En menos de una semana, a Alianza Lima se le escapó el título y conoció su suerte en la próxima Copa Libertadores. Los íntimos, que tranquilamente pudieron darle vuelta al 4-1 en Juliaca –con un delantero como Affonso o Herrera en lugar de Federico Rodríguez se quedaba con el campeonato-, tendrán un panorama distinto en la torneo continental que se viene.
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Racing de Avellaneda, Nacional de Uruguay y Estudiantes de Mérida serán los rivales de los blanquiazules en el Grupo F de la Copa. A diferencia de las dos ediciones anteriores, en las que Alianza quedó emparejado contra adversarios superiores (River, Boca, Internacional, Junior y Palmeiras), para el 2019 a priori se abren chances de tentar una clasificación a octavos de final o un tercer lugar que les dé acceso a la Sudamericana.
Partiendo de lo que fue este año, que los blanquiazules hayan sido campeones habría sido tan merecido como el título de Binacional. Lo que paso en Matute el último domingo, no da espacio para reproches. Los íntimos fueron ampliamente superiores ante un Binacional que no generó fútbol ni peligro. Con un verdadero ‘9’, en La Victoria hubieran sumado una nueva alegría. Por lo que fue la campaña desde que Pablo Bengoechea volvió a tomar las riendas del equipo, la continuidad del uruguayo estaría más justificada.
El ‘Profesor’ recompuso un pobre inicio de la mano de Miguel Ángel Russo, el principal candidato para asumir en Boca Juniors, quien sumó decepción. Al fracasar el proyecto que debía liderar el argentino, en Alianza reaccionaron rápido y buscaron a Bengoechea, sabiendo que no tenían margen de error. Como lo esperaban, el ex técnico de la selección recompuso las cosas a su estilo -contundente desde los resultados, pobre en el juego- y llegó a otra final, por tercer año consecutivo.
El problema para Bengoechea y su propuesta, confiable a nivel doméstico, es que fuera del Descentralizado padece horrores. Se vio en la Sudamericana del 2017, en la que el cuadro íntimo fue eliminado por Independiente, en una eliminatoria que quedó 1-0 pero debió terminar con mucha más ventaja para los de Avellaneda. En la Libertadores del 2018 pasó lo mismo. Los aliancistas se fueron a casa últimos, sin competir y con un punto.
Ahora, Alianza, en manos del Fondo Blanquiazul, que tomará decisiones a través del colombiano Marulanda, deberá elegir qué es lo quiere. Por antecedentes, el equipo de Bengoechea es desequilibrado: confiable en la liga casera pero una bomba de tiempo afuera.
Ya es momento de que el club blanquiazul dé un salto de calidad a nivel internacional. Por lo menos que compita y se comience a acostumbrar a ganar lejos de nuestro fútbol. Con Bengochea o sin él, Alianza debe comenzar a apuntar por la regularidad en el exterior, su histórico talón de Aquiles.