Con un gorro azul, conjunto de Alianza Lima, unas zapatillas deportivas, un pequeño morral del Barcelona que le trajeron de España y el andar despacito, como pidiendo permiso, don Hugo Alejandro Sotil Yerén (Ica, 18 de mayo de 1949) nos guía por los pasillos del estadio de Matute como si fuera su casa. Bueno, es su casa. Así siempre lo consideró y así se lo han hecho saber ahora que es Embajador Leyenda del club. “Me dan ganas de saltar al campo y jugar”, nos dice mientras mira fijamente el gramado del estadio desde una de las tribunas populares. Se siente feliz, deja la timidez a un lado, y se convierte el protagonista de esta entrevista con DT El Comercio en la que también se da un momento para opinar sobre Juan Reynoso, el técnico de la selección peruana.
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—¿Recuerda cómo llegó a las infantiles de Alianza Lima?
De Ica vine a los diez u once años. Llegué a un barrio popular como es La Victoria y jugaba en la pista y en un campo que había a la espalda del Cine Mundo. Ahí empecé a jugar desde pequeño todos los domingos. Un día un señor me preguntó si quería probarme en Alianza Lima y le dije que sí, porque soy aliancista desde siempre. Me trajo, me probaron y tuve la suerte de encontrar en ese equipo el que se convirtió en mi gran amigo, mi ‘compadre’, Teófilo Cubillas.
—Es ídolo de toda una generación, pero, ¿usted tenía ídolos?
Mis ídolos siempre han sido Pitín Zegarra, Perico León y Rostaing. Siempre los miraba, los admiraba. Recuerdo que un día hicimos un partido de práctica con el primer equipo de Alianza Lima en el que estaban ellos. En ese tiempo entrenábamos en la noche porque la mayoría estudiábamos.
—¿Es cierto que Teófilo Cubillas fue el principal gestor para que deje el Barcelona y juegue por Alianza?
Sí. En ese tiempo estábamos jugando en Europa. Él y yo. Un día recibo una llamada de mi ‘compare’ Teófilo y me dice: ‘compare, estoy regresando a Lima, a Alianza’. Y me animó. A los dos meses ya estaba entrenando con el club. El arreglo fue rápido y tuve la suerte de jugar con otros grandes como César Cueto, Chalaca Gonzales, Jaime Duarte, ‘Finadito’ Rojas.
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—¿Fue un sueño volver a Alianza? Jugó en menores, pero no logró debutar con el equipo del que es hincha…
Mi anhelo siempre fue regresar al Perú y jugar en Alianza Lima porque yo había estado en Municipal, pero el equipo de mis amores siempre fue Alianza. Y qué mejor que me llame mi ‘compare’ Teófilo para decirme que también regresará, que jugaremos juntos.
—¿Había otros clubes que también lo querían antes que Alianza?
El año que yo no jugué, que fue el 74-75, el Inter de Milán y el Olympique de Marsella me querían. Su interés siempre estuvo ahí, pero yo no ‘masticaba’ el italiano ni el francés, así que agarré mis chivas y me vine a La Victoria. Mi hinchaje por Alianza pesó más y era una bonita oportunidad también porque se venía el Mundial de 1978. Así que regresé y posteriormente me llamaron a la selección.
—Cuando volvió, Alianza armó un equipazo con Cubillas, Cueto y Velásquez en el mediocampo, ese tridente que también formó la volante de la selección. ¿Lo considera como el mejor Alianza de la historia?
No lo sé. Salimos campeones dos años seguidos. Pero al principio nos costó. Íbamos por la octava fecha y estábamos en mitad de tabla. Posteriormente, con la llegada del profesor Juan Eduardo Hohberg, el equipo se arregló y logramos campeonar el 77 y 78.
—¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de ese bicampeonato, sus únicos dos títulos con el club?
Volver a mi casa. Cuando estuve pequeño, Matute no era el estadio que es ahora. Recuerdo que entrenábamos en un campo con gras y tierra. Pero era hermoso en ese entonces ver a Perico León o Pitín Zegarra, jugadores que nunca se me van a ir de la mente.
—¿Quién fue el mejor jugador con el que jugó?
En Perú, con mi ‘compare’ Teófilo. Ya nos conocíamos de las juveniles. En Europa tuve la suerte de jugar con grandes como Johan Cruyff, Johan Neeskens. Después jugué con muchos jugadores internacionales. En ese tiempo había esos partidos de América vs. Europa y nos invitaban. Alternábamos con figuras como Pelé, Rivelino. Nos hicimos amigos con Pelé, Paulo César y Jairsinho.
—Tuvo dos socios: Teófilo Cubilla en Alianza Lima y la selección, y Johan Cruyff en el Barcelona. ¿Cómo definiría a ambos en juego?
Eran similares en su juego porque tenían una velocidad increíble con la pelota dominada. Armaban el equipo y hacían goles. Tanto Teófilo como Johan arrancaban en tres cuartos de campo, así que yo me quedaba esperándolos y, con ellos en carrera, hacíamos la pared. Con mi ‘compare’ Teófilo lo sabíamos de memoria, pero con Johan sí tuvimos que adaptarnos.
—Fue el único peruano que jugó en el Barcelona. ¿Hubo alguna chance de que otro de su generación sea fichado por el equipo azulgrana?
Cuando firmo por el Barcelona, Municipal fue invitado para un Trofeo Joan Gamper. En el ‘Muni’ jugaba César Cueto y se enamoraron de él. Pero lamentablemente solo dos extranjeros podían jugar y yo ya estaba ahí. También por mi ‘compare’ Teófilo, pero él ya había firmado por un equipo de Suiza (Basel). A Teófilo ya lo conocían del Mundial del 70. Querían juntarnos pero no se podía.
—¿Qué significa para usted el profesor ‘Cholo’ Castillo?
Tenía una paciencia de irse por todo Lima a buscar talentos. Se iba a cualquier barrio. Para mí fue una enorme satisfacción haber llegado a sus manos porque me enseñó mucho. Cuando llegué a Alianza, no tenía sitio, pero él sabía que era un buen jugador y me puso de volante. En ese tiempo no había la marca de hoy, por eso que dejaba el mediocampo y me iba al área o los costados para llegar al gol.
—¿Qué siente al ser considerado el mejor jugador en la historia del fútbol peruano? Para muchos lo es…
Yo siempre me he sentido como un jugador que cuando me pongo la camiseta no doy por perdido ningún balón. Para mí ponerme la camiseta de Alianza o la selección era lo máximo. Te quema el cuerpo, te pican las piernas para ya estar ahí moviendo las cintura. Un día un entrenador me dijo: “Hugo, tú tienes cuerpo de cholo pero cintura de moreno”. Así que cuando tenía un balón parecía que estaba jugando una Eliminatoria. No me gustaba perder. No me gusta perder.
—Ahora vuelve a Alianza como embajador, ¿cómo toma eso?
He vuelto a mi casa. Quiero felicitar a la dirigencia porque le está dando la importancia que se merecen las leyendas del club. Vengo al estadio y me encuentro con Pitín Zegarra, mi ídolo, comparto el palco con él, con Jaime Duarte o José Velásquez. Eso es hermoso. Alianza está haciendo una buena labor con los exjugadores que dieron mucha satisfacción al club.
—¿Cómo ve el presente de Alianza en el Clausura?
Yo lo veo como campeón. Le falta un partido y sigue arriba en la tabla. Tengan la plena seguridad de que vamos a salir campeones.
—Es imposible conversar con usted y no preguntarle por la selección. Hay nuevo técnico: Juan Reynoso. ¿Qué opina?
Desearle lo mejor y que trabaje por una sola causa: Perú. Y clasificar al Mundial. No esperar tantos años para hacerlo. Perú debe estar presente siempre en los Mundiales. Siempre hemos sido un equipo que brinda espectáculo. En el 70 quedamos entre los ocho mejores y siempre soñamos con que se repite o mejore eso.
—Una de las críticas hacia Reynoso en su estilo de juego, que es defensivo. ¿Atenta contra el estilo del fútbol peruano que ustedes pregonaron?
Yo conocí a Reynoso cuando jugaba de back central. Era un jugador técnico que salía jugando con la cabeza arriba. A mí siempre me gustó él. Que haya cambiado el estilo porque se fue a México y allá hay mucho roce. Tiene que acostumbrarse al fútbol que siempre hizo Perú. Acá no encontrará macheteros. Tiene que adaptarse y seguir practicando el fútbol que siempre hemos hecho.