015 y fui a investigar cómo se había generado la primera Copa América en 1916 para escribir un libro de eso y me fui a hacer la investigación, y descubro este crimen que conmocionó a la comunidad chilena, sobre todo en Santiago, y terminé escribiendo esa novela, la terminé publicando el pasado diciembre.
Escribió un cuento para niños también...
Sí, más que para niños, para adolescentes, eso lo escribí cuando era presidente de la ANFP, lo más complicado de escribir es cuando lo haces con retrospectiva del tiempo, es decir con hechos que pasaron antes, es que estás terminando de escribir y te encuentras con un archivo, una noticia o con alguien que te dice que no estás poniendo esto que pasó ese año y eso te atrasa, pero me sirve como una terapia para salirme de los temas y concentrarme en otra cosa y después enfrentarlos de una manera más tranquila y no con el ardor que significa la discusión permanente de los temas.
¿Conoce a Fossati?
Sí, estuve con él cuando dirigía un equipo grande en Uruguay, tuve una reunión y fui a ver tres partidos, él jugaba de fondo, yo llegué al preliminar, así que vemos todo un segundo tiempo juntos, si no me equivoco él jugó en Chile, así que tiene además muchos recuerdos de aquí, si no me equivoco jugó en Deportes Temuco. Yo empecé a hacer periodismo en el año 83. él jugó en Deportes Temuco el 83-84, ahí fue que lo entrevisté alguna vez, por eso es que nos conocíamos.
Deporte, desarrollo y comunidad
¿Qué es lo más valioso, cree usted, que le dejó la organización de los Juegos 2023 a Chile como sociedad?
Para mí, apostar por grandes eventos deportivos como son los que van a hacer ustedes el 2025 y ya lo hicieron el 2019, es entregarle a la comunidad, al país, una herramienta para combatir esta gran lacra que tenemos, como son la obesidad, el sedentarismo, la desintegración, la falta de actividad. Y en el caso concreto nuestro, hace prácticamente un año, en octubre del año pasado, logramos algo que en el país lo necesitábamos, que era la unión de todos los chilenos y las chilenas, que era sentirnos orgullosos de nuevo de haber nacido en esta tierra y sentir una alegría que se nos había extraviado hace tiempo, por lo tanto son valores muy positivos, que nos traen los juegos, que son muy difíciles de medir, en cuanto a lo económico, en cuanto a lo financiero, en cuanto a si recuperamos la inversión, pero donde ganamos muchísimo en el otro lado, en cuanto aportarle a la comunidad una mejor calidad de vida.
Usted dijo en una entrevista que Chile como sociedad necesitaba un ambiente positivo, y estos eventos deportivos trascienden en este aspecto...
Sí, yo no tengo duda alguna [de eso]. En este caso fueron los Juegos Panamericanos, mañana puede ser otro tipo de actividad, no necesariamente los Juegos Panamericanos es la única herramienta para esto, cualquier actividad donde la actividad física está presente, la competencia deportiva está presente y se realiza con altos estándares de calidad, con excelencia y basado en valores y principios de vida, la gente valora de buena manera, acompaña y finalmente queda agradecida por el evento, porque ayuda a vivir mejor, yo creo que esa prueba está más que clara, imagino que en Lima, en el 2019, fue exactamente lo mismo.
¿Qué desafíos representa para países como Perú o Chile el desarrollo del deporte?
Yo no conozco el caso, en detalle, del deporte peruano, por lo tanto quiero ser muy cuidadoso, no tengo ninguna experiencia de cómo lo manejan. Lo que yo puedo decir es lo que ha pasado en Chile en este siglo, y lo que ha pasado es que ha habido un claro compromiso del Estado, en los distintos gobiernos, en darle al deportista un estatus distinto al que tenían antes, entregarles reconocimientos, no solo emocionales, como son medallas, premiaciones, saludos, etcétera; sino también reconocimientos económicos, que no solo son para el atleta, también para el entrenador, para que pueda seguir entrenándolo, para que puedan viajar y competir a nivel internacional. Es decir, ha habido una inversión del Estado que sumada a la inversión de los privados, ha permitido a nuestros atletas competir de mejor forma, mejorar los logros en nuestras dos principales competencias, como son los Juegos Odesur y los Juegos Panamericanos, y este año sumar por primera vez en nuestra historia una mujer como medallista de oro olímpica, y una nueva medalla de plata, medallas que no lográbamos desde Beijing. Entonces, esa política ha dado resultado. No son deportes ultra profesionalizados como el fútbol o el tenis, que eran nuestras cuatro últimas medallas, sino que son deportes como el tiro con skeet y la lucha greco romana, y eso habla de que está política del Estado empieza a dar frutos en la alta competencia. Entonces, en Chile ha resultado es que ha habido una política detrás en apoyar a sus deportistas de manera integral y eso ha traído logros deportivos que en general, para la comunidad resultan no solo emocionante y gratificante, sino que también motivadores para encontrar o en esos deportes o en otros, posibilidades para salir a competir.
Usted se refiere a la inversión privada como un factor clave entonces... ¿Cómo se convence a los privados de invertir?
Tener claramente establecidos todos los márgenes, donde hay una transparencia absoluta respecto de qué se ha hecho con los recursos que ellos invierten, y donde tienen además un sistema basado en algo más que logros y resultados, y ese algo más no lo contaminen con hechos reñidos con el mundo del deporte como, no sé, lograr un éxito sabiendo que hiciste trampa. Y ese es el camino que hay que buscar con la empresa privada, convencerlo de que esto que estamos haciendo va en esa línea, una línea de transparencia, una línea objetiva, de gobernanza, de que los recursos están siendo bien utilizando, y finalmente de que los logros se deben al esfuerzo, a la perseverancia, al trabajo, a la disciplina, pero no ha hechos totalmente reñidos con el mundo del deporte.
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¿Qué lo avoca en el corto o mediano plazo y cuál es su mayor preocupación con el deporte chileno?
Bueno, yo quiero partir aclarando que no tengo ninguna relación con la postulación de Chile a los Juegos Olímpicos del 2036, solo lo encuentro maravilloso como fanático del mundo de la actividad física y no tengo ninguna relación tampoco con ninguna entidad deportiva en general, lo hago solo por alguna experiencia que tengo en el deporte, básicamente en el fútbol y ahora la organización como director ejecutivo de los Juegos Panamericanos 2023. Y mi preocupación es la misma, que los deportistas tengan siempre todas las condiciones para poder desarrollar sus capacidades al máximo nivel, que no se encuentren con la frustración de que querían a un torneo y quienes estaban a cargo olvidaron sacarle el pasaje, que no tenía la visa o que no tiene reserva de hotel; yo siempre creo que esa es la labor de nosotros los directivos, entregarle a los deportistas, sobre todo cuando son de alto rendimiento, todas las herramientas para poder concentrarse en lo que necesitan, para mejorar su marca o lograr éxitos deportivos.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades que encontró al trabajar con otras disciplinas ajenas al fútbol?
Es más difícil, obviamente, por razones naturales, porque hay menos recurso, hay menos espacio en los medios, la cobertura es menor y la repercusión también es menor, solo en los medios, también en las redes sociales. Y se le suma un tema que, lamentablemente, en América Latina, es una realidad: el no comprender de parte de quienes dirigen, la importancia para un deportista de poder trabajar con total tranquilidad y poder concentrarse en cumplir las metas deportivas. Muchas veces los dirigentes deportivos en América Latina nos concentramos en otros temas, muchas veces estamos involucrados en temas de más polémica que acción a favor de los deportistas y eso, evidentemente, daña las posibilidades reales de poder crecer en el mundo de la competencia.
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