Rogger Fernández

Cuando el aislamiento social el quitó en marzo del 2020 la posibilidad de hacer lo que le apasionaba, Víctor Ccanto tomó la mejor decisión de su vida. Abrió la ventana. Respiró. Pensó: “¿Y si dejo todo y me voy?” Entonces acabó con el encierro del frío departamento limeño en el que vivía para instalarse al pie de las montañas cusqueñas. Cambió el cemento por la cordillera. Y desde allí, cerca del resplandeciente cielo celeste, pudo sacar oro: de ser un peleador de Muay Thai, mezcla de pitbull y acróbata, precisión de cirujano y la fuerza de un boxeador rankeado, se convirtió en el corredor peruano más rápido a más de tres mil metros de altura. El tiempo le fue enseñando a mejorar la respiración, a conocer las calles, a mirar las inmensas piedras del Cusco como su nuevo hogar. Ccanto lo había logrado: cambiar su vida. Hace unas semanas, celebrando un nuevo triunfo en el Valle Sagrado, lo ratificó.

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