Miami Heat venció hoy por 113-101 a San Antonio Spurs en una gris reedición de la final de la NBA del año pasado.
El duelo, el primero desde la intensa final a siete partidos ganada por Miami en junio del 2013, estuvo lejos de la emoción y la trascendencia de entonces.
El Heat se impuso en casa con comodidad gracias sobre todo a los 24 puntos de Chris Bosh, a los 18 de LeBron James y al escaso acierto en el lanzamiento de su rival. El campeón contó por primera vez en la temporada con todos sus jugadores, incluidos Dwyane Wade, con continuos problemas en la rodilla, y Greg Oden.
En cambio, los Spurs llegaron disminuidos por las ausencias por lesión de Danny Green, Kawhi Leonard y Thiago Splitter. El argentino Manu Ginóbili tuvo una jornada discreta con apenas tres puntos en 24 minutos.
San Antonio plantó cara en la primera mitad (58-50) liderado por Tim Duncan, que hizo 17 puntos en los primeros 24 minutos. Pero el Heat despegó definitivamente en el tercer cuarto (91-71) pese a que a falta de 3:39 minutos, James cometió su cuarta falta y se fue al banco.
El resultado no sólo ya no peligró para el anfitrión, sino que la ventaja se estiró hasta 25 (100-75). Entonces, ambos técnicos decidieron ya dar descanso a sus figuras y dejar pasar los minutos.
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