Los Ferrari y los Red Bull no han podido acabar arriba, pero Charles Leclerc, que había sido el mejor de inicio con los duros, terminó quinto con los medios, a 0,228 de Hamilton. (Foto: Agencias)
Los Ferrari y los Red Bull no han podido acabar arriba, pero Charles Leclerc, que había sido el mejor de inicio con los duros, terminó quinto con los medios, a 0,228 de Hamilton. (Foto: Agencias)
Daniel San Román

Para los puristas de la categoría, Montecarlo es una disyuntiva. Por un lado, valoran la tradición e historia propia de una jornada que debutó en la categoría en 1929, pero por otro, desespera la naturaleza de su trazado: angosto, lento y casi imposible de superar. Así, en esta jornada, las posiciones de la clasificación sabatina casi tienen la condición de dictamen. Es una carrera que ilusiona mucho en la previa, pero que a la hora de la competencia suele tener episodios somníferos. La velocidad promedio en la carrera ronda los 150 km/h producto de la presencia constante de curvas cerradas, cambios de elevación y pista estrecha.

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Pese a la larga data de la jornada en la historia de la división (se ha disputado en 69 oportunidades) y a su influencia en la vida del principado donde viven 39 mil personas en 2.1 kilómetros cuadrados, solamente dos pilotos locales han competido en el icónico circuito de Fórmula 1. El primero fue Louis Chiron, quien nació en Montecarlo el 3 de agosto de 1899, y disputó en seis ocasiones su carrera local, consiguiendo su mejor resultado en 1950 cuando terminó tercero. Él es la figura más importante del automovilismo del principado, destacando que es hasta la fecha el piloto más longevo en participar en un Gran Premio cuando disputó la jornada de Montecarlo de 1955 a los 55 años.

El segundo piloto de casa es Charles Leclerc. Un hombre que cada año siente cómo su condición de favorito se desvanece. Ha competido en cinco oportunidades en el GP de Montecarlo pero no ha logrado aún igualar siquiera la mejor actuación de Ascari de hace 74 años. Su mejor resultado fue un cuarto lugar, al mando de un Ferrari, en 2022, mientras que en tres oportunidades no puntuó (dos veces por abandonos). Hoy regresa a su fecha local, donde nunca un coterráneo suyo se ha impuesto, como la principal apuesta de la casa del caballino rampante. No en vano la casa italiana le ha ampliado el vínculo contractual hasta 2028 con un salario que oscila entre los 24 y 30 millones de dólares por temporada. Un contrato generoso para un piloto que solamente ha conseguido cinco victorias en su carrera (4% de efectividad sobre 132 carreras disputadas) y 34 podios (26% de efectividad sobre pruebas largadas).

“Correr en Montecarlo siempre es una sensación especial para mí. En los últimos años hemos sido competitivos aquí y tenemos algunas mejoras de configuración que pueden marcar diferencias este fin de semana. Esta es una carrera donde uno tiene que atreverse a cometer riesgos si quiere conseguir resultados. Lo más fácil es seguir el riel y esperar el error, pero si no fuerzas a los rivales es difícil que suceda. Si aquí te sientas un poco al límite, verás esto reflejado inmediatamente en tu tiempo, por lo que evaluar el riesgo marcará la diferencia. ¿Deseo ganar en Montecarlo? Lo he soñado toda mi vida”, ha confesado Leclerc en una previa que le ha puesto el reflector sobre los hombros y que le recuerda que pese que consiguió la pole en 2021 y 2022 no pudo canjearlas por victorias.

La regularidad ha sido el secreto para que hoy Leclerc esté segundo en el campeonato por encima de Checo Pérez. El monegasco se ha encargado en las siete pruebas disputadas de terminar entre los cuatro primeros (cuatro veces en el podio) y la escudería marcha segunda en el campeonato de constructores de manera sólida (le lleva 58 unidades a Mercedes). El maridaje pareciera perfecto para que Leclerc pueda imponerse y cumplir con las buenas costumbres que la casa y el linaje exigen. Sin embargo, como diría el gran Chupo Arriola, estas “son carreras de autos, no de pilotos”. Charles puede tener todas las ganas, pero es vital que Ferrari también esté a la altura del reto. La historia les exige ser prolijos en las detenciones y en las estrategias. Es Montecarlo, estamos entrando al segundo tercio del campeonato y la casa italiana quiere recuperar los brillos de antaño. Tres motivos suficientes para acompañar desde los boxes el sueño de Leclerc.


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