Antes de gastar tinta y pixeles en los devaneos sentimentales de Jean Deza –para efectos prácticos, un exfutbolista por razones inexplicables aún en actividad-, el grueso de nuestra prensa deportiva debería cambiar su foco de atención hacia temas que, dadas las circunstancias que vivimos, no deberían pasarse por agua tibia.
Hace unos días, el médico del club Deportivo Llacuabamba, Ramón Cáceda, fue suspendido cuatro años para toda actividad relacionada con el fútbol. No fue el único integrante de la institución liberteña sancionado: Roy Díaz (jefe de equipo), Carlos García (preparador de arqueros), Alina Silvera (delegada) y Jessica Velásquez (kinesióloga) recibieron una suspensión de tres años.
¿Qué llevó a la Comisión disciplinaria de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) a imponer tan duros castigos? La violación del protocolo sanitario de prevención del COVID-19. Durante un control se detectó que el médico había sido suplantado por el chofer del bus que trasladaba a los jugadores. La criollada en su máxima expresión.
Paul Ríos, supervisor de la FPF, también fue encontrado responsable y fue suspendido por tres años.
Hace unos días, la misma comisión decidió darle a Alianza Lima el triunfo del partido que no llegó a disputar con Deportivo Binacional, campeón nacional vigente, luego de que se estableciera que el club puneño incumplió el protocolo de bioseguridad.
El pasado 30 de agosto, el diario “Líbero” informó que doce integrantes de Sporting Cristal –no se precisó si eran jugadores, miembros del comando técnico, personal administrativo o de servicios- dieron positivo a pruebas por COVID-19. Ese mismo día, el club emitió un comunicado en el que sin negar la versión anterior, señaló haber realizado pruebas moleculares a sus futbolistas y demás colaboradores. “El resultado definitivo de las evaluaciones ha sido negativo”, indicó.
De acuerdo con una fuente cercana al plantel, tras los primeros resultados, los celestes decidieron tomar nuevas pruebas en otro laboratorio y estas salieron negativas.
Si Jean Deza dejó a su pareja por otra, es un asunto personal que no debería merecer una sola línea en ningún medio periodístico. Si maltrató física y psicológicamente a una de ellas, como esta ha denunciado, el caso no solo es noticioso sino que requiere la inmediata intervención de las autoridades y las sanciones que la ley establece. En el plano estrictamente deportivo, nuestra querida Liga 1 da mucho para investigar. Ahí también hay noticia.