Puño derecho bien arriba y la otra manera tapando el ojo izquierdo. El saludo pirata se ha vuelto una tradición en las populosas calles de La Victoria que hoy siguen de fiesta tras el bicampeonato conseguido. Una marca registrada por Hernán Barcos, el ‘Pirata’ que recorrió nueve países del mundo en dieciséis años antes de plantar su bandera en el Perú para entregarle el botín más preciado a Alianza Lima.
En días donde el hincha fantasea con encontrar la pócima para que Hernán, de 38 años y monedas, sea eterno ahora que se sabe que renovará por un año más, también se plantean la posibilidad de integrarlo a la lista VIP de ídolos de la institución. Hoy es un referente para los más jóvenes, líder de vestuario, goleador envidiable para los demás equipos. ¿Mañana? Mañana no se sabe.
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“Lo que Alianza ha hecho no solo en mi vida, sino la de mi familia, la de este grupo, el compromiso, la entrega”, señaló el delantero en medio de las celebraciones por el bicampeonato. Barcos llegó a Matute en 2021 luego de jugar en el Bashundhara Kings de la liga de Bangladesh. Estaba por cumplir 38. Era, para muchos, su último paso, el fin de su travesía. Pero con la blanquiazul encontró una segunda juventud. Alianza le cambió la vida, y él se la cambió a los aliancistas.
Se puede exigir la contratación de un ‘9′ para la Copa Libertadores 2023, pero en ningún momento un hincha pidió que se vaya el ‘Pirata’. No solo porque aporta gol (lleva 28 en dos años), sino porque es un referente del equipo. Es la cara de este nuevo Alianza bicampeón. Y así como es ídolo en Ecuador (ganó la Recopa Sudamericana con la Liga de Quito) y Brasil (campeón con Cruzeiro y Palmeiras), también lo quiere ser en Perú.
“Siempre fue visto desde Argentina como un ‘9′ bien goleador, siendo alto con mucha técnica. En su momento no le podía traer a Argentina porque estaba jugando en Gremio y en Brasil se cobraba mucho más. Después dio bastantes vueltas por el mundo”, recuerda el periodista argentino Javier Rapalo.
Pero así como dice el refrán bíblico -”nadie es profeta en su propia tierra”-, Barcos no pudo repetir sus éxitos en Argentina, el país que lo vio nacer. Formado en Racing Club como “el mejor delantero que ha pasado por el predio Tita Mattiussi hasta la llegada de Lautaro Martínez”, dicen en Avellaneda. Sin embargo, no logró destacar desde el inicio y con 20 años fue cedido a Guaraní de Paraguay y luego al Olmedo de Ecuador.
Un joven Hernán llegó al país norteño sin saber que encontraría su lugar en el mundo. Y sobre todo se encontraría con el Edgardo Bauza en 2010 en la Liga Deportiva Universitario de Quito, después de haber tenido pasos por Serbia, China y su segunda chance en su tierra.
“A los 27 años aprendí a perfilarme para recibir un balón. Me lo enseñó el ‘Patón’ Bauza. Yo tenía un montón de condiciones buenas, pero él me hizo ver que siempre recibía de espaldas al arco. ‘Donde recibas perfilado, vas a ganar uno o dos segundos y dentro del área, con lo peligroso que eres, no te agarran más’, me decía. Y empecé a trabajar en eso”, contó en una entrevista con el programa “Al Ángulo”.
Esos dos años bajo el mando de Bauza le sirvieron a Hernán para que pueda ser elegido por Alejandro Sabella para llegar a la selección argentina. Sí, el ‘Pirata’ se adelantó, por un momento, a la constelación de cracks que saca la ‘Albiceleste’. Se puso por delante de los Higuaín, Agüero y demás, aunque sea por unos minutos. Incluso en algún momento pudo llegar a jugar en Boca Juniors.
“Sonó muchas veces para venir a Boca, pero nunca se concretó”, cuenta Gustavo Pereyra, periodista que cubre el cuadro ‘Xeneize’ desde que tiene uso de razón. “Si mal no recuerdo fue para la temporada 2014 o 2015, cuando se fue Santiago Silva. Era Barcos o Gigliotti y terminó llegando el segundo”.
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El video olvidado de su gol tras pared con Messi
El 20 de septiembre de 2012, en un Superclásico de las Américas que ganó Brasil 2-1 a Argentina, Hernán Barcos hizo su gran debut con la Albiceleste. Fue titular en un equipo plagado de jugadores locales en el que también figuraba Gino Peruzzi. Hoy ambos son compañeros y campeones en Alianza Lima.
Pero el día que más se le recuerda a Barcos con la Albiceleste -y el que seguramente lo cuenta en cada reunión- fue cuando debutó en las Eliminatorias frente a Uruguay y estuvo a un metro de anotar un golazo tras una pared con el mismísimo Lionel Messi.
El 13 de octubre de ese mismo año, Hernán fue convocado para la fecha doble en la que Argentina enfrentaría a Uruguay en Mendoza y a Chile en Santiago. Para el primer encuentro ingresó a los 83 minutos por Gonzalo Higuaín cuando el marcador estaba 3-0 a favor de los suyos con un golazo de tiro libre de Leo pasando el balón por debajo de la barrera.
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Y su primer balón acabó en golazo aunque fue invalidado por offside. El delantero hizo una pared en el área con Messi, pero cuando el actual crack del PSG se la devolvió, él estaba adelantado por un metro. “Fue un error mío no esperar que él me diera ese pase. Son jugadores que tienen muchas más variantes que nosotros. Cuando tú estás con la pelota, por ejemplo, piensas en dos cosas, pero Messi piensa en ocho, ve todo el campo”, contó.
“Bien Hernán, bien. Esto es bueno, aunque no te lo hayan dado, para la gente que no te conoce”, narró el periodista Mariano Closs tras el tanto. Barcos le añadió a uno de sus éxitos el haber compartido vestuario con la ‘Pulga’. Incluso hubo un pasaje en el que el ‘10′ lo salvó.
Los alfajores de Hernán
“Creo que lo más importante de él no fueron los pocos minutos que jugó, sino el hecho de haber llegado a la selección argentina. Ese es el fiel reflejo para entender su carrera como futbolista. Todo le costó, le llegaron demasiado tarde las cosas, pero siempre se sacrificó y fue perseverante”, analiza Emiliano Nunia, el periodista de Villa Trinidad que entrevista a las grandes figuras mundiales.
Hernán cumplió el sueño de todo argentino: vestir la camiseta de su selección. “Yo te traigo porque no tenemos otro ‘9′ que maneje los perfiles mejor que tú”, le dijo Sabella cuando lo convocó. Concentraba con el Cholo Guiñazú porque ambos jugaban en Brasil en ese momento y tenían más comunicación.
Pero en las noches de relajo, los convocados solían juntarse en el cuarto de alguno a jugar al truco, un juego de cartas muy tradicional en Argentina. En una de esas horas de diversión, Barcos llevó los alfajores que había metido a la concentración pero olvidó guardarlas. Cuando llegó Sabella y se dio cuenta dio el grito al cielo.
“Hernán, ¿vienes a la concentración a traer alfajores?”, le llamó la atención. Pero antes de que el ‘9′ se disculpara, Lionel Messi saltó para ayudarlo. “No, no, no, profe, son míos”, dijo y el técnico no tuvo chance de hacer nada. La ‘Pulga’, figura inapelable de la selección, tenía ciertas libertades que el resto de mortales no poseían.
“Si se daban cuenta que eran míos, me limpiaban, ja ja ja”, contó en una entrevista entre risas. Hernán no volvió a ser convocado, pero tiene en el recuerdo el haber representado a su país y haber jugado con Lionel Messi, uno de los mejores jugadores del mundo.