Carlos Sainz, de Ferrari, empezará en la parrilla número 1 en el Gran Premio de Monza. (Foto: Agencias)
Carlos Sainz, de Ferrari, empezará en la parrilla número 1 en el Gran Premio de Monza. (Foto: Agencias)
Daniel San Román

en Italia. Tres palabras que destilan pasión. Este fin de semana, la casa del caballo rampante compite ante su propia afición y, aunque la lógica señala que la tarea será ardua, la ilusión se nutre de la positiva irregularidad del “sí, se puede”. Quizás falten recursos, quizás en cada carrera se produzca al menos una parada problemática en boxes. Algunos argumentarán que Leclerc no maneja bien la búsqueda del protagonismo, que sus muñecas aún titubean, o que Sainz carece del atractivo de la espectacularidad debido a su constancia. Sin embargo, es Ferrari, y estará en Monza. A pesar de la racha negativa (no han logrado victoria alguna este año, conformándose con apenas dos podios de Charles) y de la pugna por el tercer puesto en el campeonato de constructores con Aston Martin, los hombres escarlatas desean romper con la tendencia en su propio terreno, desafiar las probabilidades y hacer vibrar el podio de Monza con las míticas notas de “Fratelli d’Italia”.

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“Ser piloto de Ferrari en Monza es especial, una de las experiencias más gratificantes para un corredor. Por eso, mi enfoque está en disfrutar el momento presente y reconocer la oportunidad que tengo como piloto”, ha afirmado Carlos Sainz en las previas, dejando claro que el rugido de la afición local, cuando se conduce un Ferrari, puede eclipsar al sonido del motor de los otros 18 monoplazas que competirán en el Autodromo Nazionale di Monza con la intención de frustrar las esperanzas de Ferrari.

Para esta edición, el equipo ha decidido otorgar mayor protagonismo al color amarillo en el monoplaza. ¿La razón? Rendir homenaje al 499P Hypercar que conquistó el Campeonato Mundial de Resistencia en el centenario de Le Mans. Por tanto, veremos el morro, la tapa del motor y los números de los pilotos en tono amarillo. El año pasado, la escudería ya adoptó el amarillo en el monoplaza para celebrar el 75 aniversario de la fundación de la compañía y honrar a la ciudad natal de su fundador, Módena, ubicada cerca de Maranello.

Frente a esta nueva elección del equipo, varios italianos aficionados a las supersticiones han señalado que utilizar el color amarillo en estas circunstancias actuales es convocar a la mala suerte. Para muchos, este color está ligado al infortunio, especialmente en el mundo del espectáculo. Así, será raro ver a protagonistas en televisión, teatro o espectáculos en vivo luciendo esta tonalidad debido a la pura superstición. Sin embargo, Ferrari lo usará, quizás creyendo que, al igual que los supersticiosos que recurren al amarillo para tener un próspero año nuevo, ellos en Monza desean comenzar una nueva cuenta regresiva hacia su resurgimiento en esta temporada.

Pero más allá de los deseos y las cábalas, ¿será capaz Ferrari de destacarse en Monza? Fernando Alonso, de Aston Martin, tiene la respuesta: “Ferrari siempre se supera en pruebas como esta, con sus largas rectas, curvas cortas y chicanas ultrarrápidas. He competido con ellos en este circuito y, por alguna razón, uno siente que la afición te otorga un segundo extra de velocidad respecto a lo habitual. No debemos perder de vista a Ferrari aquí”. Monza ostenta el récord de velocidad promedio más alto del campeonato (247.585 km/h) y posee curvas que desafían a los pilotos. En esta pista, los riesgos audaces tienen recompensas generosas, pero también conllevan grandes riesgos. Por eso, no es en vano que a esta pista se la conozca como “El Templo de la Velocidad”. Un templo donde los seguidores tienen una única devoción: exigir a sus héroes que dejen atrás la lógica y busquen la consagración. ¡Dios salve a Ferrari!


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