“El fútbol y la patria están siempre atados; y con frecuencia los políticos y los dictadores especulan con esos vínculos de identidad”, no hay mejor descripción que la que da Eduardo Galeano en su libro “El Fútbol a Sol y Sombra” para entender la relación del deporte rey con la política.
Aunque no nos guste, siempre hubo una relación fútbol – política. Así que no debería sorprendernos que algunos jugadores de la selección peruana como Edison Flores, Luis Advíncula, Carlos Zambrano, Pedro Gallese, entre otros, hayan tomado una postura a pocos días de elegir al nuevo presidente del Perú. El fútbol no es un deporte cualquiera. Es un generador de una identidad colectiva a la que llamamos patriotismo. Ha servido para denunciar cualquier tipo de abuso, para manifestarse en las tribunas contra algún gobierno, hasta para intentar frenar una guerra civil. Para lo bueno o para lo malo, siempre estuvo presente.
A continuación, un repaso los acontecimientos históricos más resaltantes donde se mezcló el fútbol con la política.
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LA CRISIS POLÍTICA EN EL PERÚ 2020.
En noviembre del 2020, el Perú era – hasta ahora sigue siendo – azotado por la COVID-19. Miles de compatriotas muertos, hospitales colapsados, largas colas en busca de oxígeno. A todos esos males, se le sumó la crisis política. El Congreso de la República votó a favor de vacancia presidencial contra el presidente Martín Vizcarra por incapacidad moral permanente a menos de un año del fin de su mandato.
Esta decisión, sumada a las diversas acciones de algunos congresistas por desestabilizar al país, llamaron a los peruanos a protestar. Lima se volvió un campo de batalla dejando cientos de heridos y dos muertos.
En esa misma semana la selección peruana tenía que medirse ante Chile en Santiago y ante Argentina en Lima. El clima no era el mejor y los jugadores quería alzar su voz pero sin caer en alguna sanción. Según el artículo 52 del Código de Disciplina de la FIFA, “se prohíbe terminantemente la promoción o el anuncio por cualquier medio de mensajes políticos o religiosos o cualquier otro acto político o religioso en el estadio o sus inmediaciones antes, durante y después de los partidos”.
Es por ello que ante ‘La Roja’ los jugadores cantaron el himno nacional con los brazos entrelazados. Un gesto para llamar a la calma por todo lo que se estaba viviendo. Pero esa no fue la única acción de los seleccionados. Varios de ellos se animaron a compartir mensajes contra el Gobierno de transición de Manuel Merino.
EL PARTIDO QUE MARCÓ LA HISTORIA DE UN PAÍS
En el año 2005, Costa de Marfil vivía una de sus peores crisis. Durante más de 4 años, el país africano, sufría por una guerra civil entre el Sur (liderada por el presidente Laurent Gbagbo) y Norte (facción rebelde liderada por Guillaume Soro). No había cuando poner pausa a esta lamentable situación.
El 8 de octubre, un partido marcó la historia de todo un país. Costa de Marfil visitaba a Sudán por las Eliminatorias a Alemania 2006. Aquel encuentro era trascendental porque ‘Los Elefantes’ luchaban por clasificar por primera vez a una Copa del Mundo. Necesitaba ganar y esperar que Camerún no sume tres puntos.
La generación más talentosa que jamás ha dado el fútbol marfileño con Didier Drogba a la cabeza, sabía que este era más que un encuentro deportivo. Tenían claro que este partido podía servir como excusa para que su país vuelva ser uno solo. Los resultados se dieron: Costa de Marfil derrotó 3-1 a Egipto y Camerún igualó ante Egipto. El camerino era un desborde de felicidad. Los jugadores marfileños dejaron pasar al a prensa no solo para que presencien los festejos, sino para mandarle un gran mensaje a todo el país.
Los picos de audiencia de Costa de Marfil eran históricos. Entones, Drogba agarró el micrófono de un canal de televisión y en vez de comenzar con la típica celebración dijo: “Marfileños, hemos demostrado hoy que Costa de Marfil puede cohabitar. Puede jugar junta con un solo objetivo. Se hizo la promesa de que esta fiesta iba a unir a todo el pueblo”.
Entonces, llegó el momento más desgarrador. Drogba junto a todos sus compañeros se arrodillaron y comenzaron a pedir “paz, paz y paz”. Además, llamaron a que dejen la armas y que se convoque a elecciones. Durante todo ese tiempo, el atacante intentó unir a su país. Es más, fue ata la zona de los rebeldes para volver a pedir la unidad del pueblo y movió sus influencias para se disputará un partido en esa parte Costa de Marfil. Algo que jamás había pasado.
El 3 de junio del 2007, el combinado marfileño goleó 5-0 a Madagascar. El partido quedó en el archivo, la noticia fue que los representantes del gobierno se juntaron con los rebeldes en un mismo estadio. Fueron cinco goles para borrar, por un momento, cinco años de guerra.
EL PARTIDO DE LA MUERTE
El fútbol no solo fue utilizado para cosas buenas. Adolfo Hitler y Mussolini lo utilizaron como propaganda para demostrar aquella insania de la superioridad aria cuando este deporte recién daba sus primeros pasos. El 9 de agosto de 1942 se llevó acabo el encuentro “más cruel” de la historia. Por eso fue bautizado como el ’'Partido de la Muerte’. De este cotejo se han escrito cuentos, libros y hasta se hizo una película con mucho éxito “Escape a la victoria” donde actuó Pelé.
El encuentro se jugó en la Ucrania invadida por los nazis. El FC Start, creado por futbolistas del Dinamo de Kiev -en su mayoría- y del Lokomotiv, se enfrentaron a un conjunto formado por militares de élite de la aviación alemana. Dicen que a los jugadores ucranianos le dijeron “Si ganan, mueren” y aun así salieron en busca de la victoria. Si iban a morir, lo haría dignamente.
Eduardo Galeano en ‘El fútbol a sol y sombra’, cuenta que los 11 jugadores fueron fusilados tras ganar el partido. Sin embargo, no es la única versión.
En el 2012, Vladlen Putistin, hijo de uno de los jugadores ucranianos contó que el partido se desarrolló con total normalidad. Sin ninguna amenaza. Además, aseguró que se volvieron a jugar más partidos donde siempre perdió el combinado alemán. Lamentablemente, el 18 de agosto de 1942, llegó la Gestapo, policía secreta oficial nazi, la cual se llevó a los jugadores bajo la acusación de que eran comunistas. Cuatro de ellos fueron fusilados y el resto, repartidos en campos de concentración, donde tuvieron la misma suerte.
LA GUERRA DEL FÚTBOL
A pocos meses de cumplirse un año más de la guerra entre Honduras y El Salvador, es inevitable refrescar aquel partido que, para algunos periodistas como Ryszard Kapuscinsky, agitó más las tensas relaciones entre ambos países.
La guerra del fútbol o también conocida como la guerra de las 100 horas, fue ese breve conflicto armado entre ambos países centroamericanos que se dio entre el 14 y el 18 de julio del 1969. Dejando cerca de cuatro mil muertos en cuatro días.
El Salvador, país más pequeño de Centroamérica, contaba con una población que bordeaba los 3 millones de habitantes. Honduras, por su parte, era cinco veces más grande, pero contaba con pocos habitantes. El gran problema de estos dos países fue producto de la tierra disponible.
Los hondureños no tomaron de la mejor manera que los salvadoreños comiencen a agarrar tierras ajenas. Ahí comenzó ese gran conflicto. Había rumores de deportaciones, persecuciones y hasta de guerra entre ambos países. En ese contexto se jugó el encuentro por un cupo hacia la Copa del Mundo.
A pocos meses del Mundial México 70, se enfrentaron las selecciones de Honduras y El Salvador. Fue tan dramática esta llave que tuvo que definirse en un campo neutral porque cada uno ganó su encuentro de local. Aquellos cotejos estuvieron cargados de violencia por parte de los hinchas y hasta de los mismos medios de comunicación de cada país.
Ciudad de México fue el escenario elegido para ese encuentro histórico. Histórico porque ambas selecciones jamás habían clasificado a un Mundial. El despliegue policial para ese encuentro fue muy grande. Aun así, a las afueras del Estadio Azteca, se registraron enfrentamientos entre salvadoreños y hondureños.
El 27 de junio, mientras los jugadores se preparaban para el partido decisivo, El Salvador rompió relaciones diplomáticas con Honduras porque cerca de 12 mil salvadoreños fueron expulsados de tierras hondureñas. El encuentro se jugó con todo ese clima violento. Con futbolistas que llevaban la idea de ganar o quedarse con la deshonra de todo un pueblo. Al final El Salvador ganó 3-2 y clasificó al Mundial. Esta clasificación impulsó a que creciera el odio entre los pobladores de ambos países.
Días después, se desencadenó la guerra entre ambos países. Dicen algunos historiadores que con o sin este partido de fútbol, la guerra se iba a dar de todas maneras.
JUGADORES CONTRA LA DICTADURA MILITAR
Myanmar (más conocido como Birmania) vive una pesadilla. En febrero de este año, los militares tomaron el poder y declararon el estado de emergencia acusando al partido de la líder Aung San Suu Kyi de fraude por su reciente victoria electoral. Esta medida no fue aceptada por los pobladores que, desde entonces, vienen protestando arriesgando su vida.
En estos últimos meses van más de 700 personas fallecidas por la represión de las fuerzas armadas. Tras estos estos lamentables episodios, los jugadores de la selección de Myanmar decidieron no participar en las Eliminatorias mundialistas ni la de la Copa de Asia 2023. Ellos no aceptan el nuevo gobierno golpista.
“No jugaremos para la selección nacional bajo la dictadura militar y estamos protestando para enviar ese mensaje. Sólo jugaremos al fútbol en la calle hasta que consigamos la democracia”, declaró el arquero de Myanmar, Kyaw Zin Htet a DW World.
A pesar de la postura de los jugadores, el técnico de la selección asiática, Antoine Hey, decidió seguir bajo la dirección de su equipo. Es más, aseguró que buscará la forma de presentarse a los próximos encuentros. “Aceptamos los sentimientos personales de nuestros jugadores, pero también tenemos una responsabilidad con el juego y las generaciones venideras”, sentenció.
No solo los jugadores de la selección de Myanmar rechazan abiertamente esta dictadura militar. Uno de los mejores nadadores de ese país, Win Htet Oo, decidió no representar su bandera hasta que todo vuelva a la normalidad. Asegura que no podría competir sabiendo que hay gente muriendo en las calles.
Hace poco, en el Miss Universo, la representante de Myanmar sorprendió a todos saliendo a desfilar con un cartel que decía: “Recen por Myanmar (Birmania)”.
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