El Gran Premio de Mónaco de 1955 fue el marco en el que el piloto local Louis Chiron se convirtió en el piloto más viejo en disputar una carrera de Fórmula Uno. Conduciendo uno de los monoplazas de la escudería Lancia, Chiron, de 55 años y 9 meses, terminó en sexta posición. En esa misma carrera, Juan Manuel Fangio (39 años), partiendo desde la pole position en su Mercedes, abandonó en la mitad de la jornada por problemas en la transmisión. Chiron corrió quince carreras en la categoría en ocho años y su mejor resultado fue un tercer lugar en Mónaco 1950.
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Antes de Schumacher, el récordman de la categoría era Juan Manuel Fangio. El “chueco de Balcarce” logró cinco títulos mundiales (1951 y 1954-1957), disputó 51 carreras donde obtuvo 24 victorias y 35 podios. Tras ganarlo todo y no tener competencia, se retiró a los 47 años. La edad promedio de retiro de un piloto en la F1 desde los setenta es de 38 años. Es notable que los últimos años de estos pilotos suelen ser en equipos sin protagonismo, donde la escudería valora la retroalimentación que un piloto experimentado puede brindar en materia de estrategias, ajustes, configuración y desarrollo de los monoplazas.
En una edad donde muchos pilotos ya están retirados, esta temporada tenemos a uno que está tomando un inusual protagonismo en los rumores de fichajes con miras a 2025. Fernando Alonso, que cumplirá 43 años en julio, es el objeto del deseo de Red Bull (que aún no da indicios de querer renovar a Checo Pérez) y Mercedes (que tendrá disponible el asiento de Hamilton), sin embargo, su escudería actual, Aston Martin, ha logrado cerrar la propuesta idónea para retenerlo.
Su vigencia en la pista, su arraigo con los aficionados (con el consiguiente impacto en marketing que eso significa) y su experiencia desarrollando vehículos hacen que la edad de Fernando, en lugar de ser una desventaja, sea una de sus principales virtudes. Cansados, quizás, de los pilotos protagonistas con actitudes de divos, Fernando representa la garantía de buenos resultados sin dramas ni arrebatos. Además, sus cifras hablan por sí solas: ha participado en 380 carreras, defendiendo los colores de seis escuderías, con 32 victorias, 106 podios, 22 pole positions y 24 vueltas rápidas. Por si fuera poco, ha demostrado, al volante de un dócil Aston Martin en la última temporada, que puede lograr buenos resultados incluso con un equipo menos competitivo.
Aston Martin sabe que la única forma de retener a Alonso es proporcionándole un monoplaza competitivo. Cuando Fernando está contento, todo sale bien, pero cuando tiene un equipo parcializado y no rinde, puede convertirse incluso en una figura difícil de manejar. Consciente de esto, y con la tolerancia propia de un piloto de más de cuarenta años, Alonso sabe que si llegaba como segundo piloto a Red Bull (a merced de Verstappen) para soportar las actitudes de Helmut Marko podía convertir su retiro de la categoría en un camino tortuoso. En Mercedes, aunque no sería el segundo piloto, hubiese tenido que lidiar con Toto Wolff y su deseo de revancha contra la alianza Ferrari-Hamilton.
Mientras todo el mundo hablaba del futuro de Fernando, el asturiano ha cerrado con su equipo. Ha priorizado la paz. “Quedarme ha sido una decisión fácil de tomar. Las cosas no cambiaron mucho desde lo que dije en la presentación del auto, el pasado mes de febrero. Tenía que estar seguro de si quería seguir o no en la F1 y saber cuál era mi compromiso. Y me quedó bien claro mi amor por la Fórmula 1 y por Aston Martin, eso no cambió. Quería hablar conmigo mismo, porque para estar al cien por cien en esta categoría, tienes que renunciar a todo. Y una vez que tomé la decisión de seguir, después del Gran Premio de Australia más o menos, estaba claro que Aston Martin iba a ser mi prioridad, como dije en febrero. Yo no dudaba si debía seguir con el equipo sino en la categoría. Hoy tengo claro que me quiero quedar”. No hay nada como la tranquilidad en los tiempos de jubilación.