Marco Quilca León

La primera noticia con la que se encontró Franco Navarro, flamante director deportivo, fue que Mariano Soso no quería continuar como técnico del club. El argentino, entre otras cosas, argumentó su decisión de rescindir unilateralmente su contrato -que tenía vigencia hasta 2025- aludiendo que se le había presentado la oportunidad de su vida: dirigir a Newell’s Old Boys, el club de sus amores. Para Navarro, hincha aliancista hasta las raíces, fue todo más sencillo de lo que se percibía por fuera: el que no quiere estar, que no esté. Y, también, que la lección se aprenda: el nuevo técnico tiene que tener, dentro de su perfil, un requisito indispensable.