Desde la ciudad de Quilmes, a miles de kilómetros de distancia de Lima (la ciudad que hasta hace un par de años fue su hogar), Alejandro Escudero nos recibe —virtualmente— en su nueva morada. Frente a la cámara de su celular, ‘Ale’ no tarda en hacer gala de su particular seguridad. Tiene solo 18 años, pero se expresa con la convicción de un veterano. Desde pequeño le acompaña la certeza de que llegará muy lejos. No hay ni habrá espacio para las dudas al respecto. Por ahora, está bien encaminado. Comenzó a forjar su talento en Universitario, hizo una pausa a su sueño crema y ahora la rompe en Argentina, desde donde espera el llamado de la selección peruana sub-20. A partir de su insaciable esfuerzo, tiene la garantía de que ese momento especial en su carrera llegará. Tarde o temprano, pero llegará. Mientras tanto, continuará sus andanzas en el país que vio crecer a Messi y Maradona.
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La conexión de Alejandro con la pelota inició a muy temprana edad. A los cuatro años, aún en la guardería, ya intentaba celebrar goles frente a su padre, el primer portero al que debió superar. Fue él quien le inculcó su amor por el deporte rey. Y ya nada podía frenarlo. “Mi papá siempre quiso que yo sea futbolista”, cuenta contento ‘Ale’.
Su aventura futbolística comenzó con Universitario, el equipo de sus amores. Formó parte de Cantolao por un tiempo, pero luego regresó con los cremas. Y así, en el imponente Estadio Monumental, comenzó a explotar todas sus virtudes, haciéndose un lugar importante en la cantera.
Escudero, tras un sinfín de acontecimientos importantes, se quedó en la ‘U’ hasta el 2019, el cual considera uno de los mejores años de su corta carrera. “Gané muchos títulos. En forma personal llegué a mi mejor nivel. Campeoné Adecore, fui bicampeón y campeón olímpico. En Universitario jugué la mayor parte de partidos como titular, metí muchos goles. Ese año terminamos en segundo puesto y cerramos muy bien el final de la temporada”, explica.
Eso sí, algunos inconvenientes a inicios del 2020 provocaron que se marchara un poco disgustado del elenco crema. Alejandro cuenta que tuvo problemas con el entonces técnico de su categoría (2004) antes de emprender su aventura en el extranjero. El entrenador no quería tomar en cuenta al volante en el equipo. “Yo sentí que me faltó el respeto por todos los años que tenía en Universitario. Era uno de los más antiguos”, dice.
Sea como fuere, el sueño de Alejandro es regresar algún día a la que considera su cancha. Es hincha acérrimo de la ‘U’ y eso lo quiere demostrar más adelante, cuando se le presente una nueva oportunidad para vestir la crema.
“Tengo una espina ahí que tengo que sacarla, que era de debutar en Primera con Universitario, pero sé que voy a regresar porque quiero. Tengo la intención y, por momentos de locura o de pasión, tengo ganas de regresar y sé que lo voy a hacer en algún momento”, manifiesta con ilusión.
Sus andanzas en Argentina
En el 2019, Alejandro Escudero pasó algunas pruebas en clubes de Argentina. Dejó buenas impresiones, pero optó terminar esa temporada con Universitario. Ya al siguiente año, decidió continuar su carrera alejado de todos, hasta de su propia familia, que extraña bastante. Pero es lo que le correspondía hacer para seguir avanzando.
“A mí me costó mucho dejar a mi familia. Me costó mucho dejar a mi mamá, yo era muy apegado a ella y a mi papá también. Pero gracias a Dios lo pude superar. Y estando acá me di cuenta que acá se respira fútbol. Hay chicos que vienen de lugares muy lejanos solo para eso, así que eso te hace cambiar tu idea un poco y seguir adelante”, comenta.
Fue así que Alejandro aterrizó en un país con harta identidad futbolera y con mejor trabajo de menores qué Perú. Al inicio, hubo más de un equipo interesado en sus servicios, pero luego de haber meditado todos los escenarios posibles él apostó por Lanús, club que lo acogió por un poco más de un año y medio.
“Yo llegué acá gracias a Jhoel Huaman, que es un scout de una empresa de acá. Había varios clubes interesados, entre ellos Arsenal y Huracán, pero yo decidí jugar para Lanús, porque es uno de los formadores de juveniles muy top. Estuve ahí cerca de dos años y la verdad que fue una bonita experiencia y estoy muy agradecido con todo el personal que me tuvo todo este tiempo”, cuenta.
En los primeros meses le costó hacer su vida en un país diferente al suyo, peor aún siendo menor de edad. Pero su ambición es bastante grande y “para quien tiene las cosas claras y quiere llegar a cumplir sus sueños, no es difícil”, asegura convencido. Además, siempre tuvo el respaldo de su familia y eso le da fortalezas para seguir creciendo como futbolista.
Hace más de un mes, Escudero dejó Lanús para aventurarse en Quilmes, donde ha encontrado la continuidad que tanto necesitaba. El ‘Decano’ acogió al joven peruano, que se siente bastante ilusionado con lo que pueda lograr con ese club en los próximos meses.
“Este año gracias al cambio de club que he tenido, estoy teniendo una continuidad bárbara. Eso está haciendo que mi nivel sobresalga y yo estoy feliz ahorita en el club donde estoy, Me siento muy cómodo, mucho más de lo que estaba en Lanús. Y me siento tranquilo porque sé que estoy dando mi mejor nivel y puedo lograr grandes cosas en Quilmes”, expresa con entusiasmo.
Alejandro entrena más de dos horas diarias, de lunes a viernes, con Quilmes. Los sábados son los días de partido. Imperdibles. Hace algunas semanas le comunicaron que su club disputará cerca de 60 partidos en el año. Esa actividad constante le agrada mucho y cree que le permitirá progresar considerablemente en su juego.
Posición, virtudes y referentes
Alejandro Escudero es un volante mixto. No tiene problemas en cumplir funciones defensivas, pero también puede ayudar mucho en ofensiva. En Lanús jugó mayormente como ‘5′ y ahora en Quilmes pasó a ser un ‘8′, posición en la que ha encontrado su zona de confort, aunque de igual forma no le cierra las puertas a ninguna posición.
“Me gustan las dos cosas, la verdad (defender y atacar). Ahora estoy jugando de ‘8′, de volante derecho, y me siento cómodo. Esa posición es más de encarar, pero también me gusta defender, así que las dos cosas”, dice.
Lo importante es que sus entrenadores siempre le depositaron su confianza. Reconocen que Alejandro es un gran jugador y que puede llegar muy lejos. Ahora, su éxito solo depende de él. Afortunadamente, ‘Ale’ —a diferencia de muchos— es bastante disciplinado y apunta alto en cualquier lugar. No se conforma con poco.
“En Lanús me decían mucho que les encantaba mi juego, que era un jugador que la pedía mucho. A mí me utilizaban de volante central y me gustaba esa posición (...) Este año en Quilmes, al DT le encanta mi juego. La confianza del entrenador hace que me sienta cómodo. Y gracias a Dios, gracias a lo que estoy demostrando, me estoy ganando un lugar en el equipo y estoy llegando a mi mejor nivel”, comenta.
Estos dos años de estadía en Argentina han sido de mucha ayuda para Alejandro, que ha sumado bastante intensidad en su juego. Además, su condición física es muy óptima y, técnicamente, también ha evolucionado muchísimo.
“El fútbol argentino tiene mucha diferencia con el fútbol formativo peruano. Es otro nivel, mucha intensidad. Acá se come fútbol, se vive el fútbol, no puedes tener mucho el balón, al segundo te está cayendo el rival. Más que todo es la intensidad que he sumado acá. Y físicamente, un cañón soy, porque acá los jugadores son unas balas. Entrenan para eso y eso hizo que esté así”, cuenta.
Eso sí, el exjugador de Universitario nunca dejó su esencia crema de lado. En Argentina, Alejandro ha seguido demostrando la innegociable ‘garra’ que le caracterizó en el cuadro crema. Las raíces siguen intactas. “No doy ningún balón por perdido”, garantiza.
Ahora bien, para continuar su camino Alejandro tiene referentes importantes, de los cuales se guía. A nivel mundial, el volante de 18 años busca ser como Sergio Busquets, porque “hace parecer fáciles las cosas difíciles” y también N’Golo Kanté “por su intensidad”. A nivel local, le sigue los pasos a Renato Tapia y Yoshimar Yotún, a quienes considera muy técnicos, aguerridos e intensos. Eso sí, como hincha de Universitario, siempre se guio de la incansable garra de Juan Manuel Vargas.
La selección y sus metas futuras
El mayor sueño de Alejandro Escudero es representar al Perú. Viene trabajando desde hace muchos años para ser convocado por las categorías inferiores de la selección y, de hecho, ya tuvo un acercamiento con la Federación Peruana de Fútbol (FPF), aunque todavía no ha trascendido.
“A finales del 2019 se contactaron conmigo para la Sub-17, me hicieron llenar planillas y desde ahí no tengo ni un contacto con ellos. Sé que están detrás de mi juego, porque me lo han dicho personas cercanas y solamente me queda esperar el llamado. Me dijeron que iban a estar al tanto de mi continuidad y de cómo venía jugando. Por eso también decidí hacer el cambio de equipo, para tener mucha más continuidad y así poder ser llamado a la sub-20″, cuenta.
El volante de 18 años está entusiasmado con que, pronto, pueda ser convocado por la ‘Blanquirroja’ y que lo aprendido en el fútbol argentino le sirva como su principal respaldo. Pero no se apresura. Es paciente. Sabe que las mejores cosas llegan en el momento menos esperado. Por ello, ahora se enfoca también en otras metas.
De hecho, Alejandro prevé jugar en Europa en los próximos años y está totalmente convencido de que podrá hacerlo. “Yo estoy seguro de que lo voy a lograr, porque trabajo para eso, entreno para eso. Sé, por lo que estoy haciendo, que lo voy a lograr”, asienta.
La liga que más le atrae es la española y no descansará hasta conseguir su objetivo. Mientras tanto, este año y el siguiente buscará afianzarse en Quilmes para luego dar un paso más grande para su carrera.
Eso sí, a futuro, como ya se mencionó, le gustaría volver a Universitario. De hecho, él quisiera que exista un interés de parte de la administración merengue para su regreso. “Si a mí me llaman y me dicen: ‘Alejandro te queremos en Universitario’, yo no lo voy a dudar porque es el club que amo y donde me inicié”, aclara.
Sea como fuere, Alejandro Escudero aún tiene un largo trayecto por recorrer. Y él está dispuesto a asumir cualquier desafío que se le presente. Está ampliamente preparado para todo. Sin duda, va por buen camino. Y el esfuerzo, tarde o temprano, dará sus frutos.