"Este no va a ser un equipo que va a jugar lindo pero va a ser difícil para todos los rivales. Hay una corriente ahora de que hay que atacar mucho. A mí no me mueven de mi pensamiento. Trato de transmitirles eso a mis jugadores”, sentenció Edgardo Bauza con la seguridad que lo caracteriza en una entrevista del mes de marzo del 2015 para el diario argentino "El Clarín". El entrenador empezaba defendiéndose de las críticas en su segunda temporada con San Lorenzo, curiosamente tan solo seis meses después de obtener su segunda Copa Libertadores (la primera del equipo argentino en su historia). Así de irónico es el fútbol, pero sobretodo tan ‘deja vu’ en ciertas situaciones, pues el ‘Patón’ empieza a vivir el mismo drama (pero con diferentes actores) con el buzo de la selección argentina. Es cierto, aún no tiene un título que lo respalde con los albicelestes, pero la prensa ha puesto en duda lo mismo que por ese entonces, su tan cuestionada forma de entender el fútbol.
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No importan los tres títulos internacionales que consiguió Edgardo Bauza en su carrera, el periodismo lo vapulea hoy en día llamándolo incapaz. Tampoco que su primera experiencia como técnico llevara al Rosario Central, equipo del cual es hincha, a un subcampeonato de la Copa Commebol en 1998 y luego a una semifinal de la Copa Libertadores en el 2001. Mucho menos que llevara a LDU a coronarse con la única Libertadores (2008) que hoy tiene el fútbol ecuatoriano en sus vitrinas (también se llevó la Recopa Sudamericana en el 2010). Su curriculum importa pamplinas, no merece la selección.
Argentina juega ‘feo’, aunque haber sumado 11 puntos de 21 posibles no parezca tan malo (solo perdió ante Paraguay y Brasil, este último pasó a todos por encima), pues recibió un equipo en cuidados intensivos tras perder tres finales consecutivas en tres años y, con un Lionel Messi (el mejor jugador del mundo) que había sido contundente para expresar su retiro definitivo con la camiseta de la selección nacional con la famosa frase del: “Se terminó para mí; ya está, lo intenté mucho pero no se da”. Bauza fue hasta España y lo convenció de volver, algo que ningún periodista o hincha pudo haber logrado, pero detesta jugar bien, por eso se preocupó en el regreso del '10'.
De otro lado, que Sergio Agüero (1 gol en los últimos 13 partidos que jugó con Argentina), Ángel Di María (5 en los últimos 20 meses) estén por debajo de su nivel hace buen tiempo atrás, tampoco importa. Es que tiene una importancia mínima que Gonzalo Higuaín (8 goles con Argentina en los últimos 21 meses) siga siendo una moneda al aire cada vez que juega por los albicelestes (tres problemas de individualidades ajenos al planteamiento de Bauza) y no asomen variantes que puedan moverles el piso (salvo Paulo Dybala). Pero igual se le critica y se le culpa que Argentina no juega 'bonito' y es pobre ofensivamente.
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Jugar bien no necesariamente es hacerlo bonito
“Mi idea es salir a jugar y ganar en todas las canchas, pero hay formas y maneras. Yo prefiero equipos equilibrados”, declaró Bauza en una entrevista del año pasado. Entonces, los precedentes estaban claros para los directivos de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) que tocaron su puerta. Se sabía que los equipos del ex estratega de Sao Paulo suelen ser virtuosos defensivamente, que lucen poco arriba y que el equilibrio es su marca registrada. Ojo, expresar un fútbol no tan estético no significa jugar mal.
En la última fecha de las Eliminatorias, Argentina fue un buen equipo ante los de Pizzi. Nicolás Otamendi y Marcos Rojo estuvieron gigantes como el Monumental de Buenos Aires para neutralizar a Eduardo Vargas y Alexis Sánchez (entre los dos suman 9 goles en las Eliminatorias). Y ni que decir de la eficacia, fue su mejor aliado, pues en un partido intenso y con pocos espacios para ambas escuadras, Argentina resolvió bien la que tuvo.
“Hicimos un partido de 10 puntos”, dijo el ‘Patón’ y no se equivocó. Por el rival (Chile venía de golear a Uruguay y empatar con Colombia en Barranquilla), el contexto (los sureños habían sido su bestia negra, le ganaron dos finales seguidas), y por cómo se dio el partido (más peleado que jugado), la razón se le debe dar al técnico. Argentina jugó bien, no bonito, pero lo hizo muy bien. Los que se equivocaron fueron los aficionados que llenaron el recinto de River, pues esperaban ver una película de acción, pero recibieron un largometraje de 90 minutos con una trama muy inteligente y un guion perfectamente estructurado por el director, que también es digno de aplaudir.
Argentina va a jugar así mientras Bauza esté al mando y no es tan malo. El último equipo que estuvo cerca de ser campeón del mundo con Argentina fue dirigido por Alejandro Sabella, y manejaba una filosofía muy cercana a que profesa el hoy técnico que fue campeón con Sporting Cristal del Clausura 2004 (equipo en el cual fueron figuras Norberto Araujo, Alberto Rodríguez y Miguel Villalta, todos defensores). Los albicelestes van camino a defender bien (como lo están haciendo, no recibieron goles en los últimos 120 minutos), es cuestión que los de arriba empiezan a mostrar más credenciales y no solo sean nombres, porque parece fácil afirmar que con esa artillería está mal que solo se piense en defender, pero hace rato que esos francotiradores dejaron de ser peligrosos para sus enemigos.
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