A Pablo Javier Bengoechea le decían ‘Profesor’ por las clases maestras que daba al momento de ejecutar tiros libres cuando era futbolista. Ese apodo puede trasladarse a la actualidad sin problema alguno. Más allá de los debates que surgen alrededor de su estilo de juego poco vistoso, el técnico uruguayo le enseñó a este Alianza Lima algo muy importante: ganar; y sobre todo ganarle al clásico rival. En tiempos donde la subjetividad es vista con recelo, Pablo tiene de su lado números objetivos y contundentes que sostienen su éxito deportivo ante Universitario: seis triunfos, un empate y una derrota en ocho clásicos disputados. Es decir, tuvo un 79,2% de efectividad.
Además, no solo es el entrenador aliancista que más partidos oficiales le ganó al ‘compadre’ superando al argentino Gustavo Costas y a Franco Navarro (ambos con cinco), sino que consiguió hilvanar cuatro victorias consecutivas entre el 2017 y 2018, algo que no ocurría desde hace 16 años. Entre 2002 y 2003, Alianza le ganó seis partidos seguidos a la 'U' (dos por Copa Sudamericana y cuatro por el torneo local). Y este domingo a las 4 p.m., en el estadio Monumental, espera seguir prolongando su paternidad. Su equipo para esta clase de partidos tiene al mejor ‘Profesor’.
Técnicos aliancistas con más victorias en clásicos oficiales
Con un discurso tan respetuoso como sutil, Bengoechea se pasó los días restándole importancia al clásico. Cuando era futbolista y defendía los colores de Peñarol (1993-2000), los duelos ante Nacional siempre significaron mucho y los vivía con demasiada intensidad. Sin embargo, con el tiempo ha logrado manejar mejor sus emociones para quitarle presión a sus propios jugadores. Sabe cómo es vivir la semana previa a un duelo de esa magnitud y todo lo que está en juego. Lo suyo es una verdadera clase de liderazgo.
“Me cuesta dormir mucho, vivo nervioso y tengo cuidado de todo, incluso para pelar una naranja. En el clásico se juega el sentimiento hacia el club. Si uno gana puede salir a la calle sin que le griten, puede vivir en paz. Si uno pierde es todo lo contrario”, confesaba el Pablo jugador allá por el 2000. En esas épocas en las que vestía de corto también fue un maestro en los clásicos: obtuvo 26 triunfos ante Nacional y marcó 20 goles, a pesar de no ser delantero sino un ‘10’ con clase.
En Alianza, Bengoechea encontró lo que muchos llaman su lugar en el mundo. Y ante Universitario su vitrina favorita para demostrar que su filosofía, guste o no a la hinchada, también gana partidos importantes. Con él, los íntimos le marcaron 13 goles a los cremas: siete con el balón en juego y seis de pelota detenida, su mejor arma (tres de tiro libre, dos de córner y uno de penal).
Porque si el partido se torna más peleado que jugado y las individualidades no destacan, el ‘Profe’ da una indicación y sus alumnos ponen en práctica lo aprendido en clase. Como ocurrió aquel 11 de abril del 2018 en un duelo disputado en Matute por el Torneo de Verano. Corrían los 25 minutos del segundo tiempo, los ‘grones’ ganaban 1-0 con gol de Alejandro Hohberg –ahora en la vereda del frente-, pero la ‘U’ se acercaba al empate. En una falta cometida por la banda derecha, Pablo llamó a Rinaldo Cruzado y le habló al oído pidiéndole que ejecuten la jugada preparada. El resultado fue el siguiente: Tomás Costa centró, dos aliancistas adelantados en el área confundieron a los siete defensores merengues que creyeron haber efectuado bien la trampa del off side y Hohberg apareció desde atrás para poner el 2-0 definitivo. Una lección de cómo sacarle provecho al balón parado, una herramienta poco aprovechada en el fútbol peruano.
Este tipo de jugadas le ha servido a Alianza para ponerse adelante en el marcador o lograr darle vuelta a un resultado adverso: los blanquiazules remontaron tres veces ante la ‘U’ y en todas ellas hubo gol de pelota detenida.
El último clásico que se jugó fue victoria para Universitario en Matute. Un 3-2 que reflejó la poca solidez defensiva de los íntimos. En ese partido no estuvo Bengoechea en el banco, el técnico fue Miguel Ángel Russo, quien había llegado a inicios de año siendo su sucesor y antecesor a la vez. Porque cuando se fue el argentino, Pablo regresó para guiar nuevamente a su Alianza. Hoy pelea el Clausura palmo a palmo con los cremas, lleva cinco partidos sin caer y el domingo puede tomar la punta ante su clásico rival y víctima favorita. En La Victoria confían en su profesor.