El Barcelona sumó hoy su segundo triunfo en la actual edición de la Champions League al vencer por 1-0 al Celtic con un gol de Cesc Fábregas al contraataque en un partido con más sudor que vistosidad.
Fábregas hizo de Lionel Messi, lesionado, y salvó una valiosa victoria que sitúa al Barcelona como líder en solitario con seis puntos en dos partidos.
Fue Fábregas quien inicialmente ocupó la posición de Messi en el Barcelona, pero Martino pronto tuvo que cambiar de idea. Como no funcionó como falso delantero, fue Neymar quien dejó la banda para incrustarse en esa posición.
Pero el problema del Barcelona tenía más que ver con el funcionamiento colectivo que con los nombres. Sólo Andrés Iniesta pareció decidido a buscar la profundidad y el desborde. También Neymar en los minutos finales de la primera parte.
Los dos arqueros se fueron al descanso sin intervenir y la única ocasión de peligro la tuvo Neymar con un remate difícil que se fue fuera por poco a cinco minutos del intermedio. Esa primera mitad se pudo resumir así: el Barcelona no pudo y el Celtic no quiso.
A pesar de actuar como local, el conjunto escocés no expuso nada. Hizo más o menos lo de la pasada temporada ante el mismo rival: defender con ocho futbolistas y esperar una ocasión aislada, seguramente a balón parado. Un año atrás le había funcionado.
La primera parte se marchó entre bostezos generalizados ante la falta de juego. Aunque daba la impresión de que el resultado le gustaba más al Celtic que el Barcelona.
La segunda parte comenzó igual, pero a la hora de partido apareció un suceso vital a la postre. Scott Brown le dio una patada alevosa a Neymar sin balón en juego y fue expulsado.
Las consecuencias de ese hecho serían a medio plazo, no a corto. Porque el Barcelona tardó en imponer su superioridad. De hecho, el Celtic tuvo una doble ocasión a los 70 minutos. Primero, Víctor Valdés puso una mano prodigiosa a tiro de Forrets. Y en el saque de esquina posterior, el arquero del Barcelona salió en falso y Mulgrew remató rozando el palo.
Esa doble oportunidad errada por los locales fue decisiva porque el Barcelona marcó su gol en la siguiente acción. Fue al contraataque. Neymar mandó desde el centro a Alexis Sánchez, que acababa de entrar, y el chileno puso un gran centro para el precioso cabezazo de Fábregas.
Ese gol hundió al Celtic, al que ya no le quedaban fuerzas para intentar el empate. El Barcelona aguantó sin mayores problemas y se llevó el triunfo. Tan gris como valioso.