Caterine Ibargüen quedó lejos del resultado que consiguió en los pasados Juegos Olímpicos: medalla de oro en Río 2016. Encima, la colombiana se marchó de Tokio 2020 sin la posibilidad de subirse al podio tras la reciente participación en el salto triple femenino.
La ganadora de la presea de plata en Londres 2012 arrancó la jornada con su mejor marca: 14,25 metros, pero insuficientes para saborear la gloria olímpica. En los siguientes intentos alcanzó 14,01 y 14,19, resultados que le dejaron en la décima casilla.
De esa manera, la atleta de 37 años, quien arribó en medio de la expectativa por sus presentaciones previas en las ediciones anteriores, volverá a casa con las manos vacías, pero orgulloso por haber nuevamente representado a su país en la justa olímpica.
“Muchas gracias. He sentido el amor de Colombia, de mi familia. Hice lo que tenía que hacer. Lo disfruté, lo hice, porque estar en los Juegos Olímpicos es un privilegio que tenemos pocos”, expresó la nacida en Antioquia en declaraciones que reproduce el diario El Tiempo.
“Se hizo lo que mejor podía. Fue muy complicado, no solo fue la pandemia, sino las lesiones. Exigirme es abusar de la confianza”, agregó sobre quedar fuera del podio. “Me siento orgullosa de haber sido parte de la selección. Me desborda el amor por Colombia”, reiteró.
Caterine Ibargüen también tuvo palabras para la venezolana Yulimar Rojas, ganadora del oro en esta disciplina. “Estoy supercontenta por ella. Aprovecho para felicitarla. De verdad que no era un secreto que ella venía para grandes cosas, que gracias a Dios se le dio aquí en la pista y que tuvo el día perfecto para realizar sus sueños”, indicó.
“Que Dios la bendiga y que día a día siga desarrollando tan grandes saltos para que nuestro deporte siga creciendo”, agregó la colombiana sobre Rojas, quien estableció un nuevo récord mundial: 15,67 metros.
En la misma competición, la portuguesa Patricia Mamona (15,01 metros) se quedó con la plata y la española Ana Peleteiro se colgó la de bronce (14,87) para completar el podio.