Ahí, luego de 56 minutos de juego bajo el sol abrasador, a mediodía, a 30 grados, Zidane se puso frente al balón y esperó la señal. Su remate rasante pasó por debajo de la barrera con dificultad y se alojó en la esquina inferior izquierda del arco irlandés. Ese fue el único gol que Zidane marcó en el Mundial.
Este es Djamel Zidane, no Zinedine. No se trata del ídolo que bailaba ballet sobre un balón y que hoy cumple años. Hoy hablamos del precursor del apellido ilustre que formó parte de aquella contestataria Argelia que irrumpió en los mundiales venciendo a Alemania, en 1982.
Aquel comparte con el ídolo francés no solo el apellido, sino el origen en una tierra árida. Djamel nació en Algiers y creció ahí en medio de una guerra de independencia que acabaría desangrando (y fracturando) a un país entero. En tanto, 'Zizou', un descendiente de argelinos que huyeron poco antes de iniciarse el mismo conflicto, lo hizo en los barrios bajos de Marsella, ahí donde hay que ser veloz de mente y ágil de pies para evitar una patada artera.
En los 80 fue que los argelinos fueron bautizados como Les Fennecs. Eran como zorros del desierto: cánidos pequeños pero con una inusual capacidad de resistencia que les permite caminar sobre la arena candente y bajo el sol inclemente del Sahara. Así era ese equipo de Argelia: era el mismo que en 1982 había vencido nada menos que a Alemania pero que fue eliminada en un vergonzozo partido que ni siquiera jugaron. Siempre existirá la sospecha de un resultado pactado entre teutones y austríacos que acabó sacando de carrera a los hijos de la arena y de la guerra que no pudieron ser vengados cuatro años después.
Aquel día, bajo el sol de Guadalajara en 1986, el pequeño zorro del desierto había hecho hasta lo imposible desbordándose por la banda izquierda para intentar, sin mucho éxito, un centro asesino. El partido iba 1-0 para los irlandeses y Zidane aprovechó el tiro libre para anotar el que sería el último tanto de Argelia en un Mundial de fútbol hasta este 2014. Fue también su última aparición como internacional.
Hoy, que el segundo Zidane está de cumpleaños tiene que quedar claro que el espíritu indomable aún podría clasificar a Argelia a octavos de final. Ahí, por fin, la nación de Djamel podrá ser vengada. Aunque el apellido Zidane recién sería reivindicado mucho tiempo atrás.