MARÍA JOSÉ FERMI* @majofermi

Un terremoto azotó al vóley peruano hace diez días: abandonamos- un partido en Argentina, despidieron al técnico de la selección mayor, Sung Jin Hong, y Perú casi fue sancionado internacionalmente. Eso no fue todo. Un huracán llamado Natalia Málaga llegó para tumbarse a todos los futbolistas acostumbrados a copar las portadas deportivas del país cuando la anunciaron como nueva entrenadora del equipo adulto de vóley. En sus primeros días de práctica con las mayores, la entrenadora nos abrió las puertas.

¿Te sorprendió el nombramiento en mayores para los Bolivarianos? Antes del Premundial ya habían hablado conmigo para estar en el equipo con Hong y con seis juveniles mías. Luego se dio el problema en Argentina y ahora me han dado la responsabilidad a mí. Hay que trabajar y hacer lo mejor posible para borrar todo lo que ha pasado. No ha sido nada bueno.

A Trujillo se decidió ir con una Sub 23. ¿Esto es solo para los Bolivarianos o el equipo mayor quedará así? Primero querían que jueguen todas mis menores con 2 o 3 refuerzos de mayores. Pero como el resto de países venía con sus equipos adultos, se hizo una Sub 23. Este será el último campeonato internacional del año. En mayo se hará una nueva convocatoria y se verá. Ahora está la promoción de Karla Ortiz, aunque Zoila La Rosa y Angélica Aquino quedaron fuera por edad. De seguro regresan. También está mi promoción del Mundial del 2011: Clarivett, Raffaella, etc., y parte del grupo de Tailandia.

¿No hay riesgo de que las más jóvenes se quemen? Si una chibola tiene un buen nivel es convocada no solo a una o dos categoría más. Si no las haces pisar tierra se malogran mentalmente porque empiezan a tener otras actitudes y saltan etapas. Creen que porque están en mayores ya son lo máximo. “Ya para qué voy a bajar a mi categoría”, dicen.

¿Este corte de edad ayudará para trabajar la disciplina? Estas chicas, aunque Sub 23, ya son mayores. Su madurez ha mejorado. Ahora pueden entender las situaciones. Antes, de niñitas, con un carajo se podían asustar. “Natalia me insultó, me pongo a llorar, ya no juego”. Ahora en mayores ya no. Piensan: “Si me están puteando es para despertarme”. Un equipo adulto lo maneja distinto: tiene mayor responsabilidad, criterio y visión que una mocosita de 15 años.

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