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Gianluca Lapadula comparte con El Comercio y sus lectores su álbum familiar. Su infancia reflejada en tiernas fotografías.
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Antes de convertirse en la esperanza de gol de un país sudamericano a miles de kilómetros de Italia, el pequeño Gianluca estudió en un colegio de monjas, en Turín. A la par disfrutaba mucho de visitar las playas del litoral y, cómo no, jugar con los amigos del barrio. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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La infancia del pequeño Gianluca siempre estuvo relacionada a la Juventus de Turín, el club de sus sueños, en el que anotó sus primeros goles. Cuando cumplió 10, lo celebró junto a su primo Giovannino Lapadula, algunos amigos cercanos y, claro está, las camisetas de la Juve. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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Disfrazado de un adorable conejito, Gianluca posa al lado de su padre Gianfranco Lapadula, el hombre que le legó su pasión por el piano; y su hermano mayor Davide, su mejor amigo y compinche de innumerables travesuras, allá por 1993. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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Las sonrisas jamás faltaron en la familia Lapadula Vargas. Los interminables juegos con Davide y Ana, sus hermanos. Pero también con sus primos. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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Gianluca y Gianfranco, su padre, tienen una relación muy fuerte. En la foto, en 1998, en la playa de Liguria, la cabeza de los Lapadula Vargas cargando al ‘Bambino’ en el mar. Momentos de felicidad plena. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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Davide es pieza fundamental en la vida de Gianluca. Es su hermano, su mejor amigo, compañero de juegos, cómplice de aventuras y travesuras. En la foto posan juntos, allá por 1993, en Turín, la ciudad que los vio crecer. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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La playa de Liguria, Italia, también acompañó los sueños del pequeño Gianluca. En la foto posa intentando parecer fuerte, como un gladiador romano. En la cancha deja todo. Quedó demostrado todas las veces que vistió la Blanquirroja. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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Corría 1998, y el camino del 'Bambino' ya estaba trazado: sería futbolista profesional. En esta foto posa junto a unos compañeros de las divisiones menores en Sisport. un complejo deportivo de Turín. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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Su padre era arquero y Gianluca al principio lo quiso imitar. Para él, Gianfranco Lapadula, su padre, era más que Gianluigi Buffon, el arquero italiano que el año en el que se tomó esa foto (1998) disputó su primer Mundial con la ‘Azzurra’. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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El ‘Bambino’ creció queriendo ser ‘Cappocannionneri’, pasándole los balones a los cracks de la Juventus como Del Piero o Zidane. En la foto, a principios del 2002, junto a sus compañeros de las divisiones mejores de la ‘Vieja Señora’. (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
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Guantes bien puestos, balón bajo el brazo y una mirada desafiante. Si Gianluca hubiese querido, hoy sería un arquero reconocido. Y su padre estaría quizá más orgulloso aún (si se puede). (Archivo personal Gianluca Lapadula / Penguin Random House)
