Se programan los partidos para que no coincidan con los rezos, los jugadores no pagan impuestos por ser un paraíso fiscal y los jeques no escatiman en desembolsar sus petrodólares cuando de recompensar a sus figuras se trata.
La Liga Profesional Saudí es un universo a miles de kilómetros del que en Occidente se sospecha mucho, pero se sabe poco. A esta liga que se juega en el ámbito nacional desde 1976, acaba de arribar Christofer Gonzales, el mejor futbolista peruano de la temporada pasada. Un volante pausado que puede jugar en distintas posiciones.
Su nuevo club, el Al-Adalah, no es de los más poderosos de Arabia Saudí ni por asomo. No solo acaba de ascender, sino que solo ha tenido una temporada en Primera División desde su fundación en 1984: en el 2019-2020, donde quedó en el último lugar y bajó.
Entonces, ¿qué convenció a ‘Canchita’ de unirse a Christian Cueva (Al-Fateh) y André Carrillo (Al-Hilal) para disputar un torneo entre jeques y príncipes, además de asegurar su futuro? ¿Por qué David Ospina (Al-Nassr), el arquero de la selección de Colombia, acaba de tomar la misma decisión a sus 33 años?
Vigencia y exigencia
Para Víctor Zaferson, scout deportivo, se trata de una liga competitiva, donde se presiona con intensidad, el fútbol es tan veloz como en Europa y donde los extranjeros deben pasar por un filtro: ser jugadores de selección.
“Antes solo fichaban jugadores muy maduros y exseleccionados para atraer espectadores a la Liga. Necesitan venderla, hacer un marketing agresivo. En los últimos años están contratando jugadores más jóvenes, especialmente brasileños. También latinos, entre los 25 y 30 años. Definitivamente, ya no es una liga solo para retirarse, si en algún momento lo fue”, explica.
Actualmente, despliegan su fútbol en los estadios árabes el brasileño Romarinho (Al-Ittihad), excompañero de Paolo Guerrero en el Corinthians; los argentinos Éver Banega (Al-Shabab), mundialista en Rusia 2018, y Ramiro Funes Mori (Al-Nassr), ex-Villarreal; y el camerunés Vincent Aboubakar (Al-Nassr), entre otros. Ninguno tiene más de 35 años. Arabia Saudí no es el cementerio de los elefantes. Así como te pagan te exigen.
“Quieren impacto inmediato. No te esperan. Por ejemplo, Christian Ramos estuvo allá en el Al-Nassr y no rindió. Te pagan para que rindas rápido. Los árabes no aguantan jugadores relajados ni conformistas”, sentencia Zaferson.
Hace poco el Sindicato Mundial de Futbolistas (FIFPRO) le aconsejó a los jugadores profesionales no firmar contratos con una serie de países entre los que figura Arabia Saudí. ¿A qué se debe si apuros económicos es lo que menos existe por allá? El reconocido scout Víctor Zaferson explica: “esto se basa -creo yo- en que los árabes son muy exigentes en la producción de los futbolistas. Si no rindes, dejan de pagarte, te congelan hasta que te vas a préstamo, te dejan libre o te venden a otro club. Literalmente los clubes árabes te ofrecen todas las comodidades para rendir en la cancha, pero, si no respondes, empiezan los problemas”.
Un ejemplo de un conocido nuestro en el Medio Oriente: Jefferson Farfán en Emiratos Árabes Unidos con Al-Jazira, entre el 2015 y el 2016. No explotó y no lo inscribieron en la segunda parte de la Liga.
Top 3 en Asia
A partir de esta temporada, la Liga Saudí permitirá hasta ocho extranjeros por plantel, uno más que en la campaña anterior. Dado que son 16 equipos, habrá cupo para 128 foráneos. De hecho, el Al-Adalah de ‘Canchita’ Gonzales se ha reforzado con cinco extranjeros además de él: el delantero argentino Lautaro Palacios, el extremo colombiano Reinaldo Lenis, el defensa de Guinea Mikael Dyrestam, el defensa suizo Martin Angha y el arquero montenegrino Milan Mijatovic.
“No diría que es una liga para jugadores en el declive de su carrera. A medida que la liga ha mejorado su competitividad, se ha hecho más atractiva tanto para técnicos como para jugadores. Hoy la Liga de Arabia Saudita está entre las tres ligas más competitivas de Asia (junto a Corea y Japón)”, señala Ienzo Duarte analista deportivo y redactor de AlterFútbol, un portal dedicado al seguimiento y difusión de ligas menos mediáticas.
Duarte, además, ensaya ideas sobre por qué en el Medio Oriente Cueva y Carrillo han mostrado su mejor versión. “Pueden jugar más sueltos. Es probable que las diferencias culturales incidan en que estén más concentrados y dedicados. Quizá con menos distracciones. Me parece que a Christofer Gonzales le puede ir bien”, expone.
En medio del estilo frontal y juego rápido para pasar de defensa a ataque, la Liga Profesional Saudí tiene un aspecto por mejorar al que le está prestando cada vez más atención: la inocencia a la hora de defender. En ese sentido, la última temporada ha dado buenas señales: el promedio de goles por partido se redujo: pasó de 3.1 a 2.65 anotaciones por partido.
Para Ienzo Duarte existen dos que podrían contribuir a que Arabia Saudí sea el destino de los próximos seleccionados nacionales: el nivel de los sueldos que ofrecen los clubes, y el desempeño y profesionalismo de los peruanos que actúan en ese campeonato. “Evidentemente tener buenos ‘embajadores’ como Carrillo y Cueva, sirvieron de puerta de entrada para Christofer Gonzales. Lo mismo podríamos decir de la reciente contratación de Pacheco y Sánchez por el Emmen (Países Bajos) en el que destacó Peña y donde Araujo es figura”, agrega.
Víctor Zaferson, en tanto, se anima a lanzar un pronóstico o, en todo caso, a esbozar el horizonte: “Así como va la situación, más peruanos irán a Arabia Saudí antes que a México”. Rendir desde el primer día es la consigna.