De pronto 30 mil almas caben en el pecho de Sandy Dorador. Si el símbolo íntimo está feliz, Alianza Lima está feliz y si ella derrama lágrimas, el llanto de emoción es de todo el pueblo blanquiazul. Esa es su historia, es la historia de cada uno: cuando los sueños están para cumplirse, Matute puede ser el escenario perfecto.
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Alianza se coronó Bicampeón de la Liga Femenina de Fútbol con Sandy Dorador como la gran abanderada con un gol y una asistencia en el 3-0 sobre Mannucci. Si Adriana Lúcar es la goleadora, Neidy Romero el esfuerzo, Sandy es el corazón. Ese que ahora late más fuerte que nunca recordando a su hermano ‘Sorry’.
Porque el fútbol suele ser la vida misma y Sandy lo ha vivido desde siempre. Las calles de Los Olivos fueron testigos de sus primeras peleas con sus hermanos para que la dejen pegarle al balón junto a ellos. Antepenúltima de diez hermanos (seis hombres y cuatro mujeres), supo esquivar ‘rivales’ desde su casa misma.
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Su historia
Hoy agradece a sus padres que siempre la apoyaron y recuerda a sus hermanos que hasta le pegaban para que deje de jugar ‘este deporte para hombre’. Llora por el recuerdo de su fallecido hermano, y llora por la lesión a la rodilla que sufrió en la final. Llora el hincha que sabe de su historia también.
A los 12 años ya ‘estafaba’. Se ganaba su sencillo jugando los torneos de barrio. Una de sus amigas lo llevó al club Universidad Católica y su historia en el fútbol grande empezaba. “Me ponían porque, por reglamento, necesitaban una menor de 15 en la cancha”, recordó en una entrevista a la FIFA. Sí, el nombre de Sandy es historia en el fútbol peruano, tanto que es la imagen de la Bicolor.
U. Católica y luego a la que llama su segunda casa, JC Sport Girl, donde fue campeona, jugó la Libertadores 2009 y llegó a la Selección. " A los 13 la convocaron a la selección juvenil, a los 15 ya debutaba en la mayor y a los 17 se iniciaba como madre.
“Un día hubo una final en un camal (matadero), me descompuse y vomité. Mi amiga me dijo que no era normal, que viera a un doctor. Jugué igual y ganamos un toro, que vendimos para dividirnos la plata”, relata. Estaba embaraza de cuatro meses. Su mejor gol nació en 2 de agosto del 2007 -vía cesárea- y Uziel pasó a ser su fuerza.
“Pasé de ser la niña que jugaba al fútbol y estudiaba a cambiar pañales”, recordó en una entrevista a El Comercio. Aún con el bebé de pecho, Sandy ya tenía que retomar sus pichangas para ganar entre 100 y 120 soles por partido. Ahora Uziel también quiere ser futbolista. “Es; mi hijo, mi madre y Alianza”. Tres palabras para graficar una vida.
La mejor blanquiazul
Figura indiscutida, su sueño esta jugar en Alianza, tanto que tuvo que organizar una pollada para pagar los 1.500 soles que Cristal le pedía para dejar libre su pase. Por esa novela, no pudo ser presentada en la Noche Blanquiazul 2019, pero su revancha se daría en la cancha.
Es el corazón de donde nacen los pases gol para Adriana Lúcar, los centros para Romero, las paredes con Sandrá Arévalo. Su talento se ha visto recomenzado con el Bicampeonato nacional y con ser una de los ídolos para tantas niñas.
“Es un sueño que tuve desde muy chiquita y lo logré”, dice tras la corona de este jueves, en un Matute con 30 mil personas. Llora por esa emoción, de alegría, la misma que sienten las niñas de su Escuela Deportiva Futuros Talentos, que tiene junto a la también futbolista Fabiola Herrera.
Así es Sandy, la chica de barrio que tuvo que driblear al machismo de la época para llegar a ser grande. Hoy es el corazón de Alianza y medio país late con ella.
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