Muy poco tiempo ha transcurrido entre un Barcelona que se paseaba por todos los escenarios, incluso levantando el pie del acelerador para no avasallar a sus rivales, a uno que, sin ir más lejos anoche, acabó un partido asumiendo falta de intensidad y actitud.
El Barcelona necesitaba un punto contra el Ajax para asegurarse el primer puesto del grupo H de la Champions, y así afrontar sin ningún tipo de presión el último partido de la liguilla contra el Celtic ya eliminado y esperar el sorteo de octavos con la garantía de tener el encuentro de vuelta en su estadio.
El Ajax, que no podía menos que luchar por un triunfo para seguir con opciones de agarrar una de las dos plazas para octavos, se tomó el partido más que en serio, ya que pasó por encima de su rival, hasta el punto de conceder la primera aproximación a su área en el minuto 8, aunque al final acabó siendo fuera de juego de Iniesta.
Las dos velocidades que se vieron anoche en el Amsterdam Arena, la efervescente del Ajax y la ramplona y desacompasada del Barza, ilustran una vez más que este año el equipo catalán no sólo tiene problemas con el control del balón o la posesión del mismo, algo impensable hace años, sino con factores como la intensidad o actitud, como así han subrayado algunos de sus jugadores.
Si ir más lejos, anoche el Barça de Gerardo Martino estaba a punto de superar una de las incontables marcas que dejó el conjunto que dirigió durante cuatro año Josep Guardiola con un arranque de 21 partidos sin perder, pero acabó cuajando un encuentro impropio del sello futbolístico que ha paseado la entidad catalana.
En anteriores temporadas, al Barça se le llegó a criticar algunas actuaciones, aunque nunca se le reprochó a través de la autocrítica ni falta de intensidad ni actitud.
Precisamente anoche, tras el varapalo que sufrió en el Amsterdam Arena, no tanto por el resultado ni por la consecuencia del mismo sigue siendo líder del grupo y con un punto ante el Celtic se garantiza esta posición, algunos de sus jugadores no tuvieron más remedio que hablar de actitud.
Primero fue el defensa central Gerard Piqué, quien a la conclusión del partido señaló- que a su equipo le había faltado actitud, declaración que fue asimilada posteriormente por el capitán Carles Puyol, y matizada más tarde por otro de los capitanes, Xavi Hernández, quien señaló que más que falta de actitud de lo que adoleció su equipo fue de ausencia de intensidad.
Sea cual sea el sustantivo elegido desde el vestuario para ejercer la autocrítica ante un partido que el Barcelona desea olvidar cuanto antes, resulta llamativo que haya sido Gerard Piqué quien haya iniciado esta reflexión, cuando precisamente después de otro desastre en Europa del Barça, el año pasado contra el Bayern, llegó a pedir cambios al final de la temporada.
Aún en el campo, y con la afición ajacied celebrando el triunfo contra los azulgranas, Piqué ejerció de portavoz del vestuario barcelonista para explicar lo que había sucedido en el terreno.
Por su parte, Carles Puyol aún echó un poco más de gasolina al fuego al señalar: Cuando regalas una parte no puedes ganar en Europa. Ellos han sido más intensos.
Con el último partido pendiente para cerrar la Champions el 11 de diciembre en el Camp Nou, al Barça se le abre un desafiante calendario en la Liga ante dos rivales en clara ascensión como son el Athletic Club y el Villarreal, ante los que pondrá a prueba si sólo se ha tratado de un accidente, lo acontecido en Amsterdam, o una peligrosa tendencia, además del doble encuentro de Copa frente al Cartagena.