El primer movimiento en el mercado de fichajes lo hizo Alianza Lima. Franco Navarro fue nombrado director deportivo del cuadro blanquiazul y como acción inicial fue, junto al gerente deportivo José Bellina, definir la salida del argentino Mariano Soso. Luego, (y mientras cierra la llegada de Néstor Gorosito como nuevo DT) se sentó frente a las cámaras del área de prensa de la institución para darle al hincha un mensaje directo a la vena: recuperar la tan ausente identidad del club. “El objetivo principal es que el equipo encuentre una identificación permanente”, lanzó con sinceridad.
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A partir de aquí, Franco quiere construir un proyecto que le devuelva la mística a Alianza Lima. “Desde menores, vamos a acercar a personas identificadas con el club, con capacidad y ganas de trabajar por la institución”, sostiene. Lo ideal, claro está, es plasmarla en la realidad con éxito, pero es un trabajo que implica algo más que un simple esfuerzo. ¿De qué va el aliancismo del que habla Franco, cuál es la identidad que busca recuperar y por qué debería ir de la mano con la gestión? Un sociólogo y un historiador intentan responder tales interrogantes.
“Alianza Lima es de sus canteras”
Armando Leveau, historiador de Alianza Lima, asegura que la llegada de Navarro al club significa el retorno a las raíces. Para él, la institución había sufrido una suerte de ‘extranjeritis’ en los últimos años que la alejaba de su identidad. “Era lo que internamente queríamos los hinchas y socios. En la última temporada, en toda la estructura de Alianza había 18 argentinos. Y Alianza tiene una identidad propia que no tienen los argentinos. Ahora con Franco creo que estamos ganando algo sin iniciar el campeonato. Lo principal era recuperar la identidad”, asegura.
De igual manera, sostiene que la historia de Alianza está ligada en gran medida a sus canteras. “Los viejos hinchas como yo recordamos el fútbol de ‘Perico’ León, ‘Pitín’ Zegarra, Alejandro Villanueva. El equipo de la última temporada era uno sin identidad aliancista. Se prefirió hacer jugar a futbolistas mayores de afuera y no a chicos de las canteras. El ejemplo de eso es Víctor Guzmán”, apunta.
Para Leveau, esa identidad que promete Franco tiene que construirse desde las divisiones menores: “Alianza tiene que trabajar en menores. Toda la vida ha sido nutrido por sus canteras. Eso toma un tiempo, pero lo que hay que hacer es que se contraten jugadores identificados y que quieran jugar por Alianza. No venir por un buen sueldo, sino por un sentimiento”. Y, agrega, sin olvidar lo que significa ser blanquiazul: “Este nuevo Alianza debe tener la tradición de la gente morena identificada con los colores. La quimba, la espontaneidad”.
“Más que identidad, se necesita gente capaz”
Por su parte, Carlos Bejarano, sociólogo, catedrático y periodista, sostiene que es positivo para Alianza Lima que se intente recuperar la identidad con la contratación de Franco Navarro y Wilmar Valencia, pero por encima de eso está la capacidad que ambos elementos tengan para ejercer de manera acertada sus respectivas funciones. “Está bien que se hable de eso, pero más que identidad pido gente capaz. Si me dicen que mañana vamos a traer a Farfán, a Guizasola, al ‘Zorrito’, no sé si eso nos va a garantizar algo. Yo quiero gente identificada con el club, por supuesto, pero gente que sea capaz”, afirma.
El sociólogo pone como ejemplo a Pablo Bengoechea, que llegó a Alianza Lima en 2017 y lo sacó campeón nacional sin tener anteriormente historia con el club; o como Roberto Mosquera, quien afirmó identificarse con el fútbol que siempre caracterizó a Alianza y no le fue bien. “Nadie me garantiza que si el entrenador y los jugadores hubiesen sido negros, Alianza habría campeonado. Eso no es así. Ahora trajeron a Franco y Wilmar; y si no se gana, algo van a decir. Es muy difícil satisfacer al hincha”, apunta.
Bejarano considera que el problema de Alianza no es la falta de identidad, sino de gestión: “No creo que con identidad se resuelvan los inconvenientes de no haber ganado títulos en los últimos dos años. Los problemas de Alianza son poder tener un centro de alto rendimiento, un lugar para entrenar. Y allí lo demás vendrá solo. Por allí va la cosa. No creo que trayendo jugadores nacidos en La Victoria vaya a darle a Alianza algo más, sino que sean buenos. Pasa por un tema de gestión y capacidad”.
Como se sabe, Alianza apuesta por volver a sus raíces rodeándose de profesionales identificados con el club. “Alianza es para los aliancistas”, se convencen en Matute, y a partir de allí intentan labrar el camino al éxito, incluyendo el proyecto en menores con Valencia. Pero la garantía de que esto funcione está en la capacidad de su propia gente. La gestión es tan importante como recuperar la identidad.