La voz de Johan Cruyff es casi un accidente natural. Estamos en el mes de junio del año 2013. Al ex futbolista y entrenador holandés se le escucha ronco y con repentinas pausas, como si sus ideas pidieran permiso antes de aparecer. Son las cinco de la tarde en este Barcelona de verano. Por el auricular del teléfono se entromete el eco de un avión. Cruyff está muy cerca de un aeropuerto. Viaja de ida y vuelta a México y otros países de Europa aun ejerciendo sus funciones como oráculo indiscutible del fútbol total.
Contenido sugerido
Contenido GEC