Fabián Bustos lideró a Universitario en la temporada 2024 y logró el bicampeonato.  (Crédito: Lenin Tadeo).
Fabián Bustos lideró a Universitario en la temporada 2024 y logró el bicampeonato. (Crédito: Lenin Tadeo).
/ LENIN TADEO
José Antonio Bragayrac

Incluso en la efervescencia de la alegría, con los sentimientos amotinándose a la sutileza de la diplomacia, Fabián Bustos encuentra un espacio para ejercer la docencia. Con la camiseta crema atada al cuello y el cabello lacio desbordado por el viento y la euforia en Andahuaylas, el entrenador argentino hace una pausa y enumera las grandes deficiencias del campeonato peruano. No en un ánimo de reclamo, sino más bien con un discurso guiado por la voluntad de colaborar para un fútbol rentado más decente. Es ese el perfil de entrenador que ha cautivado al camerino de y a la mitad del Perú más uno.

LEE: Semillero Repsol Fútbol Femenino: conoce todos los detalles del torneo

La escena puede coincidir fácilmente con algunas otras protagonizadas por su antecesor, el uruguayo Jorge Fossati. Autor intelectual, digamos, de este alineamiento de varios factores, fundamentales para que el éxito alcanzado en la temporada 2023 con el título nacional, se reafirme en la consecución del bicampeonato 2024.

Surge entonces la pregunta, que puede parecer ociosa, pero finalmente es válida dentro de un deporte que -con fines competitivos- siempre invita a comparación en una especie de búsqueda morbosa por entender y a la vez asegurarse, de que el camino al tricampeonato se forja a través de un proceso evolutivo sólido.

  • Los técnicos en números
TécnicoPJPGPEPP
Jorge Fossati422598
Fabián Bustos342383


Cuando más aflora el sentimentalismo es propicio recurrir a la frialdad de los números. Las cifras, en un primer vistazo, pueden confundir. Para empezar, Fossati en la temporada 2023 disputó más partidos que Bustos este año. Sin embargo, hay un detalle: Fossati agarró un fierro caliente en marzo del año pasado, cuando la U ya no daba más al mando de Carlos Compagnucci y un equipo que había padecido de un arranque muy malo en el Apertura.

Es en ese contexto que Ferrari y Cía. optaron por el uruguayo, que debió remar con un arranque en contra y un plantel ya constituido sin tomar en cuenta sus gusto futbolísticos. Fossati aplicó el 3-5-2 y fue forjando un modelo de juego basado en el recelo por lo defensivo y la intensidad en todas las etapas de ataque.

El resultado fue un equipo que compitió durante todo el año, con picos de rendimiento pero también a tropezones en etapas en la que le costaba traducir el buen fútbol en resultados propicios. La campaña le alcanzaría al uruguayo para clasificar a los playoff ante Alianza Lima, en una definición que probablemente sea la responsable de que su imagen quede consagrada en el corazón de los hinchas.

Y es que la U de Fossati consiguió el resultado ideal en las finales. Igualó en la ida y luego venció a los íntimos en Matute por 2-0, en una vuelta olímpica que sería frustrada por un vergonzoso apagón. A lo extraordinario de campeonar en la casa del archirrival se sumaba un atractivo mayor: la U lograba el título nacional luego de nueve años.

Tras la repentina partida a la selección peruana, la directiva crema apostó por Fabián Bustos, un técnico de larga trayectoria y con experiencias exitosas en varios países. El argentino, con perfil docente, menos carismático que el uruguayo, pero también más flexible para ceder y adaptarse a las circunstancias, adquirió un equipo ya armado, con funcionalidades comprobadas y -sobre todo- con un modelo de juego efectivo.

Partido de fútbol entre Alianza Lima y Universitario de Deportes por la Final Vuelta de la Liga 1 en el estadio Alejandro Villanueva, Matute, en La Victoria.
Foto: Giancarlo Avila / @photo.gec
Partido de fútbol entre Alianza Lima y Universitario de Deportes por la Final Vuelta de la Liga 1 en el estadio Alejandro Villanueva, Matute, en La Victoria. Foto: Giancarlo Avila / @photo.gec

El reto, sin embargo, fue mayor, pues a la exigencia de mantener el éxito que lo precedía, se sumaba la necesidad de evidenciar una evolución en la idea de juego. Bustos cumplió en ambos frentes. Y es que, además de sumarle mayor intensidad, esta U de Bustos fue completamente arrolladora en cuanto a la efectividad. Tuvo un Apertura casi perfecto y cerró un año impecable en condición de local, donde ganó los 17 partidos que le tocó en el Monumental.

Sólido en defensa, con un Britos enorme, y con una línea de tres que inventó Fossati, pero que Bustos se encargó de afianzar. Veamos. La U que empató este domingo en Andahuaylas tuvo a nueve titulares de la última final con Alianza Lima del 2023. Antes la ausencia de Piero Quispe, que emigró a México, llegó Jairo Concha. La otra variante fue la de Portocarrero, jugador fetiche de Bustos, en lugar que Cabanillas, quien estuvo en el banco.

  • Universitario como local en 2024
ClubPartidosTriunfos
Universitario1717

Otro detalle: de los 4 cambios que hizo Fossati en la final en Matute del 2023, tres coincidieron con los que hizo Bustos ante Los Chankas. Calcaterra, el Tunche y Murrugarra. Las evidencias hablan de un trabajo que, más allá de hacer borrón y cuenta nueva, primó la adaptación de una idea y la capacidad de maximizar rendimientos.

Bustos hizo mejor al que fue el mejor equipo del 2023. Mantuvo la intensidad, el criterio y una idea de juego. Le sumó amplitud en el convencimiento a una forma de jugar que privilegiaba incluso a quienes tenían pocas opciones de entrar. Se acopló hábilmente a un camerino construido por el éxito y cuyo requisito para seguir creciendo era encontrar un líder que sepa guiarlos a dar un paso adelante. Si hay una diferencia fundamental entre Fossati y Bustos, es que el segundo supo consagrar la mejoría cimentando su trabajo en una mezcla de exigencia, adaptabilidad y resultados.




Contenido sugerido

Contenido GEC