Muhammad Ali no podía ser menos que un rey. Nunca lo fue. Apenas bajó del auto, un dodge de la época que no arrugó su guayabera blanca, habló con las solícitas representantes del hotel y pidió el cuarto del rey. Y no cualquier habitación: la misma donde se había alojado Pelé. Era el 18 de setiembre de 1971 y el más campeón de los pesos pesados llegó al hall del hotel Crillón con su comitiva, el entrenador Angelo Dundee, el ‘sparring’ Al Johnson y el apoderado peruano Álex Valdez. Por esos pasillos ya habían caminado, además de Pelé para los amistosos con el Santos en el viejo Nacional, dos monstruos del mismo tamaño que Alí (1): Keith Richards y Mick Jagger, los Rolling Stones. Ya se sabía lo que podía pasar, la trifulca de los reporteros, los policías descontrolados, las luces de la avenida Colmena y las chicas pidiendo autógrafos.
Muhammad ya era el hombre que decía estas frases de antología:
“Cuando eres tan grandioso como yo, es difícil ser humilde”.
”Los campeones no se hacen en gimnasios. Están hechos de algo inmaterial que está muy dentro de ellos. Es un sueño, un deseo, una visión”.
”Una persona que ve la vida a los 50 años igual a los 20, ha desperdiciado 30 años de vida”.
”Soy un sabio del boxeo, un científico del boxeo. Soy un maestro del baile, un verdadero artista del ring”.
”Soy tan rápido que cuando apago la luz me meto en la cama antes de que todo el cuarto esté a oscuras”.
“El boxeo son un montón de hombres blancos mirando a dos hombres negros molerse a golpes”.
”En casa soy un buen tipo, pero no quiero que el mundo lo sepa. He descubierto que la gente humilde no llega muy lejos”.
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Ali pidió la habitación en la que había estado alojado algún tiempo atrás el crack brasileño y se fue a descansar. Una de las 550 que el empresario suizo Domingo Bezzola había imaginado/inaugurado en 1947. Dos días después, el boxeador norteamericano subía al ring montado en los bajos del viejo Estadio Nacional, lo que todos llamábamos la Bombonera, para enfrentarse al peruano Guillermo ‘Willy’ de la Cruz. Nadie nunca estuvo más feliz de que lo molieran a puñetes que ‘Willy’. Era su sueño.
(1) Cassius Clay (rebautizado como Muhammad Ali) nació el 17 de enero de 1942 en Kentucky y murió el 3 de junio del 2016 en Arizona, EE.UU. Fue el primer boxeador en conquistar cuatro veces un título mundial de peso pesado (de la Asociación Mundial de Boxeo en 1964, 1967, 1974 y 1978. Antes había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma. Disputó 61 peleas y ganó 56 (37 de ellas por la vía rápida). Un fuera de serie.
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En uno de los almuerzos, abiertos para periodistas y curiosos, tarde a la noche en el Crillón (2), Alí fue sorprendido con una fuente donde se desbordaba un ave que, por sus dimensiones, puede ser un pollo muy robusto o un pavo tierno. Pollo a la brasa, dijeron. El Comercio Gráfico escribió: “Con la misma facilidad con que da cuenta de sus rivales en el cuadrilátero, Ali despachó ayer a su ocasional contrincante: un pollo dorado que engulló en un santiamén.
La foto del Archivo Histórico de El Comercio confirma lo que el mundo decía de él: tenía la boca muy grande. Y el hambre de ninguno.
(2) Con ese letrero que se veía a kilómetros, sus 22 pisos y sus 550 habitaciones, el Hotel Crillón dejó de funcionar hacia inicios del 2000. En 1947 fue inaugurado por el empresario suizo Domingo Bezzola, entre la avenida La Colmena y la calle Rufino Torrico, un hombre que nunca imagino que luego de tantos años se convertiría en una sede de la SUNAT.