Alex Ferguson cierra con su retirada del Manchester United una carrera irrepetible en el fútbol mundial tras acumular en 26 años 13 Premier Leaguer y dos Champions League que le definen como el mejor entrenador de la historia de la liga inglesa.
Nacido en 1941 en la localidad escocesa de Govan, cercana a Glasgow, Ferguson inició su andadura en la primera división escocesa en la temporada 1976-77 con el St. Mirren, equipo al que dejó por el Aberdeen en 1979, trece años antes de llegar al club donde ha hecho historia, el Manchester United.
Entre sus marcas más importantes destaca como el segundo entrenador que más tiempo ha aguantado al frente del mismo equipo, más de 26 años desde que llegó a Old Trafford en 1986, según los registros de la UEFA, y en toda su carrera ha ganado 49 trofeos.
Ferguson inició con una victoria por 1-0 en un partido contra el Queens Park Rangers la impresionante trayectoria que durante años ha servido de referencia a técnicos, jugadores y aficionados, y que finaliza a sus 71 años por motivos de salud.
Sus comienzos exigieron la paciencia de la hinchada, que tuvo que esperar siete temporadas hasta ver despegar de nuevo a los ‘Diablos rojos’ en 1993 bajo el liderazgo del delantero francés Eric Cantona tras dos décadas sin sumar ningún trofeo a la estantería.
Ese año conquistaron el primero de los doce títulos de Premier League que acapararía Ferguson, a los que se sumaron dos Ligas de Campeones, en 1999 y 2008.
NUNCA TAMBALEÓ EN EL CARGO En esos 19 años de triunfos nunca ha sido puesta en duda la consistencia de un equipo que solo ha quedado fuera de los dos primeros puestos de la tabla de la liga inglesa en tres ocasiones.
Ni siquiera resultados humillantes como la reciente goleada de los vecinos del Manchester City en Old Trafford (1-6), hicieron tambalear a un técnico que resistió con la misma fortaleza que la institución a la que representa.
Sus años en el banquillo encanecieron su pelo y el de los aficionados lo bastante para permitirle ver cómo, a pesar de que los favoritos a hacerse con la Premier podían variar cada año, el United se mantenía estable mientras otros clubes ascendían de manera fugaz.
Liverpool, Leeds, Blackburn, Newcastle o Arsenal, todos ellos plantaron cara al United alguna vez, pero solo Ferguson resistió en lo más alto.
Y es que el escocés se caracterizó por medir el tiempo desde coordenadas distintas al resto de entrenadores: varias semanas de malos resultados pueden poner en la cuerda floja a cualquier técnico europeo de primer nivel pero, para él, no fueron más que una mala racha pasajera.
Los jugadores que han estado a sus órdenes se debaten entre dos visiones complementarias sobre Ferguson, la del padre que tutela a las jóvenes promesas que él mismo descubre y acompaña hasta lo más alto, y la del entrenador inflexible que no duda en añadir presión a su equipo.
JAMÁS TUVO UN SUCESOR Probablemente el inglés David Beckham todavía recuerde el zapatazo accidental que le propinó Ferguson al golpear una bota tras caer derrotados contra el Arsenal en 2003.
Fue un incidente raro: si lo intentara de nuevo un millón de veces no volvería a ocurrir, porque en ese caso seguiría en activo como jugador, se disculpó entonces el técnico con el centrocampista, que lució una brecha en la ceja durante semanas.
Su hegemonía en el banquillo del Manchester United ha sido tan incontestable que el club no llegó a manejar nunca una lista de posibles sucesores, pese a que su avanzada edad avisaba de que la salida de Old Trafford estaba cada vez más cerca.
Retirarse del banquillo no le alejará del United, con el que se mantendrá unido como director y embajador del club.