Stamford Bridge sabe de noches de Champions que han remecido sus tribunas desde el corazón de Fulham, al oeste de Londres. Por aquí la estela de Drogba todavía merodea el Bridge. El exterior del estadio está adornado con icónicos murales que rinden homenaje a los legendarios jugadores del club –como Frank Lampard– quien esa noche debía procurar resolver la crisis reciente de los blues, que han dimitido de la lucha por la Premier League hace muchos meses, pese a la multimillonaria inversión hecha en fichajes como João Félix, Enzo Fernández y Mijailo Mudrik que no han conseguido brillar aún.
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La entrada al estadio, con el imponente león del Chelsea custodiando las puertas, nos recuerda que este estadio tiene más de cien años dedicados al fútbol desde que en 1904 fuera adquirido por los hermanos Mears para fundar el Chelsea Football Club. Las gradas azules en medio de la casi siempre nublada Londres, se dividen entre la Shed End, que es quizá la más emblemática, con sus empinadas terrazas que crean un ambiente intimidatorio para los equipos visitantes; la tribuna este que es la más grande de las tribunas y alberga algunos de los palcos corporativos más lujosos del estadio; mientras la tribuna sur, también conocida como tribuna Matthew Harding es la que eligen los hinchas más bravos de los blues, que no son precisamente tan fervorosos e intimidantes como los que hemos escuchado en Anfield por ejemplo.
El terreno de juego es inmaculado así diluvie. Pero el único diluvio de esa noche era el que tenía preparado Rodrygo Goes. El estadio tenía colmadas las cuarenta mil butacas, pero los más de mil seiscientos madridistas aparcados en la Shed End, revivieron otra noche memorable para el Madrid, como aquella del 2022 con Karim Benzema como protagonista con un hat trick.
La victoria del Madrid nunca estuvo en cuestión. No llovió como en el 2022 y, salvo alguna que otra internada de Kai Havertz, un disparo desviado de Kanté y el tiro a quemarropa de Cucurella que Courtois terminó desviando con el milagro nuestro de cada día; el Madrid no sufrió. De hecho, desde la Shed End daba la impresión de que si el Madrid acelaraba terminaría marcando. Así fue en la cabalgada de Rodrygo en el primer gol, pero se hizo más evidente cuando Federico Valverde aceleró en el segundo gol. El Chelsea no conoce la victoria en la segunda aventura de Lampard como técnico y merodea en la insignificancia. Un club tan grande no merece peregrinar por tantos senderos de sufrimiento.
Modric se retiró aplaudido de Stamford Bridge como varias veces lo ha hecho en muchos estadios rivales. Si la renovación del croata dependiera, incluso, de los rivales, ya estaría firmada. En este Champions el Real Madrid aún no ha tenido que emplear la épica a diferencia de la edición anterior donde sobrevivió con artilugios más propios de la nigromancia. No apareció el mejor Benzema, ni se necesitó al mejor Vinicius Jr.. El Madrid lo solventó con oficio. El único trauma que puede ocasionar arrepentimiento es la tercera amarilla que vio Militao y que le harán perderse el choque de ida de semifinales que empiezan en el Santiago Bernabéu, y que se suma a la lesión de Alaba que llegaría contra el tiempo tal vez a la final de la Copa del Rey, sólo días antes de las semifinales.
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La sentencia de Rodrygo ocasionó que las tribunas de Stamford Bridge comenzaran a vaciarse. Le espera el Manchester City del archienemigo Pep Guardiola comandado por su nueva dupla asesina: Erling Haaland y Kevin de Bruyne, que vienen de despedazar al Arsenal de Arteta en un partido que no tuvo equivalencias y parece acercar a los citizens al título de la premier. Es muy difícil que se diga que algún equipo sea favorito contra el Real Madrid en Champions, pero viendo el ritmo descomunal que lleva el equipo de Guardiola sobre el cierre de la temporada, resultaría una hazaña que el Madrid pudiera sacarlos de carrera, sobre todo si tenemos en cuenta que la vuelta se juega en Manchester.
Los románticos del fútbol parecen querer una final del Madrid con algunos de los equipos de Milán. Ancelotti quiere verse las caras con el Milán. La noche cae en el Bridge, y enfría las esquinas de la Shed End, no queda nadie en la tribuna salvo los hinchas del Madrid que no se cansan de cantar mientras todos los jugadores del Madrid desfilan aplaudiendo y agradeciendo, comandados por Nacho Fernández. Stamford Bridge trae muy buenos recuerdos por el 2022 para los merengues. Este no es el Chelsea que hace sólo dos años levantó la Champions, de ese equipo no queda sino un fugaz recuerdo. En Inglaterra quieren que el City destripe para siempre la idea mítica del Real Madrid imbatible en Champions, lo más probable es que el City esté más cerca que nunca.
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