Como todo país amante del fútbol, el Perú tiene su lista de la infamia. Sergio Chechelev, Gastón Castro, Romualdo Arppi Filho, Julio Luna son algunos de los integrantes de esta ominosa relación, que suele ser recordada cuando un equipo nacional se topa con un arbitraje deplorable. Julio Bascuñán acaba de ganarse su membresía
Sin embargo, con la cabeza más fría y tras haber revisado varias veces las imágenes, leído la opinión de especialistas y consultado el reglamento, debo reconocer que el juez no se equivocó al marcar los dos penales contra la selección la noche del martes ante Brasil. En el primero, Yotún jala tontamente la camiseta a Neymar (sobre la supuesta mano del brasileño, su cobro está sujeto a interpretación del juez) y en el segundo, el video muestra cómo Zambrano pisa al delantero del PSG.
¿Sigue siendo mala su actuación? Como señala Juan Carlos Oblitas en entrevista a este Diario, fue un arbitraje “tendencioso”. El excesivo rigor de Bascuñán cuando tocaba pitar en contra de los nuestros hizo que la cancha se inclinara a favor de la visita. Y en otros momentos –como el codazo contra Trauco- prefirió hacerse el desentendido. Para favorecer a un equipo no se necesita inventar penales o tarjetas rojas; los arbitrajes tendenciosos se construyen ajustando las tuercas para un solo lado. Así se exasperan los ánimos y se desata el descontrol.
La eliminatoria recién empieza y, si alguien lo ha olvidado, no solo se juega en la cancha sino fuera de ella. Con una plantilla remendada, Gareca ha vuelto a hacer un trabajo extraordinario. Nos hizo competitivos frente a un seleccionado top como Brasil, al que controló y atacó con autoridad. Pero estos partidos suelen definirse por detalles que, por lo general, seleccionados de mayor fuste suelen aprovechar: desde errores arbitrales hasta fallas puntuales, como la de Gallese en el centro previo al segundo gol.
Con Guerrero, Flores y Ruidíaz descartados, y Cueva en una pierna, las diferencias entre el banco y los que estaban en la cancha se hicieron abismales. A Perú no le sobra nada y cuando falta alguno de los 13 o 14 de siempre, todo se pone cuesta arriba.
Gareca no es mago. Potencia jugadores pero no los fabrica. Esa es función de los clubes, la mayoría instituciones hechas de papel mojado que sobreviven como pueden, ante la indiferencia de la Federación Peruana de Fútbol, que pareciera sentirse a sus anchas manteniendo el statu quo. Con su anterior presidente con arresto domiciliario y el actual implicado en un caso de reventa de entradas, suena irreal la posibilidad que desde la Videna se impulse un cambio de raíz que modifique las estructuras de nuestro balompié y permita que los seleccionadores tengan, literalmente, jugadores de dónde seleccionar.
Otra demostración de debilidad de la Federación es haber permitido que la Conmebol programe un árbitro de la calaña del señor Bascuñán.
En estas condiciones, conseguir la clasificación volverá a ser una proeza.