Erling Haaland es uno de los delanteros más temibles de Europa por su imponente potencia física; sin embargo, no siempre fue así. Cuando el noruego era parte del Molde, hace solo un par de años, era delgado y “no un gran jugador”. Uno de sus compañeros aseguró que “llegó al club era un tipo pequeño... no era muy bueno que digamos, para ser sincero”. Todo esto cambió cuando pisó el Salzburgo de Austria.
Las palabras provinieron de Ruben Gabrielsen, quien compartió equipo con Haaland entre el 2017 y 2019. En conversación con Get French Football News, el defensor contó cómo vio el radical cambio del joven atacante.
El cambio empezó a darse luego de que Haaland caiga lesionado. “Se puso enfermo, se lesionó, y no lo vimos durante mucho tiempo, y volvió grande... ¡era tan grande! Era un animal diferente”.
Haaland mutó completamente. Ganó altura, aumentó su masa muscular. En ese momento, apareció el preparador físico Borre Steenslid, quien se ocupó de trabajar en su parte física.
“Ganó doce kilos de masa muscular en quince meses. ¡Increíble! Era necesario porque había crecido veinte centímetros en un período breve de tiempo y su cuerpo estaba desequilibrado”, explicó el entrenador.
“Realmente, tuvimos que ‘resetearlo’. Le construimos una musculatura desde cero...”, explicó al periódico español As. : “Su plato era literalmente una montaña llena de comida” cada vez que se sentaba en el buffet del club.
Haaland entrenó en un circuito donde en una de las estaciones tenía que golpear un saco. “Un día lo partió en la mitad”, reconoció Steenslid. “Su cuerpo responde tan bien al entrenamiento porque su genética es privilegiada”.
Ahora, con 20 años, Haaland mide 1.94 metros y pesa 88 kilos. Su contextura física es una de las características que le permite ser de los delanteros más importantes del fútbol mundial.